Capituló 9.

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Solo su asistente personal.

Esas eran las palabras que había mencionado Edrik, le molestaron, pero esa era la realidad. Durante la mañana se habían encontrado a un amigo de la universidad de el, al mirarlo con Tais y Sophie, pensó que por fin había sentado cabeza, pero él le dejo muy claro que sólo era su asistente personal.

Tais llevaba toda la mañana, tarde y parte de la noche dándole vuelta a esas palabras, ¿porque? Tal vez porque hacía menos de 48 horas se había quedado completamente sola y necesitaba un poco de cariño en su vida.

-Estas distante ¿qué te pasa? - Le preguntó Edrik.

Estaban comiendo en un restaurante francés, y había notado cómo Tais todo el día tuvo una expresión extraña, como constantemente fruncía el ceño.

-¿Qué es distante? - Sophie le preguntó a su padre.

-Es cuando una persona no está poniendo atención. - Sophie asintió y siguió comiendo de su plato. -Tais.

-¿Mmm? - Edrik rodó los ojos.

- Tais, ¿qué te pasa? Aparte de distante, estas distraída.

-Nada solo un pequeño dolor de cabeza. -Edrik no creyó eso.

Y Tais sabía que no se tragaría esa mentira, pero no le importaba, volteo a mirar la vida de por la ventana, por suerte les habían dejado esa mesa, cuando miro que de un Aston Martín bajaba un hombre de edad bastante avanzada, ¡no puede ser! Fue lo único que su mente pudo descifrar, de todos los lugares del mundo, no podía estar justo ahí, y en las circunstancias en las que estaba.

-¿Qué pasa Tais? - Muy al fondo escucho la voz de Edrik.

-Nada. - el todo los ojos.

-¡Por Dios Tais! Estas pálida. - ella tomó aire y miro a Sophie, también tenía el mismo aspecto que su padre, se miraban preocupados.

-De acuerdo, mi abuelo, si no me equivoco va entrando el restaurante, es el hombre que se bajó del Aston Martin, el de traje gris. - Edrik miro en la dirección que le dijo Tais. Efectivamente ahí estaba, volvió a mirarla. - Necesito salir de aquí antes de que me mire.

-Demasiado Tarde Tais. - Dijo la pequeña Sophie.

Ella cerró los ojos, suplicando al cielo que Sophie se hubiera confundido, nunca había hecho tantas plegarias en su vida como en ese momento, pero no hubo respuesta, escucho los pasos firmes de su abuelo, que a pesar de tener 70 años, caminaba como si tuviera 20. Además su inconfundible perfume, claro que la había reconocido, si era la viva imagen de su madre, pero con el carácter de su padre.

-Aricia. - Soltó el aire que estaba reteniendo, y volteo a mirarlo.

-Arion. - Le dijo en el mismo tono de voz.

Edrik al mirarlos juntos sabía de dónde Tais había heredado esa extraña apariencia suya, y ese tono de voz, podría asegurar que eran iguales, al menos en la forma de ser y tratar a los demás. Se dieron un abrazo, un tanto incomodo pero abrazo al fin de cuentas.

-¿Tú hija? - le preguntó Arion, señalando a Sophie, ella negó.

-Es mía señor, Edrik Bustamante. - le tendió una mano, la cual tardó en tomar, pero al final lo hizo.

-¡Qué sorpresa Aricia! Viviendo en unión libre, ya sabia yo que serías tú quien nos llevaría a la vergüenza. - ella todo los ojos. Un gesto que no pasó desapercibido para Arion.

-Apenas estamos iniciando una relación, nos estamos conociendo. - Edrik la defendió.

-Además prefiero que me digas Tais. - Su abuelo soltó una carcajada burlona.

EgoístaWhere stories live. Discover now