8. Nada parecido a un cuento de hadas.

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MELL

Dormí todo el día hasta la mañana del lunes. Odio los lunes.

Caminé hasta mi casa, ya que en mi genial plan para huir de casa, olvidé empacar mis cosas para el colegio. Esperé a que Kate y Mark fueran a sus trabajos, así evitaría todo el drama. Subí a mi dormitorio como Ian lo hacía, ya que olvidé mis llaves y la puerta principal estaba cerrada.

Me bañé y cambié de ropa allí. Saqué un poco más de dinero del dormitorio de Kate, tomé mis llaves y fui a la parada de autobuses. Llegué con media hora de retraso. Mi vida no era nada parecido a un cuento de hadas.

Mi primera clase era ciencias. ¿Ya he dicho que odio los lunes? Bueno, vale la pena repetirlo.

El profesor me miró de mala manera al verme traspasar la puerta. Hice como que no vi nada y me senté en mi lugar junto a Al para sumergirme en el silencio más incómodo de toda mi vida hasta ahora. Ni siquiera me saludó.

Mi día empeoro cuando caí en cuenta que en todas las clases, mi asiento estaba junto al de Alice.

La clase más incómoda fue la de gimnasia, ya que tuve que soportar la mirada de los tres juntos. Fue difícil sobrevivir sin los chismes de Alice, las bromas de Derek y las sonrisas, guiño, palabras y sonrisas de Ian. No hablo con él desde ayer por la tarde.

Maldije al ver un cartel pegado en las paredes que decía que las prácticas de porristas se habían cambiado, ahora serían de lunes a jueves. Genial...

Suspiré y comencé a trotar. Max se acercó a mí por detrás. -Hey, Reed - comenzó a trotar conmigo -, ¿por qué tan sola?

-Hola, Max, es que tuve una pelea con mis amigos.
Se aclaró la garganta. -¿Qué hay de Ian?

Justo en ese momento, Ian pasó junto a nosotros y chocó el hombro de Max haciéndolo tambalearse y casi caer al suelo. Eso me gustó, me demostró que, por más molesto que esté, aún era un maldito celoso.

-El está molesto conmigo.

Max se sobó el brazo. -Creo que también está molesto conmigo.

Negué con la cabeza y me senté en una de las bancas. Max me imitó. -Discúlpalo, suele tener mal humor.

Asintió. -No le culpo, yo también me sentiría así si veo a alguien hablando con mi chica.

Reí. -Yo no soy su chica.

-Eso no es lo que todos dicen...

-¿Vas a creer lo que todos dicen o lo que yo digo? - espeté enojada.

Sonrió. -Ok, lo siento. Es sólo que pasan juntos tanto tiempo...

-Eso no quiere decir que seamos novios - contesté rápidamente.

Enarcó una ceja. -Pero tampoco son sólo amigos.

Me encogí de hombros. -Nunca dije que lo fuéramos.

Frunció el ceño. -No son novios ni amigos, entonces, ¿qué son?

-Emm, yo... - me quedé vergonzosamente callada.

No tenía idea de cuál era la respuesta a esa incógnita. Se sentía bien engañarme y decir que sólo somos amigos, se sentía lindo que los demás piensen que somos novios; pero la realidad era que nosotros éramos nada. "Nada" en el sentido de que no teníamos definición, tal vez sólo éramos amantes; pero nos habíamos dicho que nos queríamos. Estaba confundida.

Una mendiga de la calle toma todas las limosnas que se le ofrecen y, aunque son muy pocas y sabe que puede conseguir más, se alegra de lo que adquiere. Así era yo, tomaba cada pequeña parte del corazón de Ian que él me permitía conocer, pero por más pequeño que sea ese pedazo, causaba un ridículo efecto en mí: me dejaba totalmente hipnotizada. Sólo lograba recordarme lo mucho que lo necesitaba, deseaba y quería.

Mi estúpido EX novio (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora