Cuervos y más cuervos

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La aparición tan repentina del pequeño animal dejó muy sorprendido a Philza; no era algo que estuviera esperando. ¿Mumza lo había mandado? De algún modo, su corazón se sentía agradecido de saber que su amada esposa se había puesto en contacto con él. Casi había pasado un mes desde la última vez que conversaron, extrañaba escuchar su voz. El cuervo restregaba su pico en las mejillas de Phil, hasta parecía que estaba llorando de felicidad. Levantándose con algo de dificultad debido al golpe, el rubio acarició la pequeña cabeza de su cuervo, que seguía pegado a su rostro, abrazando su mejilla con sus alas. Era reconfortante ver "rostros" conocidos.

– Polly, es tan bueno verte. – Phil sonrió, cerrando por unos momentos sus ojos en señal de comodidad.

– ¡Dadza! Dadza, estábamos tan preocupados... Todos te estábamos buscando, pero no sabíamos exactamente en qué lugar estabas. ¡Fueron muchos días de vuelo! Estoy muy exhausta... ¡Pero valió la pena! Algo me decía que estabas cerca. ¡Debo decirle a todos que estás aquí! ¡Harán una fiesta cuando se enteren! – El agitado pájaro estaba lo suficientemente entusiasmado como para salir volando a toda prisa.

– Tranquila, tranquila, primero descansa, has hecho un largo recorrido. – Phil relajó a su acelerada polluela.

Con más calma, el cuervo soltó el rostro de su dueño, posicionándose en su hombro. Realmente estaba agitada, así que decidió descansar, metiendo sus patitas dentro de su plumaje, quedándose como un pequeño bollo negro en el hombro de Phil. Decidiendo dejar sus actividades por ese día, Phil regresó a la casa. Al entrar, se sentó en una silla vieja, tomando al cuervo entre sus manos para poder conversar mejor. Polly era de los cuervos más jóvenes; ella era pequeña y cabía perfectamente en las manos de Phil.

– ¿Cómo está Kristin? Ella... ¿Está bien? ¿Está comiendo y tomando descansos? – La preocupación en la voz del rubio era evidente.

– ¡Mumza está bien! Solo que un poco triste... Pero estamos haciendo todo lo posible para ayudarla y hacerla feliz. ¡Te extraña mucho! Siempre pregunta por ti. – Extendiendo sus alas, Polly intentó expresarse.

– Entiendo... Yo también la extraño. Me alegra saber que se encuentra bien. Debe tener mucho trabajo, espero que no sea tan agobiante.

Polly desconocía el sello de Phil y la maldición que tenía encima, al igual que todos los demás cuervos. Las conversaciones de las Diosas solían ser privadas para evitar filtraciones, y aunque Mumza confiara en todos los cuervos, debía mantener ese protocolo de seguridad. Por el momento, Mumza no quería preocupar a su esposo con eso ni adelantarse a los acontecimientos; debía investigar a fondo esa situación antes de hacer algún movimiento.

Polly había estado revisando la casa desde que su dueño entró con ella. La casa le parecía linda por fuera, pero por dentro estaba algo vacía. ¿Philza vivía en ese lugar? No se parecía en nada a sus anteriores casas. No juzgaba, sabía que su padre a veces tenía gustos en decoración extraños, simplemente era curioso.

– ¿Esta es nuestra nueva casa? – Polly preguntó con interés. Decir "nuestra" quizás era un poco precipitado, sin embargo, ¿No es también su casa si padre vive en ella? –

– Bueno, aún queda mucho por hacer. Vivo aquí con un chico que me ayudó cuando llegué a este lugar; la construí para él, en realidad. Así que si quieren quedarse, deben hablar con él.

– ¡Ehh! ¡Pero si tú la construiste es tuya! – Discrepo Polly ante las palabras de Phil, resignandose poco después. Si su padre decía algo, entonces así sería. – Uh... Supongo que deberíamos hacer una buena presentación de ser ese el caso... – El cuervo se quedó pensando, levantándose con una idea brillante. – ¡Ya lo tengo! ¡Sé qué hacer para que esa persona nos acepte! ¡Volveré pronto, Dadza!

Dulce Deseo | QSMP | | AU | | DeathDuo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora