Antes que Hebe llegase a su vida, Esteban tomó decisiones que lo llevaron a posiciones que no se esperó. Intentando hacer una vida segura para todas las personas a su alrededor, lucha por ser la mejor versión de sí mismo y no caer en la locura.
Per...
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—Siempre pensé que me vería estupenda toda golpeada, pero me equivoqué. Me veo horrible.
Laura bajó el espejo y me miró con una sonrisa divertida.
Tenía razón, se veía horrible. Tenía moretones repartidos por todo el rostro, bajando por su cuello y desapareciendo bajo su camiseta. Además de eso, tenía el labio inferior reventado y un derrame en su ojo izquierdo.
Verla de esa manera, me hacía querer ir hacia el hospital donde ella se encontraba y solo dejar que todo mi enojo saliera.
No me sorprendía lo que había hecho. Sabía cuan demente estaba, pero no sabía como se había enterado de Laura.
Cielos, ni siquiera estábamos saliendo o habíamos hecho otra cosa que conversar.
Aunque dudaba que eso cambiara algo. Cuando se trataba de mí estando cerca de personas del sexo opuesto provocaba un tipo de explosivo en ella.
Aún tratándose de Mia o alguien como Laura.
—Lo siento —le dije, intentando calmarme.
Lo que menos necesitaba era alterarme, por muy difícil que fuera mantenerme en control.
Dudaba que la jueza viera con buenos ojos otra agresión de mi parte.
Debía hacer lo que mi padre me dijo en cuanto llegamos al hospital: dejar que él se encargara de todo.
Como siempre.
—No tienes la culpa de que tu madre actué como lo hace.
—No, pero te puse en su ojo y saliste dañada por eso.
Se encogió de hombros, haciendo una mueca luego.
—No predices el futuro, Esteban. —Se movió como pudo—. Además solo me dejó así porque me pilló con la guardia baja.
»No me hubiese tocado un pelo si hubiese estado pendiente de mi alrededor, te lo aseguro.
Me guiñó un ojo e intenté sonreír, pero no podía.
No comprendía como podía estar de tan buen humor luego de que la usaran como saco de boxeo.
—¿Tus padres están en camino?
Asintió.
—Deberían de llegar en unos minutos más. Trabajan en la ciudad, así que para ahora deberían estar en el pueblo de al lado.
Iba a decir algo más, cuando el doctor entró con las resonancias magnéticas que había hecho. Me paré de inmediato y me gané al lado de la cama de Laura.
—No hay fractura en el cráneo ni en la clavícula, que era lo que nos preocupaba. Ya que es menor de edad, esperaré a que sus padres lleguen para darle el alta. —Anotó algo en una hoja, la cual luego le tendió—. Pase a buscar esto antes de irse. Las indicaciones de cuanto debe tomar estarán en las cajas.
