|CAPÍTULO CUATRO|

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«Dipper»

Tres de la madrugada y no podía dormir bien, estaba cruzado de piernas en sobre mi cama, abrazando una almohada y recargándome en ella.

—¿Qué está pasando contigo Dipper? —hablé conmigo mismo, soltando la almohada y llevando mis manos a mi cabeza.

Esa pregunta rondaba por mi cabeza ¿Cómo me atreví a jugar con Mabel? ¿Perder la cordura con ella? Soy un enfermo, un jodido enfermo.

Y luego estaba Dylan, también estaba jugando con ella. ¡Estaba jugando con dos chicas! Soy un asco. Todo era más sencillo cuando ninguna de las chicas me hacía caso...

¡Pero ese no era el puto problema! El puto problema era el enfermo hecho de haberme metido con mi hermana...

Pase mis manos por mi cabello alborotándolo.

¿Qué sentía por ella... por Mabel?

Bueno... tenerla cerca últimamente me hacía sentir raro... estúpido. Me alegraba verla todas las mañanas, me encantaba verla a mi lado y oler su delicioso perfume de frutilla que siempre lleva puesto.

¿Qué sentía por Dylan?

Dylan es una chica realmente atractiva... siempre lo ha sido. Verla hoy también me ha hecho sentir lo que siento por Mabel... realmente estúpido pero... con ella es diferente. No es prohibido, no es enfermo. Ella era linda y siempre olía a vainilla y coco...

—Mierda que frustración.

Me recosté de vuelta en mi cama, aplastando la almohada contra mi rostro.

—¿Es acaso tan difícil decidir? —pregunte hacia la nada.

Tengo que aclarar todo.

[...]

Desperté. Rayos, me había quedado dormido.

Me levanté de la cama, me puse mis zapatos y bajé a la cocina por algo de desayunar, pero alguien se me adelantó.

—¿Mabel? —pregunté entrando a la cocina, encontrándome a mi gemela terminando su desayuno, dispuesta a salir de la cocina.

Al levantar la mirada, dio un leve respingo.

—Ah... Eres tú —habló fría, me dolía cuando usaba su tono frío conmigo.

—¿A qué hora te has levantado? —pregunté.

—Hace unos minutos —asentí—. ¿Te puedes quitar? Me voy a mi cuarto a desayunar.

—P-Pero ¿No vas a desayunar en la mesa?

—No gracias, no quiero estar contigo en la misma mesa.

Esas palabras me dolieron.

—P-pero ¿Por qué? ¿Yo qué hice?

"Que estúpida pregunta, Dipper."

Mabel me miro con cara de indignación.

—¡¿Encima preguntas?!—exploto—. ¡Eres la peor persona del mundo, Dipper!—se acercó a mí y me empujo —. ¡Eres un idiota!

—¡Auh! —hablé cuándo comenzó a golpearme.

—¡Eres un estúpido! ¡Te odio idiota! —Antes de que volviera a dar otro golpe, atrapé sus manos—. Suéltame Dipper.

—No hasta que me escuches.

—¡No pienso escucharte! —se logró zafar de mi agarre y subió las escaleras a gran velocidad, seguido de un portazo.

Forbidden PassionWhere stories live. Discover now