17. Sabes que no puedes esconderte para siempre, ¿Verdad?

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***
♪Estoy atrapada en la oscuridad, pero tú eres mí linterna♪
(I'm stuck in the dark but you're my flashlight)

Flashlight
Jessie J.


Capítulo 17


Cierro la puerta dando un portazo que hace rechinar las bisagras, lanzando a la pared la primera cosa que se cruza en mi camino. Algo se rompe, no se el qué. Mi cuarto está en penumbras y no tengo las más mínimas ganas de darle luz, y menos justo ahora. Arrastro los pies de aquí para allá, tirando de las raíces de mi cabello con la respiración acelerada y soltando un ridículo gritito de impotencia. Mierda, estoy tan jodida. Me pitan los oídos de la rabia contenida y me arden las lágrimas reprimidas.

El lo prometió... el lo prometió... lo prometió...

—Y yo que pensaba que eras la más cuerda de los dos...

Doy un salto en mí lugar, buscando en todas las direcciones esa voz tan peculiar. Lo encuentro en mi sofá, sentado entre las sombras de la forma más relajada, mirandome como si el fuese el dueño de mi puta habitación y como si yo fuese un bicho raro. YO.

—¿Que diablos? ¡Tienes que dejar de hacer eso, maldito idiota! —le riño, con la cara roja de la vergüenza de que hubiese presenciado mi escenita iracunda.

Kástian, con el título a la persona más irritante de la tierra inventado por Jhada Fairy, solo eleva una ceja. Pareciendo ligeramente divertido.

—¿Hacer el que, querida?

—Pues... pues... ¡Esto! —debo reconocer que hago un gesto muy raro con mis manos en un intento de hacer énfasis en la embarazosa situación.

—Creo que podrías ser más específica.

—Oh, vete a la mierda. Sabes que hablo de parecer en mi habitación como perro por su casa.

—¿Perro?

—Perro.

—Solo quiero que me expliques la situación. ¿Por qué estás tan enojada, querida Jhada?

Bufo. Recordando la situación con papá allá abajo. Lo que me vuelve a poner de un humor negro al instante.

—Mañanaempiezoelinstituto... —farfullo con lo dientes apretados.

Kástian eleva una ceja y yo bufo.

—¿Como dices?

—Mañana empiezo el instituto.

Por la forma en la que lo acabo de decir, cualquiera diría que estoy firmando una sentencia de cárcel. Kástian ladea la cabeza.

—¿Y eso es malo porque...?

—Mañana empiezo el instituto.

—Eso ya lo habías dicho.

Empiezo a negar con la cabeza. Desesperada.

—No lo entiendes. No estoy lista para volver al instituto, no ahora, incluso si es uno nuevo en un pueblo recóndito en las montañas...

Kástian me mira, pareciera querer atravesarme con la mirada y así poder saber lo que pienso. Pareciera querer entenderme. Ojalá fuese tan fácil.

Se levanta, haciendo que su fino traje se enmarque a sus músculos por el movimiento y acercandose con paso sigiloso y elegante, pareciera que el chico haya sido criado para ser de la realeza. Se planta frente a mí en su gran altura, haciendome parecer a mí y a mi habitación increíblemente pequeñas en comparación. Se queda a una distancia prudencial, pero aún así puedo sentir como el oxígeno de la habitación parece reducirse, cortarse de un momento a otro.

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