22. Canicas

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Pop. Pop. Pop.

Se escuchaba por todo el lugar. Burbujas. Eran burbujas de todos los tamaños, algunas llegaban hasta el cielo y otras no lograban subir más del suelo.

- Jajajaja, ¡wuju! - los habitantes se sorprendieron por una risas y gritos infantiles venir del cielo.

-¿será que un niño subió por accidente?

- Puede ser, pero es peligroso puede explotar la bubuja estando arriba- apenas terminó de hablar la persona se escucho el tronar de una burbuja.

Esperaron que cayera, pero nada paso. Salvo un reno raza mapache corriendo de un lado a otro mientras veia pada arriba.

-¡Agh! ¡Mika! - grito entre desesperación y terror - ¡Baja de ahí! ¡Te caeras!

Pero la niña no lo escuchaba, ella era feliz saltando de burbuja en bubuja cada que estaban apunto de explotar, después de todo ¿qué aventura es aventura sin un poco de riesgo o diversión?

- ¡Mika! - y sacar canas a la gente.

- JAJAJAJAJA - en su rostro una gran sonrisa estaba dibujada. Lástima que nadie pudiera verla desde abajo, su sonrisa se extendía de extremo a extremo, una hilera de blancos dientes se mostraban. Lo más llamativo era el propio brillo de sus ojos por la felicidad que en ese momento sentía. Tal parecía que su sonrisa la heredó de...

- ¡MIKAAA! - grito el reno-mapache con horro al ver la caer de la burbuja. Sin pensarlo bien, corrió pada intentar atraparla solo para que no mirar que frente de él había una piscina (¿por qué? Turismo)

La gente alrededor escucharon dos splash, uno más fuerte que el otro.

'No puedo cuidar a tu hija, Nami. Es peligroso' fue lo último que pensó antes de caer inconsciente.

Al extremo de la isla, la familia de tres caminaba tranquilo por el lugar. El hombre mayor y el niño llevaban cajas llenas de despena, iban tan llenas que parecía listos para navegar por semanas sin tocar tierra. Pero no, solo llevaban comida para una fiesta. Para celebrar el cumpleaños de Mika.

- Creo que tenemos todo - señalo la rubia, que solo llevaba una canasta con manzanas, mientras leía una lista- solo faltan sandías.

- ¿No por ellas había ido, Zoro-san?

-¿qué? No. El debía acampañarnos a la costa por pescado.

- Pues ya no esta - señalo el espacio vacio a su lado.

- ¡Ese maldito marimo! - gruño apretando el cigarrillo entre sus dientes. En ese momento se fijo en la cima de un árbol, había el número 19 impreso en el - mierda... - se giro a sus hijos- muy bien será mejor regresar.

- ¿ah? ¿por qué? Estamos más cerca de este embarcadero, viejo.

- Zeff tiene razón.

Suspiro, verlos era como verse cuando era más joven. Con su pulgar señalo el número- Ven ese número, señala el embarcadero donde estamos. Entre más cerca estemos de los primeros 10 dígitos más peligroso es - endurecio su mirada -. Entienden, no quiero que por ningún motivo vayan ahí.

- ¿Un lugar peligroso? - la rubia miro a su mellizo, ignorando a su padre.

- A Mika-chan le gustará visitarlo- ambos sonrieron mientras confabulaban.

- ¡Eh dicho! - dio un coscorron a su hijo - ¡no van a ir ahí! - agarro la mano de su hija y empezó a caminar- ¡vamos! Ay que ver si los encargados de la decoración van bien.

Realmente no iban para nada bien, sobretodo si se cuenta con las interrupciones no intencionales del capitán que por accidente rompía una que otra cosa, no eran grandes daños pero tampoco reparables.

La aventura De MikaWhere stories live. Discover now