Capítulo 19

13.1K 1K 2
                                    


Los siguientes días pasaron mucho más rápido de lo que había pensado. Habíamos pasado ordenando todo, consiguiendo lo necesario y entrenándonos para la batalla.

Era rara que dijera la palabra, ya que nunca la había utilizado en mi vocabulario pero ahora era común que todos la dijéramos.

Todos estábamos nerviosos y ansiosos. Queríamos que esto acabase lo más rápido posible.

Estos días me he encerrado en mi mundo, me he alejado de mis amigos, familia, como también de James.

No quería alejarme pero tuve que hacerlo. Comencé a pasar más tiempo con los vampiros. Ellos me enseñaron muchas tácticas de pelea, cómo podía matarlos, sus puntos débiles y muchas cosas de ese estilo.

Hemos estado estudiando sobre demonios y preparando armas letales para ellos. También hemos conseguido ayuda de hechiceras que nos han servido de mucho.

Pero nadie podía ayudarme a mí. Todavía sentía los malestares y la debilidad aunque intentaba mostrarme fuerte ante todos.

Él único que sabía todo era Adam, con quien nos habíamos acercado mucho estos últimos días. Pero solamente como amigos, él entendía perfectamente mi situación y mis confundidos sentimientos.

-Mañana nos vamos Clea ¿Cómo te sentís? – estábamos con Adam en el bosque pasando un momento de relajación.

-No sé, es complicado esto y más cuando sé que me controla un demonio.

-No te controla Clea.

-Pero es como si lo hiciera Adam. Provoca esos ataques de dolor que me impide moverme. Yo sé que cuando lo crea oportuno me va a debilitar y va a terminar conmigo.

-No quiero que pienses eso. Vas a estar en el centro Clea, todos te vamos a proteger.

-No quiero que me protejan Adam.

-¿Por qué? – suelto un suspiro y me tapo la cara. Todo este asunto era tan frustrante.

-Porque no quiero que nadie salga lastimado, por eso. No sé si sea capaz de superarlo y menos si podré superar la culpa.

-Venga, nadie va a salir lastimado – se acerca a mí y me abraza.

A pesar del inmundo olor de Adam, sus abrazos eran reconfortantes. No éramos amigos ni nada por el estilo, pero sentía confianza y siempre tenía las palabras adecuadas para una niña como yo.

-Eso espero – le devuelvo el abrazo pero sintiendo un ruido en el proceso.

Me levanto despacio, miro en todas direcciones pero no había nada.

-¿Todo bien Clea? – lo miro y ese olor tan repugnante invade mi nariz.

-Tenemos que irnos – lo tomo del brazo y comenzamos a correr.

-¿Tan rápido se van? – De la nada aparece el maldito demonio delante de nosotros, impidiéndonos que sigamos corriendo –Clea preciosa, sos toda una mujer ahora. Cada día te sienta mejor.

Adam saca sus colmillos mientras yo saco los míos junto a mis garras.

-Alinen, necesito que le digas el lobo de Brentt lo que está pasando y que vengan todos.

-Listo Clea.

-Mantente atenta, por favor.

-Siempre.

Volví mi atención a lo que estaba pasando y estábamos rodeados de demonios, híbridos y podía sentir a los vampiros que los acompañaba

-Adam querido, hay alguien que te ha extrañado mucho desde la última vez que te vio.

Quise detener a Adam pero ya era tarde, se había lanzado sobre el demonio intentando clavar sus dientes en su garganta.

Otros demonios lo sostuvieron y lo alejaron mientras comenzaban a golpearlo. A todo esto yo solamente estaba quieta mirando todo y rogando que todos los demás se apuraran.

Yo sola no podía hacer nada porque sabía que el demonio me provocaría dolor.

-Hermanito, te he extraño – dice una voz desconocida. Lo busco hasta que lo encuentro, es el mismo hombre que había visto.

-Yo no Alex, al contrario. Me gustaría verte muerto – escupe Adam, pero Alex lo ignora mirándome a mí.

-Eres hermosa Clea, puedo entender tu interés en ella hermanito. Es una loba asombrosa – se acerca con paso decidido y comienza a acariciar mi cabello – aunque tengas un asqueroso olor a lobo, no importa ¿Sabes?

En el momento que siento su lengua en mi mejilla reacciono empujándolo con todas mis fuerzas.

-Has actuado de manera incorrecta Clea – Alex mira al demonio y le indica algo.

Ya sabía lo que le estaba indicando, no lo pensé dos veces y corrí hasta él.

Corrí lo más rápido que pude, corrí con todas mis fuerzas como si vida dependiera de ello aunque de cierta forma lo hacía.

Mi único punto de enfoque era su cuello. En un rápido acto clave mis garras en su abdomen mientras desgarraba su dura piel.

Lo tire al piso y el dolor de cabeza comenzó, tomando gran parte de mi fuerza.

Ignore los gritos inentendibles de Adam y seguí con lo mío. La ira me consumía mientras pensaba en todos los malestares que había sentido. Y en lo horrible que me ha hecho sentir, sin mencionar los dolores de cabeza que eran tan grandes que provocaban que me desmayara.

Estaba a punto de morder su cuello pero alguien me tiro para atrás estrellándome con un árbol.

-Te has equivocado Clea – sentía patadas en mis costillas mientras me retorcía por los dolores.

No sabía cuál dolor era más fuerte, si el dolor de cabeza o el dolor de mis costillas quebrarse, volverse a unir y volverse a quebrar de nuevo.

Los gritos desgarradores salían de mi garganta lastimándola mientras mentalmente suplicaba piedad y que Brentt llegara rápido.

Una costilla atravesó mi piel y no podía dejar de gritar por el dolor tan desgarrador que estaba sintiendo.

Deje de sentir las patadas y el dolor de cabeza, me tome unos segundos para recuperarme, limpiarme las lágrimas y los vi, vi a mi manada junto a nuestros aliados pelear.

Busque a Adam y estaba abalanzándose contra su hermano, mientras que a su lado estaba Brentt luchando con el demonio.

Sentí unos brazos ayudarme a levantarme y lo vi, era James.

-¿Estas bien Clea? – pregunta con total preocupación.

-Estoy bien - me pare y tome un poco de fuerzas.

-¿Nos podemos transformar Alinen?

-Podemos, pero te va a doler mucho.

-No importa.

Y tuvo razón, había dolido y mucho. Todos mis huesos se unieron y corrí hasta Brentt y Adam.



La profecía de la lobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora