Capítulo 18

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Habían pasado casi dos semanas desde el último ataque que tuvimos por parte de los demonios.

Cada día que pasaba la pasaba peor, porque aunque no me agarraron más los dolores de cabeza me sentía cada día un poco más débil.

Hoy llegaba una manada de la que nunca oí, lo cual es extraño porque entre manadas siempre sabíamos de la existencia de todas. Pero al parecer a esta manada le gustaba mantenerse oculta al igual que su existencia.

Mi relación con James estaba al borde y quedó donde la habíamos dejado la última vez que discutimos por falta de tiempo de ambos lados.

A él como a mí nos obligaban a entrenar todo el día. Me obligaron a usar mis dones todo el tiempo y ponerme a prueba.

Mientras él tenía sus entrenamientos con los cazadores.

Las cosas estaban tensas de ambos lados, pero yo solamente lo único que quería era que esto terminara lo más rápido posible.

Amaba la manada pero me sentía encerrada y cada vez peor. Si no hacíamos algo, no sé hasta qué punto iba a llegar mi debilidad.

A veces la vista se me nublaba por algunos segundos y sentía mareos, al principio sentía que eran por falta de azúcar y comida. Pero después de unos días supe que esos no eran los causantes.

Con mis amigos nos veíamos cada vez que podíamos al igual que con mi familia pero eran escasos esos momentos.

Ahora por suerte aprovechaba que no tenía nada que hacer, ni reunirme con el Alpha. Últimamente tuve que tomarme algunos atributos porque nadie me estaba diciendo nada.

Se podría decir que he madurado, pero solo un poco.

Estoy esperando con ansias la llegada de la nueva manada, todavía no sé el por qué. Pero los estoy esperando. Estoy sentada en un tronco caído en dirección a la entrada.

Ya deberían estar acá y aun no hay señales.

Después de 15 minutos más de espera y de relajación, comienzo a sentirlos. Ahora que tenía el mejor olfato de la manada podía sentir lo que quisiera aunque estuviera lejos.

Unos minutos más y ahí venían. Solamente eran hombres, muy tonificados con aspectos rudos, piel muy bronceadas y todos tenían el cabello bastante largo y sus ojos estaban pintados de negro a su alrededor.

El que supongo que es el líder noto mi presencia y solamente me miro para luego dirigirse supongo que a la oficina del Alpha.

Cuando perdí a todos de vista me levante y me fui al mismo lugar.

Ni siquiera me tome la molestia de golpear, solo entre y ahí estaban reunidos. Después de las presentaciones y la incredulidad con la que me miraba el nuevo Alpha que acababa de conocer, hicimos planes que para mi suerte me beneficiaban.

-Bueno, entonces esta todo arreglado por ahora. En la semana haremos arreglos según las circunstancias que se propongan. Podemos retirarnos – anuncio Arthur.

Di una última mirada a los presentes y salí del lugar.

-Clea... - la voz de Beau.

-Beau... tanto tiempo.

-Sí, lo sé he estado bastante perdida pero todo porque al fin conozco el amor.

-Me alegro mucho por ti – nótese el sarcasmo.

-Claro. Quiero ponerme al tanto de todo, los chicos ya nos están esperando incluidos tus hermanos.

-Está bien, vamos – tomo mi brazo y caminamos donde siempre nos juntábamos en el bosque cuando queríamos privacidad.

-Al fin llegan, ya me estaba aburriendo – protesta Gael.

-Lo siento, pero Clea no salía más de esa reunión.

-¿Me estas echando la culpa Beau? – ataco.

-No Clea, vamos al grano ¿Qué te han dicho? O ¿Qué tienen planeado? – me siento al lado de Beau y veo a todos.

-Vamos a esperar una semana más para ver si tenemos noticias o algún ataque, sino vamos nosotros a buscarlos.

-Bien, al fin un poco de acción – chilla Gael.

-Por dios Gael, tú eres el más marica de todos nosotros, no pidas acción.

Y así comienza una nueva pelea. 


La profecía de la lobaWhere stories live. Discover now