|CAPÍTULO SIETE|

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«Juliette»

Tranquilidad, era lo que me recorría de pies a cabeza.

Estaba en el sofá de la sala, acurrucada en el pecho de Will, mientras él acariciaba mi cabeza lentamente. Haciéndome sentir bien, demasiado bien.

Ambos estábamos mirando una película que Dylan me había recomendado: Love, Rossie.

—Will... —murmuré.

—¿Si? —preguntó.

Me levanté, pasando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Son casi las 5 —bostecé —Y tengo sueño.

Él rio.

—¿Por qué no vas a dormir?

—Es muy temprano aún —hice un puchero.

—Pero te va a hacer daño. ¿Qué tal si te da migraña?

Sonreí enternecida ante su preocupación. Me acerque lentamente a él tanto que nuestras caras quedaron muy cerca. Tan cerca que podía sentir su respiración combinarse con la mía.

—Will ¿Qué es lo que tratas de hacerme?

—¿Eh? ¿A-a qué te refieres?

Sonreí.

—A lo que me haces sentir en mi corazón.

Él me dio una sonrisa tímida.

—Eres muy dulce, Juli —se sonrojó, al igual que yo.

—¿Qué es lo que quieres hacer ahora Will? —pregunté, sentándome nuevamente a su lado.

—Lo que quieras princesa —habló besando mi mejilla.

—¿Lo que quiera? —pregunte viéndolo juguetona.

El arqueo una ceja burlón. Yo reí y me arrodille en el asiento para agarrar su cara entre mis manos y acercarme para empezar a besarlo.

El posiciono las manos en mi cintura y me acerco a él apegándome a su cuerpo. Suspire y empecé a mover los labios perdiéndome en los suyos.

Will besaba muy bien.

Me acerque un poco más a él intensificando el beso. El rio al igual que yo. Enrede mi mano en su cabello cuando algo nos interrumpió. El sonido de la llave insertarse en la puerta.

—¡Juli! ¡Will! ¡He vuelto! ¡Y he comprado...! —Era Dylan en la entrada con unas bolsas a sus lados—... de... comer.

Reaccioné rápidamente, alejándome de Will a una distancia apropiada.

—D-Dylan hola —reí nerviosa—. No pensé... que llegarías tan temprano.

Ella ignoró lo que me dijo, mirando a mi lado, a Will, quien estaba con las mejillas rojas, al igual que yo.

—Juli, si querías la casa sola me hubieras dicho —me miró pícaramente—. Finjan que no estoy chicos.

Subió escaleras arriba.

Mire a Will el cual estaba más que sonrojado.

—Creo que... debería irme —dijo rascando su nuca.

Estaba nervioso. Pobre.

—De acuerdo.

—Vengo mañana o tal vez en la noche —sonrió—. Sabes que me vuelve loco verte dormir.

Me sonrió.

—Adiós, Will.

—Adiós.

Me dio un beso en la nariz y acto seguido desapareció.

Forbidden PassionWhere stories live. Discover now