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CONNOR


Su reacción fue la que me esperaba y deseaba contemplar. Verla asombrada por mi decisión, contenta por haberle dado este detalle de mi parte, totalmente eufórica justo ahora.

Sí, todo eso pensé que ella demostraría cuando lo entendiera. Y no me equivoqué; por lo que sonreí demasiado conforme de ver su sonrisa.

—Esto es... Podría besarte ahora mismo —comentó de improvisto.

—Pues no lo digas dos veces y sólo hazlo —me encogí de hombros, sonriendo de costado.

—Lástima para ti que es una manera de decir —se rio—. ¡Eres increíble! Nunca nadie había hecho algo semejante por mí.

La sonrisa no nos abandonaba la cara a ninguno de los dos.

Sin perder más tiempo, tomé las porciones de pizzas, las coloqué en una bandeja; y junto a las palomitas que había hecho previamente, me dirigí hacia la sala de estar con ella pegada a mi lado.

Puse todo sobre la pequeña mesa que estaba frente al sillón compartido —que se encontraba frente al televisor— y le murmuré a Allison que se sentara. Cogí la manta que estaba descansando sobre el respaldo del sofá y la tendí sobre su cuerpo pequeño.

Ella me hacía querer realizar este tipo de ínfimos actos que sabía que significarían un montón para ella alguna vez, si el universo se lo proponía.

Apagué las luces, me senté junto a ella y le di Play a la película con el mando.

Entonces sentí cómo ella se acercaba a mí, descansando su cabeza sobre mi pecho y cerrando sus delgaduchos brazos de mujer alrededor de mi torso. Vaya, si no me hubiera puesto la camiseta antes...

—Gracias por esto, de verdad —susurró, cortando el rollo de mis pensamientos—. Es maravilloso.

—No tienes nada que agradecerme, sólo quería hacer algo lindo por ti.

La típica melodía que sonaba en la primera escena de las películas de la saga abundó la sala.

—Esto es mucho más que sólo lindo.

—Tú eres más que sólo linda —murmuré. Sentí cómo ahogaba un jadeo y reí por lo bajo—. Ahora, concéntrate y no te pierdas ningún momento de la saga.

Hoy en la mañana le dije que sería una noche mágica. Terminamos viendo Harry Potter como dos adolescentes que gozaban del género ficticio.



En toda la maratón, Allison no pudo parar de hacer comentarios típicos como "eso no sucede en el libro", "¿Por qué han quitado esa escena?", "¡Los ojos de Harry eran verdes, no azules!", por la enorme fangirl que es. No obstante, prefería oírla a ella que a lo que ocurría en las películas que había visto más de medio millón de veces.

Hasta que llegó la primera muerte de uno de los personajes buenos. Ahí, se había hecho un silencio de funeral.

—¿All? —le pregunté, angustiado por su falta de voz.

—Sabía que moriría —susurró—, pero verlo es distinto a leerlo. Es mucho más desgarrador ver la tristeza ajena de las personas que lo querían en la pantalla.

Me volteé para verle la cara escasamente iluminada por la luz del televisor. Tenía los ojos cristalizados.

Por Dios, lo menos que quería que sucediese era que se pusiera a llorar por esto.

Yo no fuiOù les histoires vivent. Découvrez maintenant