¡Esto no es una cita!

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Spreen estaba muriendo internamente, quería que la tierra se lo tragara, que le cayera un rayo encima, incluso acepta que un perro le orine, lo que sea.
¡Pero no lo dejen a solas con Roier!

No lo mal entiendan.
Le gusta Roier, demasiado.

Solo que aún no estaba listo mentalmente para poder tener una cita con el castaño.
Y es que ni siquiera debería ser una cita, era más una salida de amigos que estaba planeada para cuatro y terminó siendo solo para dos.

Mataría a Carre y Robleis por cambiar los planes de no ser porque casualmente a los dos les dió varicela y la tan esperada noche de juegos en el chiringuito de Illojuan no podía desperdiciarse.

Estuvo juntando sus mesadas para poder comprar todo el helado con chocolate que quisiera.

Sus padres no podían negarselo ya que se lo ganó por mantener buenas calificaciones, no meterse en problemas durante 3 días y bueno, casa sola.
Podrían hacer impuestos.
Jugar Twister.
Mover la cabecera de la cama.
Darle su zanahoria al cone-...

Ustedes entienden.

Y esto tenía que valer la pena porque tuvo que aguantar incluso esos comentarios de;

"¡Mi osito va a su primer cita!"

"Recuerda ser un caballero y abrir la puerta."

"Puedes llegar a las 10 si es que necesitan más tiempo en su cita."

¡NO ERA UNA CITA!
¡ROIER Y ÉL NI SIQUIERA SON NOVIOS!

Son unos amigos que estaban en un restaurante.
Charlando.
Comiendo helado.

Bueno, charlando no.
Ambos solo se daban leves miradas extrañas y ni siquiera estaban probando el helado.

Pasaba su mirada de Roier al plato, luego al suelo y nuevamente a Roier.

No era la primera vez que estaban a solas, aunque, ¿Contaba como estar "a solas"?
Era un restaurante, con bar.
Al que tenían prohibido acercarse hasta ser mayores de edad.
Gente al rededor.
Charlando, comiendo.
Besándose.

Espera.

¿Besándose?

Si esto contaba como una cita.

¿¡ELLOS TAMBIÉN SE BESARIAN!?

No, no.
No era una cita.
Solo una salida de dos amigos.
Amigos que quizás tienen otros sentimientos uno por el otro.

Y...

"Dioses ya llevenme."

— ¿La pareja necesita algo?— dió un brinco en su silla cuando el mesero se acercó hasta ellos. Se metió tanto en sus pensamientos que seguramente se quedó viendo a un punto fijo sin siquiera haberle dado una probada a su helado.

¿Acaba de decir pareja?
¿Él y Roier?

Sintió la cara caliente, tuvo que morderse el labio para calmar sus nervios cuando sintió un cosquilleo debajo de la ropa cuando casi se transforma en oso.

Mierda.
Era tan vergonzoso no poder manejar aún su lado híbrido.
Y peor saber que todo esto sucedía cuando sus nervios la traicionaban estando cerca del castaño.

¿Se imaginan que se vuelva oso en un momento especial?

Se moriría.

— Estamos bien. Gracias.— vio a Roier que estaba más rojo que su sudadera parece que no el único en alterarse con lo de "pareja".

— Roier/Spreen.

Hablaron al mismo tiempo mirándose a los ojos por primera vez esa noche.

Mientras que Spreen se perdía en esa mirada tan linda, cálida.
Roier juraba estar viendo la galaxia en los ojos de Spreen.
Las largas pestañas adornandolos. Como se movían cada que parpadeaba y juraría que podía pasar horas admirandolo.

Sus corazones latieron desesperados.

¿Por qué se sentía así?

Se concentraron tanto en admirarse que solo salieron de su ensoñación cuando notaron el flash de aquella camara.

¿Qué?

Voltearon a la misma dirección para darse cuenta que Illo les había tomado una foto.

— Pero que pareja tan linda. Son tan monos.
¿Ya son novios?
¿Se besan y toda la paranoia?

Roier se bajo la bandana lo más que pudo para cubrirse el rostro y Spreen, bueno.
Digamos que ahora había un lindo osito negro sentado intentando tomar algo de helado para disimular.

— Ya, ya. Os juro que está foto estará en buenas manos.— quiso reír.
No se esperaba esas reacciones, que él
solo quería molestarles un poco, calmar la tensión que vio apenas cruzaron la puerta. —Coman helado antes que se derrita, este va por cuenta de la casa.

Se alejó mientras guardaba la cámara.

Bueno, mínimo sabían que esa foto no llegaría a manos de sus padres.
Y ya sintiendo que podían respirar en paz, devoraron su helado como si no hubiera un mañana.

"Esto si es una cita."

Pensaron los chicos mientras sus manos se tocaron por accidente al querer tomar una servilleta.

Ay Spreen y Roier.
No debieron confiar tanto en Illojuan.

Y eso terminaron descubriendolo años después cuando el chiringuito 2 abrió y lo que más destacaba al llegar era aquella foto donde se estaban mirando con amor.
Un amor que tardaron en darse cuenta que era correspondido desde muchas vidas pasadas.

Un amor que tardaron en darse cuenta que era correspondido desde muchas vidas pasadas

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Este escrito se lo ganó Elisa al juntar estrellitas en actividades del grupo uwu
Espero te guste ~

Karmaland Next Gen: Little adventure.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant