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Jung Hoseok se encontraba en una bata blanca, mientras regaba una planta que había en el pasillo cerca de su cuarto, el omega sonrió feliz, sintiendo el aroma de la tierra mojada, se giró viendo en dirección de Zelo, el cual dormía en una esquina de aquel pasillo del segundo piso y sobre la silla, se mantenía Seo Kang Joon que leía un libro, concentrado. El más joven se le acercó.

—Escuché que usted ha pasado mucho tiempo viajando entre ciudades. Yo no he salido nunca de este castillo, solo cuando fue mi fiesta de debut—aquel hombre alzó el rostro y dejó el libro a un lado para prestar atención a su señor—¿Cómo es?

—Dependería de que país es; pero en la mayoría de las capitales, las ciudades son muy brillosas en la noche, las parejas caminan agarrados de la calle, la gente pasea y entra a tiendas, donde comprarán ricos pastelillos o algún traje nuevo que se encuentre a la moda.

Los ojos de Jung Hoseok se iluminaron al escuchar aquella información, se acercó al demonio, agarrando las manos ajenas.

El protector del Noblesse fijó su mirada sobre el vientre crecido de seis meses, en ese tiempo, por lo que tenía entendido, Kim Namjoon se encontraba en un viaje del exterior y se tardaría un tiempo más en regresar. Llevarse con el joven Jung, no era un problema, era agradable y muy jovial, pasaba sus días estudiando en la mañana, en la tarde se distraía en clases de pintura y después tomaba el té antes de que cayera el sol, cuando llegaba la hora del ocaso, leía algún libro en la biblioteca del castillo.

—¡Vaya, suena muy hermoso!

—¿Acaso nunca ha ido a la capital?

—No, el Patriarca suele ir cuando tiene reuniones importantes del trabajo; pero creo que la única vez que he salido, ha sido al pueblo que se encuentra abajo—comentó con tranquilidad.

—¿Acaso te tiene como un prisionero?

—¡Claro que no! este lugar es grande y jamás me hace falta algo.

—Sigue siendo una jaula de oro, joven Jung—aclaró aquel demonio, miró pensativo a los lados—¿Y si quisieras ir al pueblo, te darían permiso?

—No puedo salir, afuera es peligroso...¡Oh, cierto! quiero enseñarle algo—rió feliz.

El joven vampiro tomó la mano de aquel demonio y lo guió en dirección de un cuarto, subieron unas escaleras que guiaban al tercer piso, cuando llegaron, el castaño abrió con cuidado una puerta blanca. El pelinegro no entendía que deseaba su señor mostrarle con tanta emoción.

—Puedo pasar mis días en este cuarto—se acercó a una estantería que tenía muchas figuras distintas pero parecían ser del mismo artista—, el Patriarca no se ha dado cuenta; pero he tomado esto cada dia que tiene una nueva—sonrió divertido.

El demonio contempló aquel montón de figuras de porcelana blanca, estaba seguro que habían más de 100 allí metidas, no es que el tipo no se haya dado cuenta, simplemente prefería ignorar la situación. No creía que un vampiro como ese líder no se preguntara porque desaparecían sus figuras de adorno.



Kim Namjoon contempló el gato que estaba metido en una pequeña jaula, enarcó una ceja y sacó del bolsillo de su saco una baraja de juego de cartas. Aquel animal le contempló de forma sospechosa y no confiado—No debes extrañar a tus dueños anteriores, comparado conmigo, eran unos pobretones, tendrás comida al tiempo y tendrás tres sirvientas solo para tí, tu único trabajo será...que mantengas a cierto joven muy quieto—dijo como si aquel gato le fuera a entender lo que había dicho. Dirigió su mirada a la izquierda, contemplando como el tren pasaba a gran velocidad aquellos campos de tulipanes, su ceño se frunció. Secuestrar a esa gata blanca, no fue mucho problema en sí, aunque sintió un poco de pena por aquella hija del sub-cabecilla que podría estar buscando a su mascota en el hotel.

Namseok||NobilityWhere stories live. Discover now