Capítulo 9

19K 1.6K 118
                                    


La mañana dio inicio tome un desayuno en la pequeña casa y después salí encontrándome con James.

-Buenos días Clea – beso mi mejilla y tomó mi mano. Caminamos hasta llegar al campo de entrenamiento y esperamos que todos llegaran.

-Está muy celoso Clea, su lobo está a punto de apoderarse de él. Aléjate de James.

-No me voy a alejar.

-Si no te alejas ahora, se van a pelear.

Resignada mire a Brentt y era verdad, estaba a punto de estallar. Le dije a James que en un rato lo veía y así fue como me aleje.

El entrenamiento comenzó y todos teníamos que correr. Pasamos horas corriendo y yo era la única que seguía haciéndolo. Una vez que me dieron una señal para que parase, lo hice.

Después a la media tarde teníamos que volver al campo de entrenamiento pero había quedado un rato antes para hablar con James.

-Perdón por demorarme un poco, me obligaron a ordenar todo el desastre que había hecho en la cabaña – se sienta a mi lado besándome la frente.

-Está bien ¿vamos a caminar?

-Claro.

Me tomo la mano y comenzamos a caminar. Aunque Arthur haya dicho que somos pareja, aun no lo somos. Podría decir que me gusta, pero todavía es algo rápido para comenzar a sentir algo.

Pero lo que sí puedo decir es que me siento bien pasando tiempo con él, me siento protegida.

Ahora estábamos caminando un poco y charlando de cosas triviales como para "conocernos un poco más".

En este momento todos estábamos comenzando a tirar al blanco. No hacía falta que nadie me dijera como hacerlo, era como si ya lo supiera. Y en ningún momento fallé.

Me sentía superior y me encantaba ganarle a James.

-Estás haciendo trampa – veo a James y está haciendo pucheros.

-Pareces un niño envidioso.

-Niño puede ser pero ¿envidioso? – finge ofenderse colocándose una mano en el corazón.

La noche llego y ahora nos teníamos que reunir todos, ya que se festejaba algo en la manada. Yo no tenía ni idea pero tampoco me importaba y menos cuando había pasado todo el día con James y ahora todavía seguíamos juntos.

El único momento donde nos separamos fue cuando nos fuimos a bañar y arreglarnos un poco para la elegante cena. Además de que venían otras manadas.

Todo el campo de entrenamiento estaba lleno de mesas, y muchos más lobos de los que podíamos imaginar.

-Hay muchos... lobos – dice James arrugando su nariz. No pude evitar reírme.

-Sé que te cuesta estar con nosotros, a vos y todos los cazadores pero aprecio mucho que lo hagan – me acerqué a él y besé su mejilla.

-Haría todo por ti, que de eso no te quede dudas – entrelazamos nuestras manos y caminamos donde estaban todos.

Tomamos asientos mientras charlábamos con algunos cambia-forma mientras cenábamos. Pasamos toda la velada entre risas. Éramos una enorme familia, me sentía protegida porque todos se acercaban a mí jurando su lealtad ante mí.

La primera vez que alguien se acercó a mí se hincó de rodillas mientras tomaba mis manos.

Me asuste y retire mis manos hasta que Arthur apareció riéndose y diciéndome lo que estaba haciendo el hombre.

Le sonreí tímidamente diciéndole lo que James me susurraba en el oído y se despidió feliz el señor. Después de la tercera persona ya me había acostumbrado a la situación.

De un momento a otro sentí un asqueroso olor dulce que me repugnaba.

-James vampiros... - me miro y se colocó delante de mi protegiéndome.

Todos se dieron cuenta y se acercaron a nosotros. Y sin darnos cuenta ya teníamos a casi cincuenta vampiros delante de nosotros.

-¿Qué están haciendo acá? – gruñe Arthur.

-Arthur por favor ¿así es como recibes a tus visitas? – habla un vampiro alto de tez muy pálida, cabello marrón al igual que sus ojos.

Esta era la primera vez que olía y veía a uno.

-Vuelvo a repetirte Adam ¿qué haces aquí? – podía darme cuenta que no tenían posibilidades de atacar si querían seguir con vida.

-Vine para ver con mis propios ojos si lo que me dijeron era verdad... Quiero ver a la chica, solo verla.

-No hay ninguna chica, no sé de qué hablas.

-Eres muy mal actor, nunca te dediques a eso... - se burla el tal Adam.

-Por favor Adam, déjate de bromas. Te conviene irte ahora.

-No puedo irme ahora, no cuándo estoy sintiendo el aroma más exquisito que he olido en toda mi jodida vida – caminó lentamente a nosotros mirando a todas las mujeres que habían cerca suyo.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Te estoy diciendo que estoy por encontrar a mi compañera – siguió caminando y cada vez se acercaba a donde estaba – Tú – dice señalándome.

-Ni te atrevas a acercarte – amenaza James.

-No te atrevas a amenazarme, no le haré nada – pasó por al lado de James y quedo frente a mí – Te he buscado por años y te digo que no me importa que seas una licántropa, estoy dispuesto a todo para que estés a mi lado.

-Ella nunca va a ser tuya – grita Brentt de quien ni siquiera me había dado cuenta de su presencia. Pero el vampiro lo ignoro.

-Ya sé que eres la loba, pero vas a ser mía y no voy a permitir que nadie te haga daño. Te voy a proteger. Ahora Arthur nosotros tres tenemos que hablar – el vampiro nos señala a Arthur y a mí refiriéndose a nosotros tres.

-Vamos – y Arthur comienza a caminar seguido del vampiro.

-¿Qué hago? – pregunto a las dos personas que tengo en frente mío.

-Vamos, yo te acompaño – James agarra mi mano y se da vuelta para caminar pero siento un tirón.

-No ¡Yo voy con ella! No tienes ningún derecho, en cambio yo sí.

Ya me estaba cansando de toda esta escena y les grite a ambos.

-Basta, no quiero ir con nadie. Voy a ir sola – di media vuelta y camine hasta llegar a la oficina de Arthur, encontrándome con ellos dos.

La profecía de la lobaWhere stories live. Discover now