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Julio, 2010

Ha pasado un tiempo desde el último verano que Hoseok pasó en casa de tía Taerin. La última ocasión fue incómoda, tras la pelea que surgió con su padre, sumando a que se encontraba en una incertidumbre dolorosa, por el malentendido que tuvo con Yoongi. Desde entonces le pidió disculpas y le prometió no regresar hasta que las cosas estuviesen mejor consigo mismo y con su padre.

Hoy es ese día, y pese a que su padre ya no viene con él, viene bien acompañado.

El verano luce diferente este año, más cálido, el sol reluce contra el asfalto y las flores se alimentan de los rayos con la misma necesidad que él una tarde de invierno. Con la misma necesidad que Yoongi en cualquier época del año, quien ahora ha bajado el vidrio de la ventanilla del vehículo de su madre para exponer su rostro al rayo del sol. Hoseok está embobado viendo sus acciones, desde la última ocasión en que estuvieron juntos, le parece más lindo que de costumbre. Ni siquiera el haber sufrido cambios, consecuencia de la edad, cambia su belleza. Su piel blanca resplandece bajo el sol.

—Te vas a lastimar la piel, Yoongi —escucha que advierte su madre.

Vuelve a tierra de golpe, suspirando embobado al caer en cuenta de cómo estaba hace apenas unos escasos segundos. Aunque baja la mirada avergonzada al topar con los ojos de su madre, quien sonríe con diversión.

—Perdón, señora Lee.

—Vas a cumplir diecisiete años, Yoongi, llámame Kiara.

—Se siente extraño —alega.

Ella se encoge de hombros.

—Como desees.

Su madre no es la dueña de las discusiones, ella sólo sugiere y calla. Hoseok supone que está harta de haber gastado todas sus ganas de discutir con su padre, las cuales sigue gastando sólo con él, por alguna razón.

El viaje, aunque agotador, resulta ameno con la mano de Yoongi enredada a la suya, jugueteando con sus dedos en ocasiones, y con su cabeza sobre su hombro. Hoseok se ha sentido muy bien últimamente y ese estado de humor sólo incrementa cuando tía Taerin los recibe con una enorme sonrisa y un abrazo. Le promete a su madre que será bueno, a regañadientes, sintiéndose bobo por ser tratado como un niño.

—¿Tu padre no vendrá? —comenta Yoongi, acomodando sus cosas en el mismo lugar de su primer y último verano antes de este—. Ángel.

El llamado lo despierta y bate sus pestañas hacia él para suspirar pesado. Escuchó la pregunta, claro que sí, pero duele un poco pensar en una respuesta. El asunto con su padre siempre ha sido delicado y la evolución de su relación tampoco es que sea la mejor. Realmente, Hoseok a veces piensa en que es buena idea dejar de verlo un tiempo. ¿Qué más da? Si cuando era un niño por poco no lo veía, ahora apenas aparece en sus cumpleaños y sabe que es porque su madre lo llama para pedirle que lo haga. ¿Por qué Hoseok querría migajas cuando nunca tuvo que conformarse con algo como eso? El vehículo fue un regalo de consuelo y sabe que el propósito, a final de cuentas, es dejar de sentirse culpable, porque ya no lo transporta permanentemente. Hoseok no necesita realmente esas cosas de él, pero eso no lo entiende, la compensación económica no es amor.

—¿Ángel?

Vuelve a batir sus pestañas, enfocándose esta vez en su mejor amigo-novio.

—¿Sí? —La expresión molesta de Yoongi lo termina de despertar—. Oh, lo siento, lo siento. Estaba muy distraído. —Aclara su garganta para tomar cosas de su maleta también y ordenarlas en su sitio—. Papá no vendrá, no te preocupes.

Desde 1993 🎨 yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora