☆little adolescence☆

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—¡Ay, no! ¿Por qué me veo tan horrible?

—Tranquila, Abi. Estás pasando por muchos cambios en tu cuerpo y los granitos en el rostro son normales —Hannibal estaba sentado en la cama de Abigail, tratando de consolarla. Últimamente la pre-adolescente era un mar de sentimientos.

—Es que no es justo que papá Will y tú tengan el rostro tan perfecto y yo parezca un volcán —replicó sollozando —Maldita pubertad.

El mayor quería reírse del comentario de su hija, pero su voluntad fue más fuerte y como pudo reprimió la risa que amenazaba con salir en cualquier momento.

—Déjame ver tu rostro —el mayor animó a la chica, ella levantó su rostro que minutos antes estaba tapando con una almohada. Al verlo, Hannibal intentó disimular la sorpresa para no hacerla sentir peor, tenía varios brotes de acné alrededor de sus hermosas mejillas —Si sirve de algo, podemos ir al dermatologo junto con papá Will.

—¿No es muy costoso?

—Mi niña, esas cosas no afectan mi economía y además, movería cielo y tierra para que tú y tu padre sean felices siempre.

—Muchas gracias, papá —Abigail sintió mucha emoción y con lágrimas amenazando con salir de sus ojos le dio un abrazo a su padre —No quiero verme fea.

—¿Y me podrías contar por qué vino la obsesión con tu rostro? Siempre has sido muy segura de ti misma.

—No... te vas a molestar —dijo con vergüenza.

—Abigail, sabes que te amo con todo mi corazón, hija. Puedes confiarme las cosas.

La adolescente suspiró y pensó en sí debía hablar de ello con su padre, sabía que él era muy protector y sin duda le molestaría si alguien decidía faltarle el respeto a su hija o esposo, pero necesitaba sacarlo.

—¿Recuerdas a Vincent?

—¿El muchacho que vino a hacer un cartel para su trabajo grupal de biología? Parecía agradable, ¿que sucede con él?

—Es que yo sentía algo por él desde hace mucho —admitió con vergüenza —Y cuando estábamos en tu biblioteca casi nos damos un beso, pero él me rechazó por tener un granito cerca del labio.

—Oh, mi pequeña. Al menos no desperdiciaste tu primer beso con un chico tan idiota como él.

—Desde entonces me siento muy mal por eso, papá, pero creo que tienes razón.

—Claro que tengo razón y no te preocupes, vamos a solucionar este problema.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

—¿Me estás diciendo que rechazaron a nuestra niña por un granito? —preguntó Will totalmente indignado.

—Sí y yo que te he aceptado estando tú hasta cuatro días sin tocar el agua. Ese chico no tiene ni idea de lo que es bueno...

Will le lanzó una mirada de muerte a Hannibal, no habían sido cuatro días, sino seis y eso había sido por culpa de los delirios y su encefalitis.

—Es que me parece increíble. Ella es realmente bella e inteligente, es una Graham-Lecter y se ha dejado ver afectada por ese muchacho espantoso —Will estaba fúrico y cada que recordaba lo que Hannibal le había contado, su sed de venganza aumentaba.

—Eso lo tengo muy presente. Abigail no puede ser humillada así.

—En fin, tenemos que hacer algo. No podemos dejar que ese chico siga cerca de Abigail.

—Dame ideas, mi mangosta.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

—¡No me lo van a creer! —Abigail había llegado del instituto y se dirigió rápidamente a la habitación de sus padres.

—¿Qué sucede, cariño? —preguntó Hannibal apartando sus ojos del libro que leía y Will bajaba el volumen de la TV

—¿Recuerdan a Vincent?

—¿Ese no era el chico que invitaste a la casa para hacer una tarea? —Will intentó hacerse el desentendido. —Sí, lo recuerdo bien. ¿Qué pasó?

—Hoy hicieron revisión de mochilas en mi salón por una llamada anónima y cuando revisaron la de Vincent encontraron una bolsa repleta de cocaína. ¿Pueden creerlo?

Hannibal y Will se miraron fingiendo sorpresa. Tenían al muchacho entre ceja y ceja.

—No te puedo creer —expresó Will.

—Pero no nos dejes con la duda, ¿qué hicieron los maestros?

—El maestro Chilton lo llevó a la oficina del director y creo que lo van a enviar a la correccional de menores. No lo creí de él.

—Me parece perfecto. Es un instituto con mucho prestigio —Will intentaba ocultar una sonrisa victoriosa —Estoy seguro de que no era para consumo propio.

—Es cierto, cariño. ¿A ti nunca intento ofrecerte ninguna de esas sustancias?

—No, para nada. Si hubiera sido así les hubiera contado a ustedes en cuanto antes.

Hannibal y Will sonrieron, se sentían orgullosos de tener una hija que confiara tanto en sus padres. Eso siempre ha sido raro entre las familias y no podían evitar sentirse felices de ser unos en un millón.

—Bueno, hoy fue un día muy estresante con todo lo que ha sucedido. Papá Hannibal, ¿puedo ir a dormir? Voy a comer más tarde, ¿sí?

Hannibal iba a negarse, su hora favorita para pasar junto a su familia era en el comedor, pero Will le dio un pequeño pellizco, eso significaba que quería que le de el visto bueno a su niña.

—Solo por hoy. Estoy seguro de que estás siendo excelente y mereces descansar ese cerebrito.

—Oh, los amo muchísimo —Abigail se acercó hacia ambos y les dio un abrazo a sus dos padres.

—Nosotros te amamos mucho más a ti — afirmó Will.

—Nunca lo llegues a poner en duda —agregó Hannibal.

Abigail salió feliz de la habitación y cerró la puerta para poder devolverle a sus padres la privacidad que habían perdido minutos antes.

—Hannibal, ¿no crees que exageramos un poco?

—Vicent hizo que nuestra hija tenga problemas con su autoestima. Debería sentir gratitud, solo será enviado a una correccional. Creo que eso es lo más ligero que hemos hecho en todos estos años juntos.

—Tienes razón —Will apegó su cabeza sobre el pecho de su esposo —Hannibal, ¿no crees que deberíamos aprovechar y  celebrar este momento?

Hannibal no lo pensó dos veces y se abalanzó sobre Will repartiendole diversos besos. Sentía inmensa plenitud al tener una vida que muchos envidiarían.

—Hace mucho que no hacemos nada. Solo sube el volumen de la TV.

—Dame un segundo —Will tomó el control y con rapidez puso música en un volumen relativamente alto. Merecían tomarse un momento para ellos después de haber completado su venganza por y para el amor de su vida, su hija.

☆ONE SHOTS☆ HANNIGRAM Where stories live. Discover now