42."Yo también te extrañé"

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Jason

Parece mi cumpleaños ahora, pero definitivamente para mi hermana, parece como si le hubiesen dado con una sartén en la cara. Summer comienza a mover la cabeza de un lado a otro, y a tronar los dedos de sus manos. Dios, podría jurar que mi hermana está a punto de dejar su lado de damita, para irse a los golpes, y si ese fuese el caso, no estoy muy seguro de querer detenerla.

-¿Quién te dejo entrar a ésta casa?-Summer está a punto de llorar de la rabia que tiene. No ha sido una noche demasiado buena, y ahora menos.

-Vaya, nenita ¿No es obvio?, es evidente que no entré por mi cuenta.

-Ojalá así hubiese sido, de tal forma podría llamar a la policía.-De verdad siento que todo me da vueltas, y que voy a vomitar en cualquier segundo.

-Yo también te extrañé.

-Lamento decirte que el sentimiento no es mutuo.

-Jason no debe pensar igual que tú, ¿no es así?

Sigo sin decir palabra, pues prefiero que sigan discutiendo, como si yo no existiera. Simplemente creo que voy a vomitar, y esto no será grato para nadie. Escucho unos pasos apresurarse por el pasillo, e imago que debe ser mi madre.

-¿Qué es ese escándalo?, tu padre duerme, Summer, te pido bajes el volumen.

-Me rehusó. Me rehusó a que éste ser esté bajo el mismo techo que yo.

-Summer, debes ser educada, y dejar de ser tan grosera, mañana por la mañana hablaremos sobre eso, ahora ve a dormir.

-Por ahora, no soy ni educada, ni una dama, así que si me disculpas, voy a hacerte caso e ir a dormir, o me convertiré en el segundo hijo que nunca tuviste.

Summer salió con mirada de asesina, mientras yo me encogía de hombros y daba media vuelta para seguirle el paso, y rogar que todo fuese una simple pesadilla. Necesito dormir o haré de la alfombra un desastre.

-Jason, espera.-Y entonces vomito sobre sus pies.

*******
Summer

Si me preguntaran a quién odio en este mundo, podría decir que a nadie, hasta que apareció cierto ser en el cuarto de visitas, y me dan ganas de asesinarlo. Es como un personaje sacado de un cuento de pequeños, al cual todos odian y desprecian, solamente que aquí no hay moraleja, pues es un caso perdido esforzarse por comprender la situación.

Soy la primera en despertar por la mañana, y me encuentro en un pantalón deportivo cómodo, y una cola de caballo. Espero ansiosa en la cocina a que todos despierten, y alguien me de una explicación de una vez por todas. Jamás imaginé que fuese posible tener una visita tan despreciada por mí. Es más, creo que ni siquiera Ian llega a mi máximo desprecio, y eso es mucho decir.

Preparo algo de café bien cargado en la cafetera, y rato después llega mi madre a la cocina con una sonrisa, acompañada de mi padre. Un par de minutos luego de eso, Jason apareció frotándose los ojos, con el cabello alborotado e indecentemente vestido con tan solo un par de calzoncillos. Mi madre toma algo de café que preparé, y enseguida hace una mueca de disgusto.

-Summer, esto es más café que agua. Está sumamente amargo.

-Amargada estoy yo por esa visita que tenemos.-Respondo con el ceño fruncido, antes de que nuestra <<agradable>> visita entre con una sonrisita patética en la cara.

-Mierda... Creo que anoche estaba tan ebrio que...-Comenzó a decir Jason, con una mano en su pecho, tras el <<susto> de ver a éste ser entrando.

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