Hermoso atardecer

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Después de aquella conversación en la que ambos pudieron conectar un poco más, las cosas pintaban mucho mejor; un futuro donde sus lazos se fortalecían. Phil pudo darse un baño la noche anterior, se sentía fresco y su humor había mejorado bastante. El único inconveniente era el diseño de la ropa: una camisa de mangas largas y unos pantalones de tela vieja con colores gastados debido a su antigüedad y uso. Aunque no era algo realmente importante en ese momento, Phil no podía evitar sentirse triste al no tener su atuendo cotidiano y vestir colores tan simples.

Missa le comentó sobre el uso de colores en la ropa, algo inusual para la clase más baja, donde solo las personas con poder y estatus usaban ropa como la de Phil. Todo eso se debía a que, gracias a las guerras, la distribución de tintes y telas se redujo considerablemente, convirtiendo estas cosas en exclusivas o sumamente raras de obtener. Si Phil fuese a una aldea utilizando el atuendo con el que llegó, lo tomarían como un noble. Missa también explicó que él tenía un peto de cuero violeta porque fue con lo que despertó después de perder la memoria, aunque está seguro de que le robaron algunas de sus prendas. El peto no le fue retirado porque despertó a tiempo. De todas maneras, Missa no parece estar interesado en esos temas y la ropa no es algo que le llame la atención, simplemente no ha vendido su peto porque es lo único que le queda de su "otra" vida; siendo también la razón por la que usa una capucha de cuerpo completo; no quiere que alguien intente robarle su única posesión costosa.

De todas maneras, Missa le prometió a Phil que buscaría utensilios para arreglar su otra ropa. A veces se podían encontrar hilos y esas cosas con mercaderes ambulantes o en pueblos lejanos que aún no hubieran sido alcanzados por la devastación total, eran sumamente caros, pero ya encontrarían una solución.

Ese día, a Missa se le ocurrió una idea y pasó varias horas fuera de la casa construyendo. A veces se le escuchaba quejarse y otras regañarse a si mismo. Para cuando el sol empezó a descender y el atardecer se acercaba, Missa había terminado. Al terminar, entró apresuradamente en casa, asustando al pobre Phil, que estaba en la cama tallando sus muñecos de madera.

¡Lo acabé! – Exclamó Missa muy entusiasmado, casi cayéndose de emoción. –

¿Qué cosa? – Preguntó Phil con curiosidad, deteniéndose en su tallado y dejando la madera a un lado. –

¡Una sorpresa! ¡Te encantará!

Con emoción, el pelinegro se acercó a su compañero, confiado en lo que había hecho y seguro de que sería del agrado de Phil. Con mucho cuidado, hizo que Phil bajara de la cama, apoyando todo su peso en sus hombros y sujetando firmemente su cintura. Phil podía caminar, pero no mantenerse en pie debido al dolor, así que Missa decidió convertirse en su soporte. El pelinegro era débil, no tenía la suficiente fuerza para cargar al rubio, y su debilidad había aumentado con sus preocupantes ayunos; aun así, se esforzaba en cualquier cosa que su compañero necesitara o deseara, mostrando determinación y compromiso en hacerlo feliz.

El sorprendido Phil solo pudo dejarse llevar, procurando no hacer cargar con todo su cuerpo a su compañero. Estaba expectante por la sorpresa, especialmente porque sabía que Missa había estado trabajando en ello todo el día. A paso lento, el pelinegro sacó a Phil de la casa, asegurándose de no lastimarlo ni hacer movimientos que pudieran dañar su cuerpo. Les tomó un tiempo, pero finalmente llegaron a la sorpresa de Missa: un "trono".

Missa comprendió que Phil se sentía sofocado dentro de casa, como un ave en una jaula, así que decidió hacer algo por él para que pudiera estar fuera. Construyó una pequeña zona pegada a la casa, donde no tuviera que avanzar mucho ni estuviera demasiado lejos. Consiguiendo piedras lisas de diferentes tamaños que no tuvieran huecos ni picos, las acomodó y apiló de tal forma que al sentarse se pudieran subir los pies y apoyar la espalda, creando algo similar a una silla o un trono de algún rey, aunque un poco duro. Además, se tomó la libertad de construir un pequeño techo con tablones sueltos, colocando encima de ellos algunas telas gruesas y sacos de vegetales viejos para que el sol no pudiera traspasar los tablones y proporcionar sombra, creando así un sitio exclusivo desde donde se podía observar el atardecer.

El regalo, cuanto menos inesperado, hizo que Phil se sintiera sumamente feliz, sonriendo con emoción. El valor que el rubio le daba a estos detalles era increíble; ha conservado regalos tan pequeños por años. No tenía palabras para expresar su gratitud hacia su compañero; simplemente era hermoso y se sentía increíblemente feliz. Missa ayudó a Phil a sentarse y acomodar sus pies, dándole la oportunidad de observar el páramo que tenían alrededor y, mejor aún, contemplar el pronto atardecer. No era el sitio más cómodo, pues las piedras por naturaleza son incómodas a pesar de estar lisas, y el respaldo, al ser piedras apiladas, solían moverse un poco, especialmente con los movimientos de las alas de Phil. Aun así, no parecía que se fueran a caer, ya que estaban pegadas con una especie de barro grisáceo. A pesar de todos estos detalles, el sitio era perfecto; no era el mejor, pero era especial. Mientras observaba la puesta del sol, Phil solo pudo sonreír, cerrando por unos momentos sus ojos y sintiendo la cálida brisa acariciar sus mejillas.

Gracias, Missa... – Dijo Phil con suavidad –

Las palabras del rubio, cargadas de agradecimiento y ternura, hicieron que el corazón del pelinegro se estrujara, sintiendo un cosquilleo en sus mejillas. Un rubor rosado se apoderó de Missa, percibiendo su cuerpo flaquear con un extraño sentimiento que se desbordaba de su pecho. ¿Por qué se sentía tan vulnerable con solo unas palabras...? De algún modo, desde esa posición, Philza se veía radiante, como un ángel que brillaba con ese anaranjado atardecer; el tesoro dorado más hermoso que superaba cualquier joya. Por unos segundos, las cuencas de la máscara del pelinegro, que hasta ese momento solo se veía con dos puntos blancos, proyectaron un par de ojos color violeta brillantes, llenos de ilusión y sosiego. Philza era un sol, uno que consiguió cautivar a una "luna". Definitivamente, vendrán buenos días... O eso esperaban.

Dulce Deseo | QSMP | | AU | | DeathDuo |Where stories live. Discover now