Duo

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El segundo día, Brooke se despertó gracias a que Cassandra no echó las cortinas la noche anterior. El sol le iluminó la cara y estaba molesta, pero se dio cuenta de que sus compañeras seguían dormidas. Así que pensó que si ella estaba despierta, las demás también tendrían que hacerlo. Y tuvo una pequeña idea que seguro que a las demás les gustaría. Hizo que de su varita saliera un sonido alto, chirriante y muy molesto, como si alguien estuviera arañando una pizarra.

-Maldita bastarda.- Gruñó Millicent, una niña bastante proporcionada de la clase de tercero.

-Lo vuelves a hacer y juro que te lanzo un crucio.- Murmuró Cassandra en voz baja, mientras se levantaba y buscaba sus zapatillas.

Al rato aparecieron todas sus compañeras con su túnicas y confusas por las intenciones de la rubia.

-¿Por qué nos has despertado tan temprano? Son las...- Preguntó Astoria, una chica morena de segundo curso, mientras revisaba su reloj.- ¡¡¡LAS SIETE Y MEDIA!!!

-Shhh...- La acalló Pansy.- Vas a despertar a los chicos.

-Ese es el caso, niñas.- Comenzó Brooke, frotándose las manos y apartando sus largos cabellos hacia atrás.- Ayer oí decir a Crabbe que los chicos de todos los equipos se iban a reunir en el campo a las 7:20 para probar a los nuevos. ¿Qué os parece si vamos a verlos? Aunque ya vamos con un poco de retraso...

Las chicas ya no tenían ese cabreo del principio, sino que se les iluminó una sonrisa en el rostro y fueron a arreglarse para poder estar presentables.

A los cinco minutos las cinco chicas estaban bajando silenciosamente por las escaleras de la escuela. Ya podían escuchar los gritos y golpes desde la clase de transformaciones. Pansy se acicaló por enésima vez el pelo y salieron del castillo con el sol chocando contra sus pupilas.
Caminaron hasta el campo observando a muchos de los jugadores volando en sus escobas. La mayoría tenían caras conocidas, como Cedric Diggory o Fred Weasley.

Al momento, Brooke divisó al chico que sobrevivió, discutiendo con su primo, el orgulloso sangre limpia con el pelo engominado y su típica cara de oler a perros muertos.

No tardaron en fijarse en las cinco Slytherin, los que estaban en el aire bajaron y los que no, se acercaron.

-¿Qué hacéis aquí? ¿Acaso sois de algún equipo?- Preguntó furiosamente Draco, sabiendo lo obvio y acercándose con aire amenazante.

-Más respeto a tus mayores, Malfoy.- Espetó Astoria, señalando a Brooke y Cassandra. Las dos sonrieron triunfalmente mientras Draco se alejaba enfadado.

-No nos hagáis caso, como si no estuviéramos.- Dijo Brooke, abriendo camino entre los chicos para sentarse en las tribunas.

Al principio, los muchachos estuvieron confusos, pero siguieron las órdenes de la joven y continuaron con su entrenamiento. Mientras, las chicas se fijaban en todos los jugadores, desde el más joven e inexperto hasta el más mayor y todo un as en el Quidditch. No pudieron evitar mirar a Oliver, el capitán del equipo de Gryffindor. Luego vieron la reacción de Brooke y se hicieron las tontas. Y es que ya sabían que Brooke tenía algo con Wood, el colegio entero lo sabía. Y todo gracias a él, que no se molestaba en disimular los tonteos, las miradas y los guiños.

-Oye, sé como miras a Malfoy, y más te vale alejarte de él. Es mi novio.- Susurró altamente Parkinson a Greengrass. La más joven desvió la mirada a otro lado, disimulando su sonrojo.

Al momento, todos los chicos bajaron de las escobas y se pusieron a gritar, pegarse y reírse. Brooke miró el reloj de Astoria y ya habían pasado dos horas, el tiempo corría cuando una estaba a gusto.

-Chicos, estos son los elegidos para el equipo de Ravenclaw: Nathan Hoodchild, Newt Hutton, Yon Min...- Empezó a nombrar una larga lista de jugadores el capitán de Ravenclaw, Evan Wood. El futuro cuñado de Brooke.
Mientras, los demás capitanes hacían los mismo con los de su equipo.

Cuando terminaron, ya era la hora de empezar las clases, y lo primero que tendrían sería Defensa Contra las Artes Oscuras, con el nuevo profesor.

Antes de que Brooke se adentrara en el castillo definitivamente, Oliver gritó su nombre.

-¿Sí? Dime.- Contestó con tono coqueto la nombrada. Él se sonrojó y le pidió que le acompañara. A la chica no le importaba demasiado llegar tarde a DCAO, total, darían lo mismo de todos los años con un aburrido profesor, solo que este seria uno nuevo, como el de todos los años.

La pareja caminó por el césped en silencio, cuando Oliver se paró en frente de ella dedicándole la más intensa de sus miradas.

-Me ha encantado que hayáis venido a vernos a tan tempranas horas.- Rompió el silencio mientras se agachaba en cuclillas al suelo, observando la verdosa hierba, invitándole a hacer lo mismo junto a él. En cambio, ella no hizo lo mismo, solamente afirmó con un movimiento de cabeza. Al ver que ella no contestaba, volvió a hablar.- Oye... La semana que viene jugamos contra tu casa y te pediría que no vinieras.

Al oír aquello, Brooke lo miró incrédula.

-¿Por qué?

-Simplemente no me gustaría que animaras a tu equipo, me entristecería, sabes como me afecta el Quidditch y tal. Pero si me animas a mí, tus amigos no te hablarían. Mejor que no asistas.- Argumentó sin dejar de mirarla a los ojos, esos ojos azules que tanto le conquistaban.

-Me da igual mi casa, ya lo sabes, como si me quedo sola. Vendré a animarte y no creo que a alguien le importe.- Dijo acariciando el cabello corto y castaño del chico.- Bueno, me he perdido ya como media hora de clases, reza para que no me castiguen.

Oliver le dio un beso corto en la mano en forma de despedida y sin dejar de mirarla mientras ella caminaba al castillo. Estaba perdidamente enamorado de ella, desde que se conocieron.

Mientras Brooke subía a la clase de DCAO, recordaba cómo conoció a Wood. Fue el mismo año en el que comenzó en Hogwarts, él se burlaba de ella por su túnica rota, y ella lo odiaba por ello. Pero fue a partir de su tercer año cuando se dio cuenta de los sentimientos de Oliver, cuando él la invitó a su fiesta de cumpleaños. Allí él se le declaró y le dio su primer beso, pero a Brooke no le gustó para nada. Aunque desde ese momento se comprometió a seguir conociendo más aspectos de él. Lo que sabía sin ninguna duda era que estaba obsesionado con el Quidditch, le importaba más ganar un partido que la vida de algún jugador.

La rubia estaba delante del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras y oía risas desde fuera. Pidió permiso para entrar y una voz cálida le dio la bienvenida.

-Ummm... Señorita Kauffman... Me preguntaba dónde se encontraría, aunque alguien ya me ha dicho que estaba con el joven Wood.- El profesor le hablaba directamente mientras ella se sentaba junto a Cassandra, dedicándole una sonrisa hipócrita le propinó un pellizco en el brazo.

-Muchas gracias, "amiga."- Le susurró sin dejar de buscar su varita en algún lugar de su túnica.

-No voy a quitarle ningún punto a su casa, pero se quedará castigada. Para que aprenda que andar por ahí con su pareja no justifica la tardanza.

Se escuchó un "Uuuuuhhh" al fondo, el tonto de Diggory ya volvía a sus antiguas costumbres, molestar a los Slytherin.

-Que te den, Cedric.- Dijo en voz alta Brooke, sin importarle que el profesor la escuchase. Este se volvió serio y el Hufflepuff soltó una pequeña risa.- Genial, el primer día de clases y ya estoy castigada.
Lo último lo susurró y Cassandra le miró arrogante, como casi siempre que hacía cada vez que castigaban a su amiga, ya que a ella nunca lo hacían.

-Castigada hoy y el sábado que viene.- Pronunció fríamente el hombre.

La favorita de Remus Lupin ©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum