27. Abrazo

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LEER ANTES DE EMPEZAR EL CAPÍTULO: Por favor, fíjense muy bien en las fechas al final de cada capítulo, ya que podría confundir mucho si no las lees. :v

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Miro por tercera vez su móvil, nervioso.

¿Alguna vez se sintieron que podrían desmayarse del pánico? Pues así se sentía Alex en este mismo momento. Su pie no paraba de dar leves golpes al pavimento mientras que se comía las uñas de su mano izquierda, y con la otra, miraba incansablemente la hora.

Cualquiera diría que estaría metido en un lío grande, pero en realidad el caso era todo lo contrario, es más, simplemente se encontraría con un amigo, pero debido a las inseguridades del muchacho, no era capaz de pensar en lo feliz que le haría eso.

Su móvil marcaba las 14:00 hs, la hora en la que él y su compañero habían acordado verse en aquella puerta de la cafetería.

Minutos más tarde vio una figura acercarse a su paradero, aunque no lo pudiera ver, Alex sabía de sobra de quien se trataba, aquel compañero que le había provocado algunos problemas con su amigo en sus sueños, aquel que le hizo reír hasta caerse de la cama. Si, señoras y señores, estamos hablando de Frank Garnes.

Por otra parte, Frank caminaba tranquilo hasta el chico que suponía era aquel enano que le volvió el mundo de cabeza. No estaba nervioso ni mucho menos, es más, me atrevería a decir que se lo estaba tomando como si fuera una de sus muchas citas con aquellas chicas fáciles.

Al encontrarse cara a cara, se notaba la diferencia de altura entre los dos jóvenes, pues Frank tuvo que agachar levemente su cabeza, al igual que Alex tuvo que alzarla.

El mayor se tomó un segundo para observar a su amigo, llevaba puesta una camiseta negra de Star Wars y unos jeans casuales, junto con unas deportivas grises. Sin duda para Frank, Alex era el chico más guapo que alguna vez había visto en su vida.

Mientras que Alex, quién ya había visto a su amigo desde lejos, se dedicó a admirarlo mejor desde cerca, vestía una remera azul simple y unos pantalones negros algo ajustados. El menor pensaba que si fuera una tía ya se habría mojado hasta las medias.

Ninguno de los dos decía nada, simplemente se sonreían, Alex, quien minutos antes estaba muerto de miedo, al ver aquellos ojos que lo volvían loco simplemente se relajó y todo alrededor de ellos desapareció, no había nadie más que ellos, solo ellos.

Podrían durar horas así, pero Frank decidió romper el silencio con un, a su parecer, amistoso y molesto saludo.

– Hola pequeñajo – alzó la mano mientras su sonrisa se volvía más grande, si es que podía serlo.

El menor frunció el ceño y lo golpeó en el hombro, fingiendo molestia.

– Pequeñajo el nabo de tu padre, Franka.

El silencio los rodeo otra vez, para terminar riéndose a carcajadas. Sin duda, aquellas dudas e inseguridades que sintieron los dos en un principio habían desaparecido completamente con tan solo una mirada.

– Pues... ¿Qué te parece si entramos y nos tomamos un café, Alexba? – Invitó Frank burlón.

– Pues mientras tú pagues, vale. – Aceptó el menor.

La cafetería era pequeña y acogedora para el gusto de Alex, tres meseros atendían a los clientes con sus respectivos uniformes y dos grandes vidrieras adornaban la pared izquierda del local.

El dúo se sentó en una mesa al azar del local, el cual sus paredes eran color marrón claro haciendo juego con el suelo, que era de madera.

Charlaron de temas triviales mientras esperaban a ser atendidos hasta que una muchacha, rubia, con un rodete y el uniforme de la tienda, que consistía en una remera y un pantalón negros, se acercó hacia ellos con una pequeña libreta donde suponían anotaría sus pedidos.

 – Buenas tardes, bienvenidos a La Cafetería Brown, ¿puedo tomar su pedido? – Habló mecánicamente la rubia, sonriéndole exageradamente a Frank. Cosa que causo algunos pocos celos a Alex, y no necesariamente porque le gustara la rubia.

Antes de que Frank y su sonrisa altanera pudieran contestar, Alex lo interrumpió.

– Si, queremos café y dos medialunas, gracias.

El tono borde de Alex incomodo a la muchacha, haciendo que escribiera en su libreta rápidamente y antes de irse, guiñarle un ojo a Frank. Alex bufó.

– Si estas sobre protector conmigo, puedo decirte, mamá, que no soy un crío – Dijo juguetonamente el mayor dándose cuenta de los celos de su amigo.

– Ya hijo, pero no quiero que me dejes cuarenta niños más regados por el país, con los cuarenta anteriores estoy conforme. –Respondió sonriendo, acordándose de una de sus tantas charlas de WhatsApp.

Minutos después de risas, la misma rubia de antes volvió con el pedido de los chicos, y antes de irse, le dio un papel que contenía para la obviedad de todos, su número de teléfono.

– ¿Sabes? Deberías estar trabajando decentemente en la cafetería en vez de actuar provocativamente y darle tu número de teléfono a completos desconocidos, que podrían ser violadores, aunque claramente a ti no te importaría si te violaran, para eso deberías haber ido a trabajar a un prostíbulo –  Dijo Alex, claramente con celos – Aunque te digo, rubia teñida, que te le acabas de insinuar a un joven casado.

La joven y Frank abrieron los ojos de sorpresa ante el repentino comentario de Alex, aunque al mayor, la situación no le podía resultar más cómica.

La chica, claramente asustada, dirigió su mirada a Frank.

– ¿Eso es cierto?

– Oh lamento decirte que si lo es, y es más, tengo cuarenta hijos, así que te agradecería que te dejaras de insinuar a todo el mundo – Respondió el chico siguiéndole la supuesta "broma" a su amigo.

La rubia despavorida se alejó rápidamente de la mesa dejando a los otros dos chicos riéndose a carcajadas por lo que Frank acababa de decir. Alex, en tono de burla, movió sus caderas exageradamente con una cara deformada, simulando imitar a la rubia, los dos chicos volvieron a reír, esa sería una tarde muy divertida.

La noche se acercaba y la tarde de los jóvenes termino, llegando la hora de despedirse.

– Pues bueno, Garnes, un placer compartir tonterías con usted – Dijo Alex sonriéndole.

– Pues claro chaval, si conmigo siempre se la pasa genial. Apuesto a que con Rubén nunca te has reído así. – Le devolvió el gesto Frank.

Los dos rieron levemente. Alex estaba a punto de darse vuelta y marcharse a su casa cuando Frank agarró la muñeca del menor y rodeó con los brazos su cintura, dándole un cálido abrazo de despedida de parte del mayor. Sin dudar correspondió al abrazo rodeando sus brazos alrededor del cuello de Frank.

– Gracias por aceptar, Alex, enserio quería conocerte – Murmuró el mayor, causándole un revuelo en el estómago al más bajo.

Ninguno de los dos quería que ese abrazo terminara nunca, pero, sin embargo, tuvieron que separarse y volver a sus casas.

Sin duda ese día había sido el mejor de sus días, y se volvería a repetir.

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Al fin se conocieron ;-;

¡VOY A LLORAR! 

O SEA, ¿HACE CUANDO QUE ESTAMOS AVANZANDO TAN RÁPIDO? SHORO

SEAN FELICES CON EL CAPÍTULO, PORQUE YO LO SOY ;U;

Perdonen por todos los errores, apenas estoy aprendiendo a escribir así ;-;

~ Retrasada Mental ~ :3

PD: Editando, editando, editando :v

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