Capítulo | 12

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SARA

Se levantó y fue al baño, aproveché ese momento a solas para tratar de calmar mi respiración. Esto había sido increíble, nunca había sentido lo que con sólo sus caricias él me hizo sentir, como mi cuerpo se estremecía tan sólo el tacto de su piel sobre la mía.

Cuando salió, ya no tenía el preservativo puesto, dándome a entender que lo había tirado. Me levanté con cuidado y tomé mi bolso, caminé hasta el baño y cerré la puerta detrás de mí, me coloqué las bragas y sostén que tenía de repuesto, ya me bañaría en mi casa o en casa de Vanessa.

Salí del baño con la ropa interior puesta para ver a Lucas recostado en la cama con su brazo tapando sus ojos. Tomé el vestido del suelo y me lo puse, me miré en el espejo y arreglé mi cabello el cual estaba más que desordenado.

- ¿A dónde vas?-La voz de Lucas me sobresaltó y lo miré para verlo tapado con las sábanas y mirándome fijamente.

-Ya te dije, tengo cosas que hacer. -Volví mi vista al espejo y terminé de arreglar la maraña de pelo que había provocado éste revolcón. Miré mis zapatos y caminé hasta ellos. Me senté en la cama y me los puse con sumo cuidado.

- ¿Qué escondes, mujer?-Su pregunta me había tomado desapercibida, solamente me limité a terminar de ponerme mis zapatos. Me levanté y caminé hasta lograr rodear la cama y ponerme a su lado.

-Lo que escondo, sigue sin ser problema suyo. -Me acerqué quedando a solos pocos centímetros de sus labios. -Créame que para nada le gustaría saber lo que escondo. -Besé sus labios rápidamente, sólo haciendo que sea un roce; me dí la vuelta y empecé a caminar, abrí la puerta y me detuve. -Hasta mañana, jefe. -Dije sin mirar atrás y salí de la habitación.

Tomé el teléfono celular de mi bolso y le marqué a Jaime, el ascensor se abrió y entré en él.

- ¿Estás aquí?-Pregunté cuando tomó el teléfono.

-Ya la estoy esperando en el auto. -Dijo.

- ¿Cómo hiciste para quitarle las llaves al Ballet?-Pregunté un poco intrigada.

-Tengo mis métodos.

-No lo dudo Jaime, no lo dudo. -Escuché una leve risa para luego escuchar el tono de cortada.

El ascensor se abrió dándome paso para salir, miré a cada lado y mis pies empezaron a moverse solos. Llegué hasta afuera, y el auto con Jaime dentro se parqueó delante de mí.

- ¿Ahora?-Le pregunté ya adentro del auto.

-Tenemos una entrega con los gemelos Zapata. -Benditos Mexicano, ese par en realidad sí son mis favoritos.

-Genial, tengo mucho sin verlos. -Dije en un leve susurro. - ¿Vanessa y Luis?-Pregunté.

-Están esperándonos en la avenida, se nos unirán cuando vean el auto pasar frente a ellos. -Dijo mi fiel mano derecha.

-Muchas gracias, Jaime.

En todo el camino nadie dijo nada, me limité a pensar en la noche de hoy y lo que había sentido, sin dudar la mejor noche de mi vida, el mejor sexo y con la mejor persona para eso.

Sin dudas, el jefe había dejado una buena impresión a su secretaria en ejecutivo.

Miré atenta cuando pasamos por la Avenida, viendo las camionetas esperándonos; cuando pasamos, cinco camionetas negras venían detrás de nosotros.

-Armaste la caballería, Jaime. -Le dije viendo las camionetas.

-Hay que estar preparados, no sabemos el día en que nos puedan sorprender.

-Bien hecho Jaime, cada día me agradas más.

-Me ofende. -Lo miré a través del retrovisor y lo ví haciendo lo mismo. -Ya usted me cae bien.

- ¿Sabes, Jaime?, me encanta más la parte en la que estás feliz, ¿qué pasó? ¿Doris ya te dijo el sí?

-Señora... -Lo ví sonreír. -Todo seguirá en secreto.

-Estás demente Jaime.

La camioneta se parqueó en un terreno de tierras, llenos de remolque y carriles.

Me desmonté cuando Jaime abrió la puerta para mí y me entregó el arma, pronto mandaría a hacer una de oro.

-Hermanos Zapata, es un gusto verlos de nuevo. -Los saludé con un beso en la mejilla a ambos.

-Igual, Wey. -Saludaron a Luis y a Vanessa quienes venían detrás de mí cuando llegué.

-Está todo lo que habían pedido. -Uno de los hombres junto a Tragabalas dejaron toda la mercancía en los baúles, en el suelo.

-Como siempre, es un placer hacer negocios contigo. -Habló Fred, uno de los gemelos acompañado, de un guiño de ojo.

Los gemelos tienen personalidades muy diferentes, como por ejemplo:

Fred es muy atrevido, en cambio, su hermano John es alguien un poco más calmado; Fred no piensa antes de actuar, John piensa todo con su calculadora mente; y así por el estilo, son dos cajas de sorpresa que cualquier día te pueden sorprender.

- ¿Qué les pareces si vamos a tomar algunas copas?-Pregunta Fred, es el que más habla de ambos. Miré a Vanessa y a Luis, estos asintieron gustosos.

-No hay más nada que decir, vamos.

-En un momento los alcanzo.

Me dí la vuelta y tomé a Vanessa del brazo, Luis se había ido a montarse en su camioneta.

-Tragabalas, me iré con Sara. -Ví a Tragabalas asentir antes de marcharse. -Cuenta todo, perra. -En su voz se podía notar su alegría.

-Nada, fue todo normal. -Mentí descaradamente.

La noche de hoy con Lucas fue, todo menos normal.

-Te estás mordiendo el labio. -La miré extraña para luego darme cuenta de que tiene razón. -Eso lo haces cuando hablas mentiras.

-Está bien. -Dije ya rendida, entramos en la camioneta seguida de Jaime. -Fue todo ¡Waoo! Él es más de lo que pensé. -Dije sin mucho ánimo en realidad.

- ¿Por qué no estás feliz? ¿No pasaste una buena noche?-Bufé.

Claro que sí, la mejor para ser exactos.

-No es eso. -Suspiré por lo que iba a decir. -Es que siento que es el maldito comienzo de una obsesión y créeme, para ninguno de los dos es bueno.

- ¿Por qué no si estás bien con eso?, aún sigo sin verle lo malo. -Se cruzó de brazos esperando mi respuesta.

-No creo estar lista para tener una vida sexual activa. -La toz de Jaime nos distrajo y nos hizo sonreír.

Típico un padre que no quiere ver a su hija hablando de sexo, porque eso es lo que él es para mí, un padre.

-Tú y yo sabemos que no es eso, solo tienes miedo de que te vayas a enamorar de él, de eso tienes miedo.

-Hablamos como si él me hubiera propuesto ser su amante.

- ¿Me vas a decir a mí que no te gustaría repetir?

Claro que me encantaría repetir.

-No se puede. -Dije dando la última palabra.

-Tarde o temprano vas a caer en la tentación, amiga. -Puso una mano en mi hombro. -Sólo disfrútalo, Sara. -Asentí levemente, y miré hacia la ventana.

Ya caí en la tentación, amiga.

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Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora