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Una vez curado mi resfriado, me obligaron a volver al colegio. Cabe decir que todos mis profesores me advirtieron que debía recuperar las clases por medio de las actividades que realizaron los días que me ausenté. Mi expresión en cada caso fue la misma: seria, demostrando específicamente mi agotamiento de paciencia frente a los maestros. Esperaba que hubieran captado la indirecta facial.

Fue una semana de mucho movimiento y locuras: Ethan y Zack se enteraron de lo que se traía Mason con Trisha, todos se preparaban para los exámenes finales con antelación, y se corrió el rumor —después de semanas— que Connor y yo nos traíamos algo también entre las manos. Ninguno de ambos se molestó en negarlo ni afirmarlo, aún queríamos mantener la fachada secreta y misteriosa a ojos y oídos ajenos.

Como era de esperarse, las reacciones de Trixie y Roxie no fueron exactamente buenas esa mañana.

—Creo... creo que es bueno que Connor tenga a alguien con quien platicar de temas que no quiere preguntarme a mí, y sí, sueno como una madre —fruncí el ceño—. Pero me entiendes.

Lexie cerró la puerta de su casillero a mi lado.

—Te comprendo más de lo que piensas —afirmó ella—. Estoy feliz de que luche por lo que quiere, o por quien quiere. Nunca me dije a mí misma que lo retendría como desean hacerlo mis hermanas a la hora en la cual encontrara a su chica, así que puedes quitarme de la lista negra en cualquier caso.

Sonreí de costado. Jamás creería que entablaría una conversación así con Lexie Dowell.

—Yo... —inspiré— Quizá sea mala idea preguntarte esto, pero eres la única a quien desprecio menos que se acostó con él... varias veces.

—Sé adónde quieres llegar —susurró ella—; tranquila. ¿Eres virgen?

—No —me mordí el labio.

Lexie sonrió nuevamente, pero no fue una sonrisa superficial. Lo que demostró fue comprensión.

—Bien, eso facilitará las cosas para ambos —asintió con la cabeza—. Sabes cómo cuidarte y él también; así que permítanse que la experiencia sea más memorable que todas las veces que él tenía sexo. Y no tengan prisa, si los dos saben lo que quieren... El tiempo no es algo por lo que preocuparse.

—¿Es... es bueno? — ¿Por qué demonios me ponía nerviosa por esta situación que yo ya pasé?

En el rostro de Lexie se formó una sonrisa cómplice.

—Demasiado —suspiró, y después elevó la mirada sobre mi cabeza—. Oh, mierda.

—¿Qué?

—Mis insensibles hermanas están aquí. Cualquier cosa que diga no será cierta, ya sea de ti, Warren o Connor. Más vale que lo sepas.

—¿Por qué te molestas en fingir para ellas? Si no te entienden serán sus problemas; tú puedes... puedes ser quien gustes ser en tu propia vida.

—No las conoces tanto como yo; tenemos un pacto... Por así decirlo.

—No creo que quiera saber en qué consiste ese...

Entonces, Trixie nos abordó.

—¡Lex! —Exclamó ella, tirándose a los brazos de su hermana— ¿Qué diablos haces con la desafortunada Donnovan?

—Creo haberte dicho que le habían cambiado el casillero hace bastante tiempo —Lexie respondió con el mismo tono indiferente con el cual me hablaba antes de todo—, lo recuerdo.

Me sorprendió lo buena que era actuando; ahora entendía cómo es que sus hermanas —quitando del medio lo bobas que podían ser— nunca habían averiguado la real apariencia de ella.

Yo no fuiМесто, где живут истории. Откройте их для себя