Las Cronicas de Narnia. El fin de los tiempos (#JustWriteIt)(#Fanfic)

Capitulo 7. Porque un Rey no hace eso

-Vamos a extrañarte mucho Lucy- murmuro Peter al oído de su hermanita mientas la abrazaba fuertemente, tan fuerte que por un momento la misma Lucy pensó que quería fundirla con el -No sabes cuánto desearía que pudieses venir con nosotros- Lucy siempre había sido su favorita y tener que dejarla le dolía de verdad pero por la misma razón de que era su favorita el simple hecho de dejar que se pusiera en peligro era para el algo inconcebible.

-También yo voy a extrañarlos muchísimo Pet- murmuro Lucy mientras se aferraba aún más fuerte a su hermano, también ella iba a extrañarlos como una desquiciada aunque de cierta forma sabía que en el fondo no iban a estar muy separados, más bien iban a estar bastante cerca sin ellos siquiera lo supieran, la idea hizo que una sonrisa apareciera en su rostro.

-Vamos Pet suéltala, no solo es hermana tuya y no solo tú la vas a extrañar- Se burló Edmund mientras arrebataba a Lucy de los brazos de su hermano mayor y la acunaba esta vez el entre los suyos. Dejar a Lucy en Narnia solo significaba dos cosas: la primera era que definitivamente iba a extrañarla y la segunda era que si algo salía mal no podrían tenerla para ayudarlos a encontrar a Aslan. Dos enormes problemas. Sin embargo nada podía hacer ante la decisión de Peter... al final él siempre iba a tener la última palabra -Ya te extraño Lucy.

-Yo también Edmund- Murmuro Lucy mientras lanzaba una mirada seria a su hermano -Prométanme que se van a cuidar.

-Te lo prometemos Lucy.

Las despedidas entre los Pevensie continuaron un corto rato más. Jamás habían estado separados por tanto tiempo así que ni las despedidas, ni la soledad y mucho menos la añoranza era algo normal para ellos.

-Lucy- la mirada de la joven se dirigió entonces hasta Caspian que sonreía de manera triste -Te extrañare mucho... Por favor cuida de Susan y del pueblo- En ese momento se lo pedía, se lo rogaba. Jamás había visto a la más joven de los Pevensie ejerciendo como la Reina de Narnia, mejor dicho jamás la había visto cuidando ella sola de Narnia.

Las viejas historias contaban que siempre que había una guerra ella marchaba junto a sus hermanos hacia el campo de batalla y Susan se quedaba en Narnia, algo así como protegiendo el fuerte, así que no tenía idea de lo que pudiese pasar en Narnia bajo el mandato único de la joven reina, sin embargo sabia varias cosas que le daban puntos a favor como el hecho de que entre los hermanos Pevensie ella y Edmund se disputaban sin duda el puesto de los más inteligentes, ya que las veces que se habían reunido en el Salón para planear estrategias para posibles ataques, que en la nueva Narnia parecían estar bastante lejanos, Lucy siempre proponía la estrategia más inteligente de todas, aunque también ocurría a veces que Edmund proponía algo aún mejor. También la había visto luchar en el campo de entrenamiento en el cual resultaba ser todo menos una damisela en apuros y desde luego su amor por Narnia, ese amor tan absolutamente gigantesco que nadie más poseía, ella tenía que ser perfecta para gobernar sola.

Por algo Aslan la prefería sobre todos los demás.

-Rilian- lo llamo Caspian. Su joven hijo se mantenía apartado de todas las despedidas pues el sabía muy bien una cosa, su padre jamás se despediría de el cómo lo hacía con Lucy.

Porque un rey no hace eso.

-¿Si?- pregunto Rilian mientras daba unos cuantos pasos inseguros hacia los reyes.

-Quiero que cuides a Lucy, nunca te separes de su lado y protégela, a ella y a Susan- la mirada que su padre le lanzaba era tan extraña que casi podía jurar que en sus ojos decía un té extrañare hijo, pero no era así, no podía ser así...

Porque un rey no hace eso.

"Cuídate, Padre" le rogó con la mirada.

"Te quiero, hijo" creyó ver en los ojos de su padre sin embargo no hubo más que eso, no hubo más palabras. Solo miradas solemnes y asentimientos de cabeza dignos de reyes.

-Es hora de marcharnos, Majestades- murmuro Cashir, el capitán de la nave Ojo de Cristal que era la nave en la que los reyes marcharían hacia la Isla de Coriakin.

-Adiós Lucy- murmuraron todos al mismo tiempo justo antes de subir a la enorme nave sin regresar la mirada en ningún momento, sin titubear.

Porque un rey no hace eso.