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El fin de semana había llegado.

Especialmente ese fin de semana.

Astrid había pensado mucho esos pocos días. Si ir o no, pero finalmente se decidió cuándo le dijo a sus padres que no podría acompañarlos a ese viaje y ellos lo entendieron.

Pero ahora no sabía que hacer.

Observó su maleta encima de su cama, sí había hecho una maleta. Suponía que era todo el fin de semana, entonces lo mejor era estar preparada y no que pasará como las veces anteriores.

Él no le había escrito, no le había dicho nada en absoluto. Ella podría simplemente no ir y listo, pero una parte de ella quería ir y ver que pasaba, claro que no pensaba el terminar en otras circunstancias que no fuera dormir con ropa.

Dejó de pensar en extrañas cosas y tomó sus cosas para salir de casa, esperó a que sus padres obviamente ya no estuvieran en casa para salir, suponía qeu habrían preguntas que no sería capaz de contestar.

Cuándo llegó a la parte baja, llamó a su nana para avisarle de que se iba.

— Volveré mañana… Creo.— Tomó con fuerza las mangas de su mochila.

— ¿No irás con Heather, cierto?— Astrid abrió grande los ojos y no supo que responder— Si tus padres llaman, no les diré nada. Llámame si necesitas algo.— Se acercó y le dió un beso en la cabeza.

— Gracias Nana, tú llámame si también necesitas algo o pasa algo.

— Ve, diviértete.— Le sonrió y Astrid salió de casa.

Esperaba volver cuerda al día siguiente.

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Hiccup no sabía que hacer.

Se había pasado todo el día organizando su apartamento. No supo exactamente que había hecho cuándo la vió irse en su auto esa tarde, luego de haberle dicho que fuera a su casa ese fin de semana.

No pudo dormir nada esos días y menos si su cabeza no dejaba de imaginar posibles escenarios con ella. Se sentía un total pervertido.

No sabía a que hora podía llegar o si al menos llegaría.

Eso lo preocupaba.

Pero entre más pensaba, casi no escucha el timbre de su casa, se acercó con miedo, observo por el pequeño lente de su puerta y efectivamente era ella, tan linda como siempre.

Abrió la puerta y se vieron a los ojos en un instante. Astrid sintió que un frío se le pasaba por la espalda baja y las piernas se le debilitaban, mientras que Hiccup observó su maleta y sintio los nervios de punta ademas sentía que no podía verla más hermosa de lo que estaba ese día y tenía unas ganas de acercarse a ella y jamás soltarla.

— Hola Astrid, hola Astrid, hola Astrid.— Saludo nervioso, luego de unos segundos de esa manera y se maldijo por actuar tan estúpido.

— Hiccup… ¿Cómo estás?

— Bien, bien… Pasa, bienvenida.— Le dió el paso y se sintió aún más estúpido por la situación tan incómoda.

Astrid sonrió nerviosa, no entendía porque se sentía tan diferente todo, como si fuera la primera vez que estuvieran solos y en su casa. Depronto un olor a palomitas de maíz le invadió y recordó que no había comido nada en horas por pensar tanto en ese día.

— ¿Esas son palomitas?— Caminó a la sala y dejó su bolso en el sofa.

— Oh si, sí, ¿Quierés un poco?— se dirigió a la cocina y ella asintió. Las sacó del microondas y sirvió un poco en dos tazones. Ambos se sentaron en el sofa en total silencio.

: PARADISE :Where stories live. Discover now