7. Conozcan a Jack.

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MELL

Sábado.

Desperté esta mañana con el aroma de Ian impregnado en todo mi cuerpo. Él dormía junto a mí en la gran cama de mi dormitorio. Habían pasado dos meses desde que todo comenzó entre Ian y yo, las cosas no podían estar mejor entre nosotros y el sexo era genial.

Comencé a presionar mis labios contra la piel de su espalda y casi ronroneó como un gatito. -Hola -saludó al ponerse frente a mí. Se veía tan dulce y alegre.

-Hola - le sonreí y le di un beso -. ¿Qué tal dormiste?

-¿Cómo dormir mal cuando tú estás a mi lado? -me dio un rápido beso.

Cerré los ojos. -¿Quieres desayunar?

-No, aún no - puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Yo sabía que él moría de hambre, sólo que no quería que me levantara de la cama ni siquiera para traerle el desayuno.

Sonreí con los ojos aún cerrados. -Bien, avísame cuando tengas hambre.

Cambié de posición y me coloqué boca para abajo, con mi cabeza orientada en dirección opuesta a la que él estaba. Seguía desnuda de la cintura para arriba, al igual que él. Con sus dedos, Ian comenzó a trazar líneas en mi espalda, tocándome apenas; en cuanto delineaba mi cintura, me retorcía incómoda por las cosquillas.

Me puse de pie luego de unos minutos, en los que caí en cuenta que será imposible dormir, pero Ian me jaló de nuevo a la cama en un acto reflejo. -¿Dónde vas?

Quedé sobre él, con mi rostro a centímetros del suyo. -Tengo hambre, me quiero duchar y vestir - contesté de manera aburrida. Dormí sólo dos horas, mi cabello estaba completamente enredado y es probable que tarde horas en lograr peinarlo. No estaba de un buen humor.

Negó con la cabeza. - Me encanta como estás ahora: sin sostén y oliendo a mí por todas partes - torció el gesto y sonrió -. Además, deberías dejar de desayunar, estás muy gorda.

Mi mirada seguro le transmitió mi molesta. -Te odio, déjame - comencé a moverme de un lado contra el otro, intentando soltarme de su agarre y arrojarle un florero directo en la cabeza -. Te odio de aquí a la luna, ida y vuelta dos veces - no gritaba ni armaba un escándalo sólo porque mis padres estaban en casa y podrían descubrirnos. Eso no sería lindo.

-Shh - intentaba calmarme, pero él mismo reía fuertemente -. Ok, ¿quieres ver que tan sexy eres? - me quedé muy quieta. Sus manos bajaron de mi cintura a mi trasero, apretándome más a él -. ¿Sientes lo que causan tus berrinches?- sonrió.

Cerré los ojos y sonreí, me tomó un poco de sorpresa. -¿Aún tienes ganas? - contestó que sí y yo reí -. Lo siento, yo no - me puse de pie, tomándolo desprevenido y vi su rostro, parecía que se iba largar a llorar en cualquier momento. Claro, me tocaba elegir a mí.

-Vamos, Mell. Sé que sí quieres - rogó.

-Tal vez la próxima semana - hice una mueca, simulando pensar.

-No jodas - parecía estar a punto de llorar. Esto se ponía divertido -. Por favor...

Enarqué una ceja. -¿Estás rogándome, Stahl?

Se encogió de hombros. -Haré lo que sea por tener lo que quiero.

-Lo siento, será en otra ocasión - caminé hacia el baño, pero él me llamó.

Giré y lo vi haciendo un puchero. -¿Me das un beso aunque sea?

Lo vi de forma reprobatoria y suspiré. Me acerqué a él y me agaché para poder alcanzar sus labios. Sonrió y colocó una de sus manos tras mi nuca, impidiéndome separarme de él; puso su otra mano en mi pecho. Abrí los ojos y comencé a moverme y quejarme contra su boca. Al no hallar otra forma, mis manos fueron a sus costillas y comencé a hacerle cosquillas para que me soltara.

Mi estúpido EX novio (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora