4🥀 | 3 de Septiembre

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Cuando salimos de la residencia, nos encontramos con Ben, que está sentado en un banco esperándonos

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Cuando salimos de la residencia, nos encontramos con Ben, que está sentado en un banco esperándonos. Tiene la mirada perdida en alguna parte, como si estuviera absorto en sus pensamientos. Aun así, no tarda en darse cuenta de que ya hemos salido.

En cuanto ve a Rebeca, sonríe y le da un buen repaso de arriba abajo. Antes en la habitación, yo tampoco me he podido resistir a mirarla, está guapísima con ese vestido.

—Estás preciosa cariño —le dice Ben y Rebeca recibe encantada los cumplidos de su novio. Se sienta a su lado y Ben rodea su cintura con la mano para atraerla hasta él, Rebeca no tarda en unir sus labios con los suyos.

Me doy la vuelta, para darles un poco más de privacidad, pero la curiosidad me está matando y no puedo evitar interrumpirles.

—¿Dónde es la fiesta? —pregunto, porque no me lo han llegado a decir.

Rebeca se ríe y se aparta un poco de Ben para responderme.

—La organiza el equipo de boxeo, su fraternidad está al otro lado del campus.

Asiento y guardo silencio mientras nos dirigimos hasta allí. Les doy su espacio y dejo que Rebeca y Ben caminen por delante de mí. Los dos van cogidos de la mano y no puedo evitar vernos a Trevor y a mí reflejados en ellos.

Ella sabe combinar muy bien la ropa, pero él no se queda atrás. Viste una camisa azul oscuro, con las mangas arremangadas hasta los codos, unos pantalones color caqui que se amoldan perfectamente a su cintura y unas zapatillas blancas que le dan el toque ideal a su look.

Aunque aún nos queda un poco para llegar, comenzamos a escuchar la música a lo lejos.

En cuanto entramos en la zona de las fraternidades, nos damos cuenta de que el equipo de boxeo no es el único que está organizando una fiesta está noche y nos cruzamos con bastante gente hasta llegar a nuestro destino.

Ben aligera el paso, arrastrando a Rebeca consigo, y recorremos el jardín delantero hasta la puerta principal. Él se encarga de llamar al timbre y en apenas unos segundos nos abre un chico sin camiseta y con un vaso a rebosar de cerveza en la mano.

—Eh tú, has llegado —dice, señalándome con el dedo—. Pasad —dice, empujándome hacia el interior de lafraternidad.

—¿Nos conocemos? —le pregunto confundida, pero ni siquiera me responde, se pierde entre la gente y estoy segura de que no lo veré más en toda la noche.

Ben nos lleva hasta la cocina, donde antes he visto desaparecer a ese chico, y nos señala la nevera.

—Hay barriles de cerveza en la encimera, pero si la queréis fría tenéis botellines en la nevera. Si necesitáis algo estaré... —Se detiene un momento y pierde el hilo de sus palabras, porque alguien ha intervenido en nuestra conversación. Un chico rodea el hombro de Ben con el brazo y dirige su mirada hacia nosotras.

Otra oportunidad para el amor | Bilogía Otra oportunidad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora