|CAPÍTULO TRECE|

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«Juliette»

Suspiré frustrada, sentándome en el sofá de la estancia. Meditando.

¿Por qué diablos lo hice? ¿Por qué tenía que invocarlo? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera husmeado entre las cosas de los Pines?

Seguramente tu hermana estaría muerta.

Cerré los ojos, inclinando mi cabeza hacia atrás, cerrando los ojos.

—Juls—levanto la vista y veo a Will recargado en el marco de la puerta.

—Will—sonrío ante su presencia, él hace lo mismo y se acerca hacia mí.

—¿Cómo te sientes?—preguntó sentándose al lado mío.

—Preocupada, pero a la vez más tranquila.

—¿Preocupada por qué?

—¿Qué sucede si Bill descubre lo que planeamos? ¿Qué crees que le haga a Dylan?

Will puso sus labios en una línea.

—No tengo idea. Hay que tener mucho cuidado con eso.

—¿Tú podrías influir en su mente para que no lo descubra?

Will hizo una mueca pensativa para después asentir.

—Creo que... podría intentarlo—me sonrió.

Sonreí al instante, abrazando con fuerza al peli azul.

—¡Gracias Will! —él soltó un respingo. —En verdad... gracias.

No hacía falta ver el rostro de Will para saber que sonreía aún más.

—No hay de qué... Juli.

Después de un par de segundos, me separé de él, besando sus labios, quien me correspondió.

—Te amo—me acurruqué en su pecho—. Y mucho.

Will me miró unos segundos formando una tierna sonrisa en su rostro.

Tomó mi mentón en sus manos y se acercó a mí dejando una pequeña distancia entre nuestros rostros.

—Yo te amo más.

Estaba dispuesto a besarme. Cerré los ojos pero de repente algo nos interrumpió.

—Oh miren ¡Qué tierna pareja! Se puede oler su peste de romance a kilómetros.

—Bill —dijo Will entre dientes.

—Will. —dijo de la misma manera el rubio.

—¿Qué estás haciendo aquí? Sabes que no eres bienvenido. —me cruce de brazos.

—Yo puedo estar aquí si se me pega la gana. —sonrió.

—Eso no responde a mi pregunta

—Claro que sí. —jugó unos segundos con su bastón. —Y si no, no me interesa.

—¡O te largas de mi casa o...!

—¿O qué? —dijo con una sonrisa socarrona—. ¿Crees que te tengo miedo? ¿A ti? —rio escandalosamente—. Juliette no me hagas reír.

Miré a Will incitándolo a defenderme.

—Si no te tengo miedo a ti menos le voy a tener miedo a él ¿Sabes?

Noté como Will se sonrojaba levemente.

—No lo molestes —fruncí el ceño.

—Ya lo hice, querida —me quitó del asiento donde estaba y se sentó, junto a Will.

Forbidden PassionWhere stories live. Discover now