Kilometros (Shawn Mendes y Tu) TERMINADA

Capitulo 27

Ella se giró a ver a Shawn. Este le sonreía ampliamente.
—Hola— Dijo ella desganada. Shawn notó su actitud y se puso de pié, se puso la camisa y los pantalones, para luego acercarse a ella.
—¿Todo bien?— Preguntó acariciándole el cabello. Ella suspiró y lo miró atentamente.
—Si...— Susurró fingiendo una sonrisa. Él le sonrió también.
—Bien... te mostraré el lugar— Dijo tomándola de la mano con suavidad. —Empezando por esta habitación... aquí yo solía dormir cuando veníamos a pasar varios días de excursión... Manuel, Carter y yo— Confesó él.
—¿Manuel es tu padre?— Preguntó curiosa. Él asintió.
—Si... Carter mi hermano mayor. Ambos están en la guerra, se fueron hace año y medio— De pronto, recordó algo muy importante, algo que ______ no sabía: Shawn también iría a la guerra algún día... podía ser en años, meses, semanas, nada estaba predicho. Pero no se lo diría... definitivamente no. Ocultárselo estaba mal, pero decírselo y perderla, estaba peor. —Y pues... eran días de hombres, ya sabes. Mi hermana Amber se quedaba con mamá en casa, aunque también venían de vez en cuando— Dijo el sonriente. —Mejor dicho, siempre veníamos aquí, ya fuera en familia o no— Finalizó.
Le empezó a mostrar cada parte de la cabaña. Definitivamente tenía años sin ser usada, su aspecto lo hacía notar. Subieron al segundo piso, le mostró un balcón, las habitaciones, todo. De igual forma en la parte de abajo. Todo a su alrededor era silencio mezclado con la naturaleza del bosque que afuera los esperaba, sin mencionar el enorme lago junto a la cabaña. Era un ambiente rupestre.
—Como puedes darte cuenta, no hay asesinos seriales aquí— Dijo Shawn riendo. Ella se rió y le dio un golpecito en el pecho.
—De noche era tenebroso...— Admitió. Shawn la abrazó por la cintura, caminando atrás de ella. ______ se sintió tan perfectamente bien así... amarrada a él.
—Mientras estés conmigo no debes temerle a nada— Susurró Shawn encaminándola afuera de la cabaña. Ella suspiró y lo miró de reojo, con su cabeza apoyada en su hombro. Sonrió inconscientemente. No le dijo nada... es que no podía. Había veces en que Shawn simplemente la dejaba sin palabras, esa era una de esas veces.
Shawn la encaminó hasta quedar ambos parados frente al enorme lago.
—Aquí venía a tirar rocas con Carter...— Recordó Shawn. —Y cuando había patos, les dabamos de comer. Pero hace años que no los hay—.
—¿Esta cabaña es tuya?— Preguntó ella sorprendida.
—La cabaña es nuestra, el lago es nuestro, el terreno es nuestro— Dijo Shawn. Ella hizo una expresión de sorpresa.
—Por dios, ¿Hablas enserio?— Le parecía imposible de creer.
—Si... enserio. Mi padre compró todas estas hectáreas para Amber, Carter y yo. Es parte de la herencia, es increíble— Dijo jugando con el cabello de ______. —Así que cuando quieras venir, eres bienvenida— Replicó. Ella simplemente sonrió.
—Shawn...— Susurró. Se giró a verlo.
—¿Mande?— Contestó él acariciándole ahora una de sus manos.
—Yo...— Pensó bien antes de continuar. —Tengo que hablar contigo— Finalizó suspirando. Él sonrió, sin saber que esa sonrisa podría no durar mucho. La tomó de la mano y la llevó hasta un árbol que estaba frente al lago, el cual tenía una maca. Shawn la hizo que se sentara y él se sentó junto a ella, sus cuerpos quedaron juntos en aquél artefacto, diseñado para relajación. Él empezó a mecer con los pies la maca.
—Listo. Habla, te escucho cariño— Dijo alegremente, abrazándola por la espalda.
—Es sobre lo que pasó hace 1 mes... ese día en el hospital— Inició ella, con los nervios y la culpa asfixiándola. Pero se lo diría... ya estaba decidida a hacerlo. Estaba enamorada de Shawn y él tenía derecho a saberlo. Quizá la odiaría después de que se enterara, pero ella correría ese riesgo. No pensaba mentirle... nunca más.

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Caitlin se despertó sobresaltada. Había tenido una pesadilla, una extraña pesadilla que prefería no recordar. Se puso de pié, fue al baño y se lavó la cara.
Caminó al cuarto de ______ y para su sorpresa, estaba intácto. Tal como ella lo había dejado el día anterior antes de marcharse a la fiesta. Le pareció raro, muy raro. ¿Dónde podría estar?
Cuando la llamaba a su celular, le indicaba que estaba apagado. Decidió no precipitarse y empezó a desayunar tranquilamente. Era sábado y no tenía pendientes.
El sonido de alguien tocando a la puerta, la sobresaltó. Se puso de pié y al mirar por el agujero, no lo pudo creer. Abrió de inmediato la puerta.
—Señora Rebecca... es usted— Pronunció Caitlin casi sin habla. Era ella... Rebecca, la madre de ______. Parecía imposible que estuviera ahí. —¿Qué hace aquí?— Preguntó Caitlin con resentimiento, no le agradaba nada esa mujer. Le tenía el mínimo respeto, sólo por ser mayor de edad.
—Vine a ver a mi hija— Dijo ella con tono alto. —Hay algo que debo decirle—.
—______ no está aquí ahora... ¿No puede decírselo por teléfono?— Preguntó Caitlin insistente.
—No... es muy importante, y no quieras hacerte la 'amable' conmigo niña, porque no te queda— Atacó. Caitlin suspiró, estaba aguantándose el coraje.
—¿Qué puede ser tan importante para que se haya tomado la molestia de visitarla desde Nueva York?— Preguntó ella, irónica.
—Es sobre Andrew O'Donnell, su padre—.