Capítulo 11.

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Despierto, veo a mi alrededor y no hay a nadie a mi lado, toco extrañado mi lado izquierdo. «¿Dónde está Michael?», me pregunto. Me destapo, me siento lentamente, para no marearme, y luego me paro. Camino descalzo por la casa, buscando a mi novio, no lo encuentro en el segundo piso, así que me dispongo a buscarlo en el primero, camino hasta la cocina y doy con él. Está con la mirada perdida mientras en sus manos se posa una taza de café, supongo. Me acerco a él; desde hace dos días está así, raro...

—Mikey, ¿qué pasa? —pregunto tomando su mano.

—Nada —dice apartándose y dando un sorbo a su café.

—Mike... —susurro.

—Te dije que no me pasa nada —dice frío y duro.

No me gusta este Michael Clifford, prefiero a mi Michael Clifford, el tierno, dulce, amable, simpático... No el frío, duro, cortante y grosero.
Fruncí el ceño.

—Bien. Voy a salir. —Al igual que él, hablo fríamente.

No me mira, lo cual me hiere un poco. Comienzo a caminar hacia el baño. Prendo el agua de la ducha y mientras espero me desvisto. Toco el agua y, como está tibia, me meto en la tina. Me baño rápidamente. Luego tomo una toalla que había ahí, me seco y luego la enrollo a mi cintura, saliendo del baño. Me dirijo a la pieza, para vestirme. Me pongo una polera gris, un pantalón negro, zapatillas, una chaqueta de cuero y un beanie gris. Tomo mis llaves, mi celular, dinero y salgo del departamento sin despedirme. Camino hacia cualquier lado, no sé exactamente donde estoy, ni siquiera hacia donde quiero ir; sólo sé que quiero tomar aire un minuto.
Llego a un semáforo en rojo, me detengo y en la vereda del frente veo a alguien parecido al papá de Luke. Abro los ojos más de lo normal; hace mucho que no lo veo.
Me escondo detrás del semáforo. Lo sé, parezco idiota, de hecho, soy un idiota, por pensar que me reconocerá, he cambiado mi aspecto... Y de seguro ni me recuerda.
El semáforo da verde, me corro lejos de éste y comienzo a caminar; paso al lado del señor y nada. Acierto, no me reconoce.
Sigo caminando hasta llegar a una plaza, me siento en una banca y suspiro. Recuerdos vienen a mi cabeza: cuando ayudé a Aleisha a salir con Luke, Luke y yo de pequeños, etcétera, etcétera, etcétera. Sacudo la cabeza. ¿Por qué no me puedo olvidar de Luke? ¿Por qué es tan díficil hacerlo? Debería aceptar que ya fue. Que somos, no fuimos y que no vamos a ser algo... Ni siquiera amigos. Suspiro y veo la hora: 12:30 pm. Decido pararme de la banca y comenzar a caminar de nuevo hacia casa. De camino a casa me topo con Jack, creo, ya ni sé si será la familia Hemmings o si me los estoy imaginando porque los extraño. En fin, sólo lo vi, no hablamos ni nada. Llego a la casa y entro.

—¿Michael? —pregunto, ya que puede que no esté.

No responde, así que asumo que no está. Pero me equivoco, está acostado en el sofá viendo televisión, lo que me sorprende es que está apagada. Me acerco cautelosamente a él.

—Mikey, ¿estás bien? —Asiente, pero sigue sin responder— ¿Seguro?

—Sí, sólo estoy pensando.

—¿En qué?

—En nosotros. —Sonríe—. En que quiero estar contigo para toda mi vida, porque te amo.

Sonrío, pero no respondo, ya que yo no sé si quiero eso también. Mi corazón, en el fondo, aún espera por Luke, pero eso sí, si amo a Mike, no estoy enamorado como estaba del rubio, pero si lo amo.

—¿Quieres salir hoy? —Sugiere.

Niego.

—Quiero quedarme aquí contigo, comiendo chanchadas y viendo películas o series todo el día. —Sonrío y él hace lo mismo.

everything i didn't say ❥ cakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora