Capitulo 20: Búsqueda

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Nuevamente tendría que viajar dos días, pero esta vez no era para relajarse o investigar, esta vez iba en busca de una persona que lo hacía feliz o mejor dicho una ninfa escurridiza que lo traía loco. Con solo un pequeño bolso, ambos amigos iban.

— ¿ pensaste enamorarte de una ninfa?—cuestiono marcela

— Nunca, jamás pensé ver el amor de esa manera

— Pues ahí está, mira como te trae loco

— Has hecho mucho por mi marcela—murmuro el chico con aquella voz ronca

— No Harry... tú has hecho mucho por mí, desde aquel día que me sacaste del baño, y empezaste a defenderme, para mí fue el cielo

— ¿ alguna vez he dicho que te quiero?—rio el chico

— Mmm no lo sé—contesto ella

— Marcela, no seas así

— Ya relájate, lo sé y yo te quiero mas

Con el pasar de la horas, recordaba viejos tiempo, Harry estaba un poco decaído pero marcela siempre lo alentaba, pues quería a Harry como si fuera su hermano, y no le gustaba verlo con ese estado de ánimo.

Los dos días de viaje pasaron, ambos tenían grandes ojeras, y sus traseros estaban entumidos, pero cuando los confines del sitio se empezaron a ver, se dieron cuenta de que el viaje si valía la pena, y más marcela, quien no conocía el lugar. Al salir del avión recogieron su equipaje y tomaron un bus hacia el bosque del oráculo de la dodona, lugar donde yacía Anker, a donde pertenecía todo su ser. Con el paso de casi una hora y media llegaron, la pequeña boca de marcela se abrió, mientras que una sonrisa se dibujaba en el rostro de Harry.

— ¿ y ahora?—pregunto la rubia

— Pues caminemos hasta el manantial, si mal no estoy Anker me jugo bromas, y cosas así, pero no sé cómo llamarla

— ¿ y si gritas su nombre?

— No, ella no vendrá con eso, tiene que ser algo mas, más puro no se

— Todo esto es tu culpa... viste Harry

— Ya, ya no me lo recuerdes, me siento tan mal, creo que entre tú y afrodita me harán llorar

— ¿afrodita?

— Si, ella se mete en mi pensamiento, no se me está volviendo loco

Siguieron caminando hasta que llegaron al manantial, aun seguía igual como Harry lo había dejado, pero sin embargo ya no era lo mismo, pues no había ningún rastro de Anker. Y como la primera vez un olor encantador se sintió. Guiado por su instinto, Harry camino, mientras que marcela lo seguía, pero sin embargo esto no los guio a Anker. Pues ahora estaban frente lo que parecía ser un estanque. Su agua no era cristalina, pero lucia fresca. Unas siluetas se veían en el aquel estanque.

El ruloso se inclino un poco y de ahí salió una bella chica, piel tan blanca que parecía brillar, el cabello tan oscuro como la madrugada y sus ojos tan grises que parecían estar vacios. Marcela temerosa quedo atrás viendo la escena, esta estática, pues los nervios la carcomían.

— Ven conmigo Harry—susurro aquella chica y paseo sus manos por el terso rostro de Harry

— Yo...

— No digas nada y ven conmigo... solo ven, y no tendrás que preocuparte por mas nada en tu vida

— ¿ me ahogare?—cuestiono este embobado, por tal belleza

— Conmigo no sentirás nada, estarás bien... te olvidaras de todo

— ¿ que pasara con mi familia?

— No pasara nada—susurro y le dio un beso corto—solo ven conmigo

Un golpe seco sintió Harry en su sien, y automáticamente salió del trance en que se encontraba, cayo a un lado y se dio cuenta que aquella bella chica se había convertido en una criatura de grandes colmillos con una piel escamosas y ojos rojos.

— Corre estúpido—grito marcela muerta de miedo, quien cojeaba por la falta de no tener un zapato, ya que se lo había arrojado a Harry.

Como pudo se levanto y empezó a dar grandes zancadas lejos del estanque, mientras que aquella criatura solo gritaba cosas que Harry no entendía, ni se molestaría en entender. Cuando estaban lo suficientemente lejos del aquel espelúznate tanque se detuvieron. Un silencio se hizo presente y luego unos murmullos, de un pequeño arbusto salió con tal sutileza una mujer alta, morena y con el cabello hasta la cintura, tan bella que dejaría en ridículo a cualquier modelo.

— Con que tu eres el mortal que busca a Anker—espeto aquella mujer con un tono socarrón

— ¿ sabes donde esta?—pregunto marcela a quema ropas

— Silencio niña, quien en realidad desea a Anker es el chico—regaño

— Si... yo busco a Anker ¿ podrías ayudarme?—hablo Harry

— Eres muy arriesgado como para entrar a la profundidad de este bosque ¿ sabes todo lo que esto alberga? ¿ sabes que te pasaría si Zeus descubre que lastimaste a una de sus pequeñas deidades?—grito aquella mujer enfadada

— ¿ sabes tú que fui vilmente engañado por Calíope?—grito Harry

— Lo sé, y eres un tonto, un tonto, que no se dio cuenta que su amor verdadero lo encontraría en los ojos que te tuviera en frente. Típico de humanos, no valoran los pequeños detalles, los pasan por alto, por eso están condenados a morir—a finalizar sus palabra aquella mujer desapareció dejando a Harry enfadado y frustrado.

Ante aquella declaración Harry simplemente quería no estar en ese lugar, deseaba no haber conocido a Calíope, deseaba haber mirado a Anker a los ojos fijamente por más de diez segundo, si tan solo hubiese valorado eso, la historia ahora sería otra. Pero no se daría por vencido, para darse por vencido tendría que hacerlo el mismo Zeus, dios de dioses, pero más nadie. El había venido por Anker, y no se regresaría sin ella.

Al caer la noche, desamparados quedaron en el bosque, Harry quito la chaqueta que traía y se la entrego a marcela mientras que el tomo un buzo con un pequeño beany. Mientras marcela dormía el emprendería la búsqueda solo, pues temía que algo le hiciera daño a su amiga.

Caminando hasta que el sol nació Harry llego a una rivera, cristalina, y con la delicadeza de un gato pudo acercarse hasta un grupo de mujeres sin que ellas lo notaran, y ahí estaba la mujer que había puesto su mundo de cabeza. La chica por la que lo arriesgaría todo, Anker.





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