Capítulo | 9

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SARA

Entré al ascensor del edificio de la empresa y marqué el numero veinte y dos, mi pie derecho se movía a un constate ritmo como reflejo de un tic. Las puertas se abrieron dejándome ver a Amanda, la saludé y camine hasta mi oficina, sólo venía a buscar mi Mac que había olvidado ayer aquí.

- ¿No piensa trabajar hoy, señorita Boomer?-Maldito, eso es, un maldito.

-No, señor Smith. -Seguí buscando el Mac en los cajones que hoy, eran demasiados.

- ¿Me dará una explicación?-Dejé de buscar el Mac y me levanté para mirarlo a los ojos.

-Ya le eh mandado un e-mail, ¿no le es suficiente?-Me crucé de brazos. Él hizo una mueca restándole importancia.

Ha. Lo sabía, solo quiere fastidiarme.

Me volví a voltear, pero no me dio tiempo abajarme cuando ya me ví acorralada con el cuerpo de Lucas contra la pared de cristal, sus labios estaban muy cerca de los míos y sus ojos no dejaban de escanearme con la mirada.

- ¿Qué quiere?-Le pregunté en un susurro.

No respondió y sus manos bajo lentamente por mi cuerpo, pero sin propasarse de lo debido, un pequeño gemido salió de mis labios cuando apretó mi trasero. Bueno, había hablado demasiado rápido; sí se había pasado de la raya, pero no puedo negar que me gustó.

Sus labios se acercaron más a los míos quedando sólo a centímetros, los movió un poco rozándolos solamente para luego alejarse un poco. Por alguna razón, quiero sentir sus labios sobre los míos y no me voy aquedar con las ganas.

Tomé la iniciativa y lo besé, mis manos se aferraron a la chaqueta de su traje y lo atraje más hacia a mí, mi lengua encontró a la suya empezando un baile erótico, su beso me hizo sentir cosas en mi panza, cosas que pensé que nunca sentiría. Había leído en libros que siempre la chica empezaba a sentir mariposas en la panza, pero queridos amigos, mariposas le queda corto a todo esto. Me separé lentamente de él, llevándose mi labio inferior entre sus dientes.

Miré sus ojos, sus hermosos ojos de color azul, ese color siempre a significado paz para mí y es lo que encontraba en sus ojos cada vez que los miraba, una paz que nunca pensé que tendría y mucho menos con él.

¡¡¡Alerta!!!-

¿Ahora qué, unicornio?

Podrían lastimarlo. -

Me voy a arriesgar.

Puedes escapar ahora, después será muy tarde. -

Odio cuando tienes razón.

Siempre tengo la razón. -

Haría lo que mi mente me pedía, porque mi corazón me gritaba cosas muy diferentes a lo que mi mente me exigía. Me alejé por completo de él y tomé el Mac que ahora que me fijo, estaba encima del archivo y diablos, sí que es grande, ¿cómo se me ocurrió traerla?

-Solo aléjese de mí. -Me dí la vuelta y empecé a caminar, pero su brazo me detuvo.

-Me besas ¿y luego me dices qué me aleje de ti?-Me di la vuelta y asentí. -No, cariño, lo siento, pero por más que me lo pidas no me alejaré.

-No lo entiende, no puede estar cerca de mí.

- ¿Quien me lo impedirá? ¿Tu novio? La cosa no es con él, es a ti a quien deseo. -Con que era eso deseo...

Deseo, el hombre por mi sentía deseo... ¡Paren la bolita que gira!, ¡Paren el mundo!

- ¿Deseo?-Le pregunté para confirmar.

-Sí. -Me pegó a su cuerpo. -Mucho deseo. -Susurró lo último en mi oreja mandándole a mi cuerpo un escalofrió.

-Una noche. -Tomé la iniciativa. -¿Si te doy una noche me dejas en paz?

LUCAS

-Una noche. -Tomó una pausa. -¿Si te doy una noche me dejas en paz?-Sonreí.

Oh no, cariño. Una noche sólo sería el comienzo de mi infierno por perderme todo los días en tu cuerpo.

-Claro. -Mentí descaradamente.

Se alejó de nuevo de mí y buscó algo en su escritorio, ví mejor lo que buscaba y era una hoja, la arrancó y me la entregó.

-Aquí, hoy a las 10, sea puntual por favor. -Me tendió el papel y lo tomé gustosamente.

- ¿Estás segura de esto?-Pregunté por que claramente no lo haría si se sentía incomoda.

-Totalmente segura, ahora, si me permite me tengo que ir. -Tomó el Mac que había dejado en el escritorio y me miró por última vez, le lancé un beso a lo que ella solamente rodó los ojos para luego salir de su oficina.

Salí de su oficina y entré a la mía, toqué el botón de la línea de Amanda.

- ¿Si, señor?-Preguntó del otro lado del telefonillo.

-Necesito que mandes a buscar unas hamburguesas dobles, que sean tres por favor y llama al señor Kaidan Astor.

-En un momento, señor. -Colgué el teléfono dejándolo en su base.

Miré el papel entre mis dedos, si de algo estaba seguro es que ésta no sería la última vez, sólo sería el comienzo del infierno que se sentiría a la misma vez como el cielo.

SARA

¿En qué diablos estaba pensando?

¿Una noche?

¡¿Una noche?!

Te dije que te alejaras de él, no que le invitaras a tener sexo. -

Cállate.

Entré a donde mis problemas serian resueltos, La casa de Vanessa.

Mientras otros buscaban brujas o hechiceros, yo siempre le seré fiel a la única bruja que no necesita de poderes para hacerme entender algunas cosas.

-Ahora, cuéntame desde un principio todo. -Tomó una libreta y una pluma, se sentó en el sofá de una persona frente a ami.

Empecemos

-Dijo que solo es deseo, y le ofrecí una noche de sexo. -Una libreta volando por los aires y una pluma que casi cae en mi cara, me llamaron toda mi atención.

- ¡¿Estás loca mujer?!-Bufé.

-No sabes nada. -Tapé mi vista con mi brazo poniéndolo encima de mis ojos.

- ¿Cómo hiciste eso?

Le conté desde cuando entré a la oficina, la pérdida de mi Mac, el beso y la propuesta indecente no tan indecente que le hice a mi jefe.

-Amiga mía, esta pérdida.

- ¿Quién está pérdida?-Preguntó Luis entrando al salón. - ¿Qué diablos hacen?-Volvió a hacer una pregunta al verme acostada y a Vanessa con lentes.

-Solo platicábamos de chicos, nada grave. -Pude ver que con la sola mención de chicos, mi amigo/hermano de otra vagina tensó su mandíbula.

- ¿No deberíamos de irnos?-Pregunté levantándome del asiento.

Si quieren saber el significado de Celoso, sólo hay que mirar a Luis cuando se trata de una de nosotras dos, y más cuando empezamos hablar de chicos.

-Sí, creo que es hora de irnos. -Dijo Vanessa poniéndose de pies.

Amada mafiaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang