Capítulo | 4

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SARA

Bajé las escaleras con la ayuda de Jaime, me acompañó hasta la limosina donde se encontraba esperando Lucas. Antes de entrar, le dije de Vanessa que no la dejara tomar nada de alcohol.

-Sí. -Dijo un poco divertido.

Jaime, al igual que Doris, son mi familia. Crecí con ellos, terminaron de criarme, cosa que mis padres no pudieron hacer.

-Gracias, Jaime.

Entré a limosina y ví a un perfecto Lucas con un hermoso traje negro y con una corbata del color rojo.

-Hola, te ves hermosa. -Me dedicó una sonrisa.

-Gracias, tú igual. -Hubo un momento de silencio antes de que Lucas volviera a hablar.

-Bien, sabes porque es la gala, ¿verdad?

-Sí, luego de haber venido del centro comercial ví el mensaje. -Le dije un poco cansada por el sueño.

Dios, ya me está haciendo factura el no poder dormir por las noches.

- ¿Te encuentras bien?-Preguntó.

-Sí, es sólo un poco de sueño.

-Si quieres puedes recostarte en mi hombro hasta que lleguemos. -Dijo con una sonrisa.

Lo pienso, es muy tentadora la oferta ya que el sueño me está venciendo.

Asiento y me recuesto de su hombro, él me sorprende pasando su mano por mi espalda para pegarme más a él.

Cerré mis ojos, su hombro es muy cómodo.

En realidad hasta una roca sería cómoda en estos momentos.

-Sara... -Sentí como movieron.

-No, cinco minutos más. -Escuché una risa masculina. Abrí mis ojos de golpe, no estaba en mi casa. -Lucas. -Dije estirándome un poco. Por alguna, razón dormí cómoda en sus hombros.

Él aún me tiene agarrada de la cintura.

-Estamos llegando. -Dijo. Me enderecé en el asiento.

-Gracias.

-No hay de qué. -Me dio un guiño.

La limosina estacionó en frente de una alfombra roja. Lucas se desmontó primero, arregló su traje y luego me extendió la mano para salir como todo un caballero para que yo bajara.

Al entrar, flashes y fotógrafos nos recibieron; entramos, yo estaba enganchada de su brazo.

- ¿Te eh dicho que te ves hermosa?-No puede evitar sonreír.

-Sí, ya lo has dicho. -Lo miré a los ojos. -Gracias. -Dije sinceramente, habían sido poca las veces que escuchaba un comentario así ya que normalmente no salgo mucho.

La gala se dio excelente, conversamos con muchos empresarios, me divertí mucho, ││Se nota mí sarcasmo││.

Después de la cena, Lucas me llevó a mi casa y se despidió de mí con un beso en la mejilla.

Entré a mi gran mansión. En la entrada me quité los zapatos, me estaban matando.

Irónico, ¿no? Tanto tiempo usándolos y aun no me acostumbro

- ¡Llegué!-Grité en la entrada.

Sí, ya es costumbre.

Me dirigí a mi habitación donde me encontré una Vanessa dormida y roncando como un oso. Me quedé en el lumbral de la puerta y le grité a Jaime.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora