12. La paz como una burbuja, tu mirar como una aguja

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Malory estaba a punto de soltar uno de sus mejores chistes a pesar de los quejidos de Deidre y Malory cuando la señora Gardner entró al aula. Caminaba frenética, con una carpeta a rebosar de folios y fotocopias que no dudó en dejar caer sobre el escritorio frente a ella.

—¡Disculpadme! —pidió cuando se serenó—. Estaba en una reunión y no he podido salir hasta ahora.

Los alumnos que, aprovechando la falta de profesor, se habían levantado para charlar con sus amigos regresaron a sus sitios obedientemente; Deidre hizo lo propio y se bajó de la mesa de Agnes, donde se había sentado para hablar.

—Tengo dos noticias... —comenzó a decir la señora Gardner.

—Dinos primero la mala —pidió un compañero en tono jocoso.

Un coro de risas resonó por el aula y la profesora, con una mueca divertida, puso los brazos en jarra para fingir que regañaba al alumno. Deidre miró con confidencialidad a Malory en un mensaje no oral, los ojos ambarinos de la joven se comunicaron sin necesidad de palabras con su mejor amiga, que bufó. Cuánto antes dejaran terminar su explicación a la señorita Gardner, antes podrían salir del instituto.

—No hay ni buenas ni malas noticias —dijo—. Dejadme que las explique. —Tomó una hoja del escritorio y se movió hacia el centro para poder ver los rostros de todos sus alumnos antes de anunciar las noticias—. Para comenzar, traigo aquí la nueva distribución de los pupitres para el resto del trimestre... Os he tenido en cuenta a todos así que no quiero ni una queja.

Aunque los alumnos se quejaran, la tutora Gardner era tenaz y comenzó a dictar los cambios. Fueron pocos y, en general, nadie estaba disgustado con ellos. Deidre se fijó en los alumnos que se desplazaban y su corazón dio un salto al escuchar el apellido Altair. Ambos fueron situados a una nueva ubicación, a un pupitre de distancia a la izquierda de Deidre.

Malory percibió el nerviosismo venir de su amiga y posó la mano sobre su brazo, causando que la sensación se calmara un poco.

—¿Estás bien, Deidre? —le preguntó en voz muy baja.

Deidre sonrió y se sacudió el cuerpo, como si deseara quitarse algo de encima.

—Sí, sí, solo estoy un poco nerviosa.

—¿Por qué?

No obstante, Malory no pudo obtener respuesta porque la voz de la señora Gardner la interrumpió. Había terminado de colocar al resto de alumnos y ahora anunciaba la segunda noticia.

—Ahora, necesito que apuntéis vuestro nombre y la carrera que tengáis pensada para el año que viene... —Antes de que a algunos alumnos les diera tiempo a levantar la mano, continuó—. Si no vais a continuar estudiando, simplemente escribid lo que os apasiona, no todos tienen la suerte de encontrar ambas cosas en el mismo sitio —concluyó.

Pasó por cada pupitre para dejar folios partidos a la mitad. Los ojos de Deidre la siguieron, inquisitivos, conforme paseaba y charlaba con todos los alumnos. Desde el primer momento sabía qué palabra iba a escribir en aquel papel y ello la enorgullecía.

—¿Para qué es esto? —preguntó un alumno en voz alta.

—Es un sondeo para saber más o menos a qué aspiráis en el futuro así que sed lo más sinceros posibles —respondió Gardner con una sonrisa maliciosa; volvió a su silla y esperó a que los alumnos escribieran sus aspiraciones.

Deidre escribió en grande la palabra "Astronomía" bajo su nombre y sus apellidos. Se regocijó en su asiento y miró a Malory y a Agnes.

—¿Vas a ser millonaria de mayor? —dijo al ver la hoja en blanco en el pupitre de su amiga rubia.

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