Capítulo 17

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Dublín, Irlanda.

Noel despertó al día siguiente con resaca y miró a su alrededor. Al principio no sabía dónde estaba hasta que vio a su novio entrar al living con una bandeja. Había una mesa frente al sofá. Volvió a mirar a su alrededor y empezó a darse cuenta de que estaba en la casa de Bono.

—Buen día. Ya despertaste —lo saludó sonriendo. Dejó la bandeja sobre la mesa. Usualmente, la mucama era a quien le correspondía llevar la bandeja, pero a Bono le gustaba llevarselá a su novio cuando este lo visitaba.

—Buen día. —Se sentó. Agarró una taza y le dio un sorbo. Bono se sentó junto a él, le acarició la cara, haciendo que Noel lo mirara, y le dio un beso.

—¿Cómo llegué acá? No me acuerdo de nada.

—Llegaste a media noche borracho. Me dijiste que habías llegado a Dublín al mediodía.

–Y...¿hice alguna estupidez?

—No, nada.

—Decime la verdad —insistió.

—Empezaste a besarme y acariciarme. Yo me dejé, pero te detuve cuando quisiste acariciarme ahí abajo. Estabas borracho. Yo no quería que pareciera que me aprovecho. —Noel sonrió un poco y bajó la mirada.

—Lo único que recuerdo es haberte celado con tu ex —dijo poniendosé serio. No dijo nada por unos segundos—. ¿Seguro que no querés volver con él? ¿No volviste con él mientras estuve ausente? —le preguntó mirandoló—. Con él estarías mejor. Él no se droga, no se emborracha, no te da problemas.

—De Aaron no quiero saber más nada por todo lo que hizo. Y no, no volví con él ni volví a ser su amigo. Hasta tengo bloqueado su número. —Se acercó a la mesa que estaba al lado del sofá para agarrar el teléfono inalámbrico y el celular para mostrarle—. ¿Ves? —Noel vio los dos teléfonos y quedó en parte convencido—. Yo te amo a vos pase lo que pase, lo que estás haciendo no es tu intención. En cambio, mi ex de la secundaria sí. Hace todo esto con malas intenciones y es consciente de eso.

—Perdón —dijo bajando la cabeza. Bono le levantó la cara y le dio besos y caricias. Noel volvió a sonreír.

—Aunque no olvido lo de hacer que te rehabilites.

—Bono, no, no quiero que me internes —dijo asustado.

—¿Por qué te pones así? Mirá, si es por lo que te dijo mi ex, no le hagas caso. No te voy a abandonar ni me voy a escapar con él.

—Lo sé, perdón, es que...—No supo qué más decir y largó un suspiro—. Estoy bien; sé controlarme. —Dejaron el tema de lado y siguieron desayunando.

—Tus cosas están en un hotel supongo. Digo, no creo que te hayas venido desde Mánchester hasta acá sin nada.

—Sí, están en un hotel —confirmó y mordió otra tostada.

—Después de desayunar vamos por ellas.

—Creo que en mi estado es mejor que no conviva con vos.

—No digás estupideces. Sabés que esta también es tu casa, así como también es la casa de mis hijos.

—Está bien —dijo convencido—. Hablando de eso, creo que deberías mudarte. No quiero sonar controlador, pero es que tu ex vive en este mismo barrio.

—No ha jodido mucho, debe haber tenido muchas cirugías.

—¿Cuántas veces te acosó?

—Sólo una vez.

—¿Qué te dijo?

—Lo mismo de siempre: rogarme y meterse con mis hijos. Lo único nuevo fue que me estabas manipulando al haber desaparecido. Pero es sólo cuestión de ignorarlo: no saludarlo o cambiarme de vereda.

Aceptación 3Where stories live. Discover now