Capítulo 17.

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Han pasado dos días desde la fiesta y he estado ignorando a Luke, pero es que no sé cómo decirle que no ahora. Le prometí algo que no puedo cumplir. Y es muy difícil, en serio. Pero bueno, creo que lo que queda hacer ahora es olvidarlo... de nuevo. Si es que alguna vez lo olvidé.

Llego a la casa luego de un agotador día en la universidad. Abro la puerta y voy hacia mi habitación, Michael está en ella viendo televisión, me tiro a su lado.

—Hola, bebé —me saluda dándome un beso en los labios—. ¿Cómo estás?

—Muy cansado, creo que voy a dormir toda la tarde —Escondo mi cara en la almohada, dispuesto a domir.

Duermo alrededor de una hora. Cuando despierto veo a Michael saliendo de la habitación. Antes de que cierre la puerta lo llamo.

—¿A dónde vas?

—Voy a ir a comprar, vuelvo en seguida —se despide.

Asiento y me pongo a ver TV, esperando a Michael.

L U K E.

Voy llegando a la casa después del colegio, veo a mi madre hablando con... ¿Michael? Quizá, en realidad no sé, parece él, pero tiene el cabello de otro color... es azul.

Me acerco y escucho una parte de su conversación, escondido en un arbusto del jardín.

—¿Estás seguro que estás hablando de mi hijo, de mi Lukey? —pregunta mi madre hacia el extraño.

—Muy seguro, mis ojos no fallan.

—Pero, mi Lukey, mi bebé, ¿gay? No, estoy segura de que te equivocas. Y menos con Calum, ellos han sido mejores amigos desde pequeños y-

—¿Nunca se preguntó qué hacían cuando usted no estaba en casa o cuando se encerraban en la pieza de su hijo? —interrumpe el peliazul.

—¿Tú cómo sabes todo eso?

—Soy el mejor amigo de Calum, me ha contado todo sobre él y Luke. Créame, Liz.

—Voy a hablar con él... Gracias por informarme de esto, vecino. —Y ahí supe que se trataba de Michael.

Mi madre cierra la puerta y Mike se da vuelta con una sonrisa en la cara.
Salgo de mi escondite y detengo al ojiverde.

—¿Qué hacías hablando con mi madre?

—¿Para qué quieres que te diga algo que ya sabes? —Sonríe ladino.

—Michael...

—Bien, lo diré de nuevo, pero como realmente es: te estoy arruinando. Ahora sí no te podrás interponer en la relación entre Calum y yo —me dice y su sonrisa desvanece.

—¿Te refieres a cómo tú me alejaste de él cuando éramos pequeños? —Lo miro desafiante.

—Luke, ¿no te enseñaron a dejar el pasado atrás? Borra esos recuerdos y crea nuevos, aunque serán igual de malos, porque no podrás estar con la persona a quien quieres. —Y su sonrisa vuelve.

—Te crees la gran cosa. —Me acerco a él con intenciones de pegarle, pero no lo hago.

—No. Simplemente quiero lo mejor para Calum.

—Sí —digo sarcástico—. Y tú eres lo mejor, ¿no?

—De hecho. —Iba a seguir discutiendo, pero él habla antes—. ¿Sabes? No quiero seguir peleando, así que, adiós.

Camina rápidamente a la dirección contraria, creo yo, hacia el centro comercial.
Pateo el suelo y ahogo un grito.
Decido llamar a Calum, pero creo que sería inútil, ya que desde la fiesta ha estado ignorándome. De todas formas lo intentó.
Un tono...
Dos tonos...
Tres tonos...
Cuatro tonos...

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