☆Adam★

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En la oscuridad de la madrugada, Hannibal y Will se encontraban en vela. Su hijo mayor, Adam, había pedido permiso para salir con un "amigo" durante la tarde, mas el tiempo pasó volando y sin darse cuenta ya eran las 2:00 am.

—Will —el mayor despertó a su esposo tocando su hombro —Un auto se está estacionando afuera de la casa.

El menor de un brinco se asomó a la ventana y con la tenue luz de los faroles ambos pudieron mirar como su primogénito salía de un auto de muy mal ver.

—Voy a salir —susurró Will con enojó.

—No, cariño. Deja que él entre y haremos las preguntas.

Hannibal y Will se posicionaron juntos en el sillón de su hogar, expectantes al sonido de las llaves y de los pasos torpes de Adam por fuera mientras este seguía una vaga conversación con alguien que para los padres era desconocido. Al entrar, este emanaba un ligero olor a alcohol que Hannibal pudo reconocer de inmediato.

Tal parecía que el chico no se había percatado de la presencia de sus padres y, sin ninguna clase de vergüenza, jaló la camisa del hombre que le acompañaba y empezó a besarlo. Will y Hannibal se miraron al mismo tiempo con indignación, así que antes de que los chicos pudieran hacer algo más, Hannibal exclamó palabras que pasmaron a Adam al instante:

—Buenas noches, hijo —Adam se paralizó al instante y empujó con algo de fuerza a Nigel hacia la salida, prendiendo las luces de la sala en el proceso.

—Padres, yo puedo explicarlo...

—Adam, hazlo entrar —ordenó Will con autoridad.

—¿Qué? No, él ya se iba —animó Adam estando próximo a cerrar la puerta de la casa.

—Tu padre te dio una orden, Adam —apoyó Hannibal —Obedece.

El primogénito se removió de manera torpe volviendo a abrir la puerta que había dejado entrecerrada.

—¡Nigel! ¿Puedes venir?

Una figura masculina y alta se asomó entre las sombras. Él era el tal "Nigel" que minutos antes habían visto destramparce con su hijo. Un chico imponente, quizás de 1.80 metros al igual que Hannibal y con un tatuaje muy llamativo a la altura de su cuello.

—Así que tú eres Nigel — Hannibal lo inspeccionó de arriba a abajo.

—Sí, señor. Es un gusto —respondió el tatuado con algo de recelo, extendiendo su mano para estrecharla con la de Hannibal, cosa que el mayor no aprobó; dejando a Nigel con la mano en el aire —Entonces no es un gusto, al parecer —susurró para él mismo.

—¿De dónde vienen? —preguntó Will —Apestan a alcohol.

—Nigel me invitó a la fiesta de cumpleaños de su amigo Duncan... creo que es ruso o algo así.

—No conocíamos a ese tal Duncan.

—Es estudiante de la universidad de Nigel.

—¿Universidad? Parece de 30 años. —se sorprendió Will —¿Cuántos años tienes Nigel?

—Tengo 19 años, señor —Nigel estaba fastidiado, el interrogatorio le parecía inherente.

Will y Hannnibal se miraron al mismo tiempo y se apartaron hacia la cocina del hogar.

—Se ven muy mal, amor. Me sorprende que Nigel no haya chocado el auto a medio camino —expresó Will con preocupación —Yo creo que lo mejor será que lo lleves a su casa.

—¿Por qué no lo haces tú?

—Porque Adam confía más en mí —admitió sin pena —Yo sé que él me contará que hicieron. Tú, por el contrario, puedes llevarlo a su casa y averiguar más sobre él.

☆☆☆☆★☆☆☆☆

—Tuvieron sexo —confesó Will cuando Hannibal finalmente se acostó dentro de la cama después de haber dejado a Nigel en casa.

—Lo intuí cuando vi los preservativos en la parte de atrás del auto del muchacho.

—Me lo dijo llorando, Hannibal. Confesó que le gustó y que Nigel le había hecho sentir muy bien, pero se sentía culpable.

—Salió a su padre.

Will le dio una patada por debajo de las cobijas. Es cierto, en su primera vez con un hombre –o sea, Hannibal– Will se sintió culpable.

—¿Crees que sea bueno para él?

—Será una gran experiencia, para él, para ti y para mí —el mayor necesitaba decir algo más —No es totalmente de mi agrado, mas el mocoso borracho empezó a parlar acerca de lo mucho que ama a Adam y que desea nuestra bendición... fue extraño hasta para mí.

—Deberíamos considerarlo, es el primer chico que nos presenta.

—Vamos a considerarlo mañana temprano. Son las cuatro de la madrugada y necesitamos despertar temprano.

—Pero mañana es domingo. No tenemos trabajo.

—Yo sí necesito dormir, Will. Te amo, mi querida mylimasis —terminó diciendo Hannibal abrazando el cuerpo de Will y cerrando los ojos. No quería sabes más del tema por lo que restaba de la noche.

☆ONE SHOTS☆ HANNIGRAM Where stories live. Discover now