: nineteen

6.2K 578 345
                                    

HEY HOY 16/1 PLAYERS CUMPLE UN AÑO!! lean la nota de abajo

→ luke hemmings

Aterrizo del avión y sé que esto está mal en muchos niveles. Sé que no tengo por qué estar aquí, pero algo me dice que debo estarlo. Nueva York y su multitud parecen llevarme por delante, aunque el día está bastante tranquilo para ser sábado. Supongo que será porque son las diez de la mañana y la mayoría de las personas está recién despertándose.

Pido un taxi y le doy la dirección del departamento que mi mamá tiene aquí. En el trayecto, miro por la ventana y veo a la ciudad, inmensa, frente a mis ojos. Los grandes edificios se extienden frente a mí y lo único que puedo vislumbrar es ciudad y más ciudad, ruido y poca tranquilidad, gente por aquí y por allá: un grupo de punks, otro de empresarios correteando, un par de chicas con esos collares pegados al cuello que son espantosos —y que mi hermana solía usar todo el tiempo hasta que le dije que realmente eran feos— y más. La diversidad de personas que habita en Nueva York es increíble. Alguna vez escuché que, además de África, la Gran Manzana es el lugar donde más idiomas se hablan y lo creo.

Una canción familiar suena en el taxi. Le pido al taxista que le aumente. Me reconoce y me pide un autógrafo para su nieto.

—Eres un gran futbolista —me dice y le agradezco. En estos días me lo dicen mucho, aunque otros sueltan que no soy más que un pobre marica... si supieran que tengo más dinero que ellos en su cuenta bancaria de aquí a dentro de cincuenta años.

Claro está decir que le sube a la música y puedo reconocer la melodía de Mess Around de Cage The Elephant. Sé que esa banda le gusta a Calum, ya que no deja de escucharlos nunca. En casa, si no es Cage The Elephant es Alt-J o alguna banda de esas, por lo que es para mí imposible no tener estancada en mi cabeza sus melodías.

Seguimos viajando hasta que llegamos al edificio. Me bajo y le doy un poco más de dinero al chofer del que corresponde. Él me agradece otra vez, tanto por el dinero como por el autógrafo para su nieto. Supongo que el pequeño Bryan estará feliz. Me despido y camino lo más rápido que puedo a mi hogar por un par de días.

Lo primero que hago al entrar es acostarme en la cama. Lo bueno de tener una casa en varios lugares es que siempre está todo bien acomodado y nos vemos forzados a volver de vez en cuando para ver qué tal están las cosas. No he hablado mucho con mi madre después de lo de mi hermana Lisa, solamente la llamé y lo que le dije fue algo así como: "Hola, iré a Nueva York. Utilizaré el apartamento. Sí, estoy bien. Nos vemos". Vale decir que todavía sigo un poco enfadado y no creo que se me pase.

Lisa y yo no hemos hablado en años. Papá y yo tampoco. Lo peor de todo fue enterarme que mi mamá si ha mantenido contacto con ella después de tanto tiempo, se siente como la peor traición de todas. Básicamente, como sentir un puñal clavándose en tu espalda.

Quiero dejar de pensar en eso pero no puedo. Bebo un poco de agua que tengo desde el avión y me saco los zapatos, antes de prender el aire acondicionado —enchufarlo, antes— y cerrar los ojos. Muchas emociones para un sólo día.



La alarma suena a las doce. No la oigo, pero sí escucho a mi celular sonando y sonando con la típica melodía de los iPhones. Me lo llevo a la oreja antes de si quiera fijarme quién es. Lo único que distingo es el número 12:42 en la pantalla.

— ¿Hola? —hablo. La voz que suena de la otra línea se me hace conocida, pero no la distingo—. ¿Ashton?

— ¿Cómo que Ashton? —replica—. Soy Herbert, y Luke, ¡tienes que ver los informativos ahora mismo!

players; cake.Where stories live. Discover now