Capítulo 2

10.1K 649 28
                                    

Por muy aliviado que estuve cuando me dijeron que solo tendría que ir a un grupo de apoyo, no estaba emocionado con ello

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Por muy aliviado que estuve cuando me dijeron que solo tendría que ir a un grupo de apoyo, no estaba emocionado con ello.

En realidad, deseaba poder saltármelo; la idea de tener que compartir lo que me sucedía y porque había llegado a ese lugar me daba nauseas.

Pero no era posible no ir.

Eso no solo me traería problemas, sino a mi padre y también afectaría a Mia.

Debía ponerme los pantalones de hombre grande de una vez por todas.

Ya era hora de hacerlo.

Salí de mi casa como si una gran nube gris se hubiese posado en mi cabeza y desbloqueé mi auto, usando cada pizca de fuerza para entrar.

Cada parte de mí gritaba que estaba haciendo una gran estupidez y aunque pensaba que era así, no había nada que pudiese impedirlo.

Se lo había prometido a mi padre y si eso le sacaba algo de peso, que sabía que tenía desde hace días, lo haría.

Se lo debía, después de todo.

Luego de un momento de tomar grandes respiros, encendí el auto y comencé a conducir hacia la parte alta del pueblo.

Raramente iba así que tomé extrema precaución en conducir por donde mi padre me había dicho para no perderme.

No fue un viaje tan largo y en menos de lo esperado ya estaba guiando el auto por una calle angosta. Paré cuando vi una pequeña sede de un piso y supe que ese era el lugar.

Lo demás a mi alrededor eran canchas y pequeñas plazas con juegos, milagrosamente, vacías.

Me preparé mentalmente antes de salir y cuando puse los seguros, caminé más rápido de lo que me hubiese gustado hacia la puerta.

«No tuviste que haber venido», Leo se hizo escuchar por sobre mis pensamientos y yo cerré mis ojos, parando mi andar justo frente a la puerta.

Claro que no tuve que haber venido.

Este grupo solo serviría para avivar más las llamas de todas las cosas que se hablaban de mí y lo que había hecho.

Solo quería que dejaran en paz todo el maldito asunto, pero, claramente, luego de hoy eso sería imposible.

A menos qué...

«A menos que digas una mentira. De cualquier forma, nadie sabe la verdadera razón por la cual la atacaste», terminó Clive por mí y casi sentí como la luz de la esperanza comenzaba a iluminar todo en mi interior.

Sí, eso podría servir.

De cualquier forma, nadie, aparte de las personas cercanas a mí, sabían que era esquizofrénico, y muchas personas iban a grupos de autoayuda, sin tener algún problema mental como el mío.

Sentirse Diferente (#1.5 Sentirse Viva)Where stories live. Discover now