Capitulo 18. De regreso

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Lucy abrió los ojos cansada y pudo solo ver la blancura del cielo cubierto de nubes, hacía frío, lo sabía porque temblaba y no podía parar de hacerlo, porque estaba empapada y más gotas de agua como las que la habían mojado caían del cielo, porque estaba tan helada porque no podía moverse.

Giro la cabeza que al parecer era lo único en su cuerpo que podía mover y su rostro de encontró de frente con el de Corin que parecía dormido y mantenía una de las manos de la reina entre las suyas.

Lucy sonrío sin poder evitarlo y usando toda su fuerza de voluntad movió la mano que el chico tenia entre las suyas y la llevo a su rostro, el pelirrojo se removió un momento bajo el contacto de la reina antes de abrir los ojos.

Entonces el chico abrió los ojos del golpe y se puso de pie de un salto.

La reina tenia tantos rasguños en el rostro que apenas habían un par se centímetros de separación entre cada uno y un montón de sangre emergía aun de ellos.

Corin recorrió el cuerpo de la reina con la mirada y se detuvo sobre la pierna de esta, si no hubiera temido que la reina entrara en pánico habría gritado y abría corrido de un lado a otro buscando ayuda.

La pierna de la Reina estaba desecha, la piel caía a jirones y Corin casi podía asegurar que veía el hueso, pero actuando con toda la calma del mundo miro a su alrededor y encontró a tan solo unos metros el cinturón de la reina donde aún permanecía el cordial en perfectas condiciones, fue hasta él y lo tomo bajo la atenta mirada de la reina que aún no podía comprender el pánico en la expresión del chico.

-Toma un poco, Lucy- pidió el pelirrojo y ella simplemente le miro extrañada sin apenas moverse, los ojos azules de la reina resultaban en ese momento tan cargados de sentimiento que Corin quiso llorar con solo verlos -Anda, toma- se inclinó junto a ella y saco la tapa a la botella, Lucy abrió la boca y Corin deposito en ella una gota de la poción, estaba asustado y no podía evitar la manera tan fuerte en la que temblaba, no podía evitarlo.

Entonces vio como cada uno de los cortes del rostro de la reina se iban cerrando y como su pierna iba mejorando su aspecto, de a poco.

-¿Estas bien, Corin?- le pregunto entonces Lucy que sentía como poco a poco el calor iba regresando a su cuerpo y también el control sobre este que por unos momentos se habían sentido como si no fuesen de ella.

-¿Tu estas bien?- Lucy asintió con la cabeza una vez antes de ver unas abundantes lagrimas derramarse por las mejillas del joven pelirrojo y como este ocultaba su rostro con las manos completamente avergonzado por el llanto que no podía evitar por el mero alivio al darse cuenta de que la reina se encontraba bien, de darse cuenta de que ella apenas había notado todo lo malherida que estaba.

Entonces mientras sostenía su rostro entre sus manos sintió como unos delgados y pequeños brazos lo rodeaban con delicadeza y cariño, como si pensaran que se iba a romper. A decir verdad estaba a punto de romperse, en ese preciso instante era del más fino de los cristales.

-Todo está bien, Corin- le susurro la reina en el oído, con una voz tranquila y serena que por un momento lo hizo pensar que efectivamente todo estaba bien. Mientras estuvieran juntos todo estaba bien, mientras ella estuviera a su lado.

-Lo siento... yo...- pero no pudo seguir hablando debido al nudo que cómodamente se había instaurado en su garganta.

-Te estoy eternamente agradecida- entonces fue toda una sorpresa para el ver a la reina acercarse sigilosamente a su rostro y luego depositar un suave y extremadamente frío beso en la comisura de sus labios, un beso que sintió como el triunfo mismo, un beso que significaba que los primeros pasos que había dado en ese lugar que el no conocía muy bien los había dado bien. El camino que lo llevaría a poder estar junto a la reina sin problemas, sin sentirse pequeño.

Los ojos llorosos de Corin entonces se toparon con los azules decididos de la reina y ambos supieron en ese preciso instante que se tenían el uno al otro, pasara lo que pasara y en cualquier circunstancia porque...

Se habían enamorado.

El uno del otro y apenas sin darse cuenta habían terminado enamorándose como un par de adolescentes. Mientras Lucy lo miraba y se hundía en sus preciosos ojos verdes supo que por lo que comenzaba a sentir por el habría sido capaz de tallar sus nombres en el tronco de algún viejo árbol y lo habría mirado bailar día y noche solo amando la belleza de sus nombres juntos y Corin supo mientras miraba los azules de ella que no había fin para lo que la reina era capaz de hacerlo sentir, que habría muerto por ella y habría sido maravilloso.

Entonces Lucy aparto la mirada sintiendo una fuerte mirada sobre su espalda y al girarse no pudo creer lo que veía, era observada fijamente por el Rey Frank y al ver a su alrededor pudo darse cuenta de que estaban en las costas frente a Cair Paravel.

-Gracias Aslan- murmuro Lucy e intento ponerse de pie pero la pierna, a pesar de que ya estaba curada aun le dolía sobremanera.

-¿Y sus hermanos, Reina Lucy?- pregunto el Rey Frank que entonces se acercaba con toda su majestuosidad a aquel par de reyes caídos del cielo. Llevaba demasiado tiempo esperando a que volviesen, ya estaba comenzando a preocuparse en exceso y se alegró de ver a la reina y a Corin descender desde el cielo.

-No se preocupe por ellos, Rey Frank- le pidió Lucy con voz tranquila mientras sentía como Corin la levantaba en brazos, no le importo que el la llevara como princesa hasta el castillo, más bien se sentía genial -Llegaran muy pronto.

-¿Cómo se encuentra usted, joven Corin?- le pregunto el rey al chico pelirrojo y este solo levanto y bajo los hombros en repetidas ocasiones haciendo menos la situación.

-Un poco cansado... pero nada que no se pueda arreglar con una noche de sueño- dijo él y el Rey solo asintió con la cabeza.

Al llegar a las grandes puertas del castillo Lucy ya comenzaba a asustarse, todos entraban y salían apurados del castillo, la mayoría parecían asustados y al parecer el Rey Frank estaba evitando decirle algo, sin embargo no se separó de ella hasta que Corin la dejo en su habitación. Entonces el Rey le pidió que descansase un poco y que luego volviera a charlar con ella.

A pesar de todo el miedo que acogía a la reina por el extraño comportamiento del rey durmió como si nada malo ocurriera fuera. Y fue una suerte porque no sabía las cosas que pasaban fuera mientras ella y sus hermanos estaban de viaje y seguramente tampoco deseaba saberlas.

Las Cronicas de Narnia. El fin de los tiempos (#JustWriteIt)(#Fanfic)Where stories live. Discover now