Capítulo | 60

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SARA

—Despierta, Sam. —Miro la hora de nuevo en el reloj como si eso hiciera que se detenga. —Sam... —Ella me mira con sus ojos soñolientos.

— ¿Que pasa mami?—Dice bostezando y poniéndose de pies. Comienzo a quitarle su pijama.

—Se nos hace tarde. —Entro con ella en el baño y la ducho, luego hago lo mismo conmigo.

Anoche Sam, Andrés y yo nos quedamos dormidos mientras veíamos películas de El Rey León, Bambie, Y la Sirenita, hasta donde recuerdo.

Termino de secarla y le pongo su uniforme, luego de haber terminado con Samantha me pongo la ropa del trabajo. Bajamos las escaleras y Doris le da el da la lonchera con un jugo y un sándwich para que se lo coma en el camino, caminamos hasta el auto y le coloco el cinturón a Samantha.

Llegamos a la escuela, gracias a Dios Samantha comió sin ensuciarse, lo que fue un gran reto.

—Adiós mami, te amo. —Su maestra la tomó de la mano.

—Yo igual pequeña. —La ví alejarse con su maestra por el pasillo de la escuela.

Más y más y más papeles.

Termino de recoger todo y salgo de mi oficina hasta el estudio donde están tomando las fotos.

—Theo, ¿cómo vamos?—Pregunto mientras veo unas chicas con modelos de traje de baños de la temporada.

—Hasta ahora vamos bien, para mañana estarán lista.

Dios, que peso me quité de encima.

Miro la hora en el reloj y son las 11:40. Diablos, que rápido pasa el tiempo, en media hora llegará Samantha.

—Sara, te espera alguien en tu oficina. —Miro a Valeria y asiento.

—Dile que voy en un momento. —Ella se marcha con su libreta en manos. Mi celular comienza a sonar y lo tomo, es Andrés

— ¿Dime cariño? Te fuiste sin decir nada anoche.

—Lo sé, es que no quise despertarlas. —Comencé a caminar hacia mi oficina.

—Como quiera, hoy se nos hizo tarde. —Comienza a reírse. —No es gracioso. —Digo subiendo los escalones.

—Nena, sí lo es. —Obvio que no, ruedo los ojos. —Pude sentir eso, juro que rodaste los ojos.

— ¿Ahora tienes complejo de brujo?—Dije entrando en mi oficina.

—Sabes que no es así...—No pude seguir escuchando nada más.

Mis ojos volaron al personaje que tenía en frente, después de 5 años está aquí de nuevo. Mis piernas estaban comenzando a temblar y por primera vez de lo que recuerdo, quiero ir a ls brazos de mi madre a llorar.

Dios, sé que esto está muy mal, pero está malditamente sexy, aunque algo delgado, pero aún así se sigue viendo increíblemente.

¡SARA! ¡¿ME ESTÁS ESCUCHANDO!?—Gritó Andrés por el teléfono.

—Andrés, la pesadilla se hizo real. —Susurré muy despacio.

—Sara, ¿de qué hablas?... Sara, maldición, ¿qué pasa?

—Te llamo ahorita. —No esperé su respuesta y colgué.

— ¿Qué haces aquí?—Pregunté en un tono frío y cortante que me sorprendió a mí misma.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora