14. Comienza el show.

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IAN

Habían pasado diez meses desde el accidente. En unas semanas más, Mell terminaría su último año en el colegio y yo mi primer año en la carrera de medicina. Mell se había comprado un auto hace unos meses y yo estaba enseñándole a conducir, era una muy mala conductora a decir verdad.

Matt seguía con Alice y ella se había mudado del departamento, ahora Mell y yo vivíamos juntos en su departamento, Derek venía de vez en cuando con Jenny, pero no se quedaban por mucho tiempo; Sam había conseguido un nuevo "amigo", quien me caía muy bien, pero sin exagerar.

- ¡Ouch! - aullé mientras los codos de Mell se hundían en mis costillas muy, muy fuertemente. Esa era la tercera vez, pero sabía que no podía hacer nada para detener lo que sea que estuviera causando ese tipo de violencia en ella.

- ¡Te lo mereces!, ¡deja de hacer eso! - dijo, mientras seguía sentada en mi regazo. Tenía mi brazo puesto firmemente alrededor de su cintura, para que no escapara. A pesar de que me estaba matando el dolor de costillas, eso era un precio pequeño a pagar por burlarme de ella sin piedad.

-Bien...-dije aburrido.

Saqué una cucharada repleta de helado del envase, una vez más, y se la ofrecí a Mell, pero manteniéndola lejos de su alcance. En el segundo en el que ella empezaba a inclinarse hacia la cuchara, la alejé de ella y la metí a mi boca. Y después, reí con mucho entusiasmo.

- Tú eres el pelmazo más grande que conozco, Ian - me informó, sacudiendo su cabeza - Déjame pararme, o dame algo de helado.

-Bien, ya no llores - volví a tomar la cuchara y la sumergí en el recipiente del helado, acerqué la cuchara a la boca de Mell, y de nuevo la metí rápidamente en mi boca antes de que ella lograra probarlo.

- ¡Argg!, eres un idiota - ella gruñó, tomando el envase del helado y lanzándolo a través del cuarto.

-¿Qué has hecho? - pregunté riendo.

- Si yo no puedo tenerlo, ¡tú tampoco! - se cruzó de brazos.

-Dios, me encanta cuando te pones así - besé su cuello.

-Sí, sí, sí, eso no me dará helado - contestó molesta.

-¡Hey! No tienes que ser tan fría - hice un puchero, pero ella no podía verme -. Si te portas bien, es probable que tu lindo, amado y adorado novio te compre más helado.

-¿Para qué?, ¿para que de nuevo me fastidies como hace unos segundos? - no pude evitar reír ante su enojo.

Hace dos días que en la ciudad no dejaba de llover y al parecer, eso ponía a Mell de un humor muy... sensible.

-¿Quieres más helado?

-¡¿"Más"?! ¡Pero si no comí nada!

-De acuerdo, lo siento - reí -. Corrijo mi pregunta: ¿quieres helado?

-Está lloviendo muy fuerte de nuevo.

-La heladería sólo está a dos calles, iré caminado.

-No, te enfermarás.

-¡Ja!, lo sabía, te preocupas por mí.

-Por lo único que me preocupo es por tener que ser tu enfermera de nuevo.

-Vamos, no fue tan malo.

-Ian, ser tu enfermera está en el puesto número cinco de cosas por las que no quiero volver a pasar.

-¿Cuál está en el puesto número uno?

Se quedó en silencio un momento. - Volver a verte como cuando estabas en el hospital, eso es algo que definitivamente no quiero volver a vivir.

Mi estúpido EX novio (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora