Capítulo 4.

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-¡Theos! - Se sorprendió a sí misma utilizando una expresión griega.

Le encantaba ese idioma, lo aprendió cuando la mandaron durante un año a un internado en Grecia, y ahí sí tuvo una amiga de verdad, la comprendía perfectamente, ya que ella pasaba por lo mismo que Tais, Adara era el nombre de su amiga, últimamente hablaban muy poco, le encantaría saber en la situación que se encuentra en estos momentos. 

Como la extrañaba, ella la entendía a la perfección, en todos los sentidos, prácticamente eran almas gemelas, puestas en distintos lugares del mundo. Tomo un gran suspiro y entro en el gran edificio de Bustamante Co. Llego a la guardería, y saludo a Elena, ella le dio un pequeño abrazo.

-Hola Tais, ¿extrañas a Sophie? - le preguntó Elena a mitad del día.

Tais solo se limitó a asentir, ambas tenían muchísimo trabajo, pero por increíble que pareciera, también extrañaba escuchar la voz de su jefe. Tan autoritario. Los recuerdos de la noche que compartieron regresaron a su mente, Tais sintió como se derretía por dentro, como en su vientre sentía unas pequeñas cosquillas.

Y pensar que solo sería una vez, no sabía de qué se arrepentía más, si de caer en la tentación, de que solo fuera una noche o seguir deseando tenerlo dentro y sentir por su cuerpo sus caricias. Una pequeña vocecita la saco de sus pensamientos.

-No quiero que cuides a nadie más que no sea yo. - Tais bajo la mirada.

Miro a la dueña de esa voz y le sonrió, se puso a su altura, le dio un beso en la frente y Sophie la abrazo.

-Solo quiero que me cuides a mi, a nadie más. - Tais no pudo evitar sonreír.

-No seas Egoísta Sophie, si no estás tú, debo de cuidar a alguien, tu papi me paga para eso.

Sophie hizo un pequeño mohín que a Tais le encanto y río entre dientes, Sophie frunció el ceño y luego sonrió, como si se le hubiera ocurrido la mejor idea del mundo.

-Le diré a mi papi que no te pague y así no tendrás que cuidar a nadie más. - Tais soltó una carcajada.

-¿No deberías estar en la escuela? - le preguntó a Sophie, ella solo se encogió de hombros.

-Mi maestra me mando a casa, solo porque le puse un sapo en el escritorio. - Tais se puso pálida.

Se dio cuenta que fue mejor que le cortara el cabello a que le pusiera ese animal tan horrible enfrente de ella. Además era asqueroso, pero tenía que hablar con Sophie, no podía ser siempre así de problemática, además alguna razón debería tener para ser así.

Tomo de la mano a la niña y la llevo a una sala, se sentó a su lado y empezó a cepillar su cabello, sabía cuánto le tranquilizaba que hicieran eso, así que si debía hablar sobre un tema importante, lo más necesario es que estuviera tranquila.

-Sophie, es malo lo que haces. - Sophie solo negó con un movimiento. -Si mi amor, las princesas siempre son buenas, incluso con los malos de los cuentos.

-Porque son tontas. - Tais quiso reír, pero se aguanto, la respuesta de la niña la dejo estupefacta.

-No mi amor, es por qué son buenas y todos las quieren, ¿tú quieres que te quieran? - la niña asintió. - Entonces ya no hagas nada malo, discúlpate con tu maestra y pórtate bien con todos.

-Es que solo así mi papá pasa más tiempo conmigo. - Tais sintió que se le hizo un nudo en la garganta. 

- Tu papi te adora mi amor, lo que pasa es que necesita trabajar mucho para poder comprarte cosas bonitas, así como a una princesa, y solo quiere darte lo mejor en todo el mundo.

EgoístaWhere stories live. Discover now