☆Will contra las cebollas☆

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Después de una ajetreada tarde para el Doctor Hannibal Lecter, comprando la mayor variedad de frutas, condimentos y verduras selectas para sus platillos, tenía frente a él a su hermoso hombre, Will Graham, dormido en el sillón de la sala de estar.

—Will, ya estoy aquí —se anunció el mayor, llegando con sus manos llenas de bolsas de compras.

—¿Qué? —Will, medio dormido, casi no abrió sus ojos, pero al notar el gran peso que Hannibal llevaba se levantó como si le hubieran pinchado con un alfiler y tomó las bolsas más pesadas —¿Dónde las dejo?

—Déjalas en la mesa de la cocina. Voy a ir a tomar un baño, ¿sí? Enseguida hago la cena.

Seguido de esto, Will se adentró a la cocina, haciendo que Hannibal lo pierda de vista. El mayor se dirigió directamente al baño, dejando que toda el agua cayera en su tina; definitivamente necesitaba un baño de burbujas y tranquilidad durante 15 minutos.

Hannibal dejó su ropa ya usada en el canasto de la ropa sucia, puso algo de música clásica y sumergió su cuerpo en el agua caliente, esperando relajarse un poco.

Los primeros 5 minutos fueron tranquilos, estaba pensando en su día y como el precio del tomate había aumentado estrepitosamente. No era algo que le dejara sin cuidado, pero era curioso ver como hasta las verduras subían de precio.

A los 10 minutos empezó a usar sus productos de higiene personal, lavó su cabeza, su cuerpo y vio cómo poco a poco el agua empezaba a tornarse espumosa por la cantidad de productos que ocupaba para mantenerse a sí mismo cuidado.

Los últimos 5 minutos se encontraba en la verdadera tranquilidad, se sentía uno solo con el agua y todos sus músculos se empezaban a relajar... todo hubiera seguido así, si no hubiera oído primero unos pasos estruendosos  y seguido de la puerta del baño chocando contra la pared.

—¡Hannibal! —Will entró al baño con desesperación, sus ojos estaban rojos y llorosos —¡Dios, me arden demasiado los ojos!

—¿Qué sucedió? —preguntó tratando de mantener la calma —¿Por qué estás llorando?

—Saqué una de esas ramitas blancas, las limpié y las empecé a cortar. Me empezó a arder mucho.

—¿A qué te refieres con ramitas blancas?

—Las ramitas blancas que tienen verde al principio, ¡Agh! ¡Me está quemando!

Hannibal analizó la situación y pensando cuál era la dichosa ramita blanca de la que Will hablaba, cuando un foquito se iluminó en su cabeza...

—Hablas de la cebolla blanca.

—Sí, supongo que esa —Will se empezó a frotar los ojos con desesperación tan solo aumentando el ardor de sus ojos color cielo. —Ten piedad, haz algo.

—¡No hagas eso! Mojate con agua —el mayor veía la escena con desesperación y algo de gracia, no podía creer que Will no supiera que la cebolla podía hacer que los ojos sufran.

Will, en su desespero se agachó frente a Hannibal y metió el rostro en la tina de agua en la que Hannibal estaba dentro. Al sentir el agua en sus ojos sintió una breve sensación de alivio que se vio opacada, pues el agua tenía la gran mezcla de productos de higiene que Hannibal había usado minutos antes.

—¡Ay, Hannibal! ¡Se me van a caer los ojos!

☆☆☆☆☆

—¿Ya te sientes mejor?

—Es la última vez en mi vida que entro a tu cocina por voluntad propia —dijo Will —Quería hacer tu trabajo en la cocina menos estresante porque te vi cansado...

—Sabes que cocinar para ti me relaja, pero aún así, agradezco el gesto, Will.

—Eso nisiquiera tiene lógica, ¿cómo te va a gustar cocinar sabiendo que esto puede pasar?

—¿De verdad creías que la cebolla no ardía? Eso se muestra hasta en los dibujos para niños, amor.

—Pensaba que lo hacían para dar gracia. No creí que de verdad tuvieran ese efecto.

—Tan inocente... te ves lindo con la cara roja.

—Espera... ¿tengo la cara roja?

—Y mucho.

Hannibal finalmente se acercó a Will para darle un beso dulce en sus ojos rojizos, eso extrañamente hizo que el color carmesí se dispersara hacía sus mejillas.

☆ONE SHOTS☆ HANNIGRAM Where stories live. Discover now