70. Final

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Aquel alto noruego corría por el pasillo demasiado nervioso, aún faltaban cosas por hacer, como recibir a los invitados, pero era más desesperante que se haya llevado la corbata de Alex sin querer, estaba seguro de que el menor quería matarlo.

Entró a la sala, donde unas chicas en hermosos vestidos azules y tacones blancos trataban de calmar a un Alex muy nervioso, se encontraba vestido con traje blanco, pero le faltaba la corbata negra, que sin querer, su noruego amigo se había llevado.

En cuanto lo vio le pegó con el puño cerrado en el abrazo, haciendo que el más alto se sobara el brazo con una mueca de dolor.

- Entiendo que estés en tus días, ¿pero era necesario golpearme? – Alex lo golpeó otra vez. - ¡AUCH! ¡Está bien, está bien, ten tu maldita corbata, tengo que ir a recibir a todos!

El castaño iba a salir cuando su amigo lo agarró del brazo. El otro se dio vuelta y notó el nerviosismo del menor.

- Alex, cálmate, no vas a parir, vas a casarte, y todo va a salir bien, porque yo lo digo, y si yo lo digo es porque va a salir bien. – Le dedicó la mejor sonrisa que tuvo, y cuando notó que se había calmado un poco, salió del cuarto.

En el camino se encontró a su dulce novio, que estaba preparando las mesas del salón para la fiesta. Las paredes eran color crema y el piso de baldosas blancas, y había, por lo menos, veinte mesas con manteles rojos y siete sillas, con un suvenir en medio, todo estaba saliendo como lo planeado.

Besó a Mangel y se dirigió ahora hasta el lado por donde estaba Frank.

En cuanto abrió la puerta, las únicas personas que vio allí, eran Guillermo, que se estaba partiendo de risa, Luzu, que tenía una bolsa de condones en la mano y una mirada burlona, Samuel, que al parecer estaba por decirle algo al prometido y Frank, quien se notaba demasiado, demasiado nervioso, podría decirse hasta más que Alex.

En cuanto Rubén entró, todos se callaron y lo miraron.

- Bien – Comenzó el noruego, dirigiéndose hacia Frank. - ¿Nervioso, Frank?

- Noo, obviamente no, es más, me podría tomar un juguito mientras me caso – Contestó sarcásticamente el otro. - ¡OBVIAMENTE ESTOY NERVIOSO!

- ¡Bueno ya cálmate, maldita diva!

Rubén intercambió miradas por unos segundos con Samuel y los dos sonrieron, y volvieron hacia Frank.

- Frank – Empezó Samuel, sonriendo. – Estamos felices de que vayas a hacer una vida con nuestro amigo, y esperamos que lo hagas muy feliz.

- Pero, - le siguió el noruego – si alguna vez lo haces llorar

- Te arrancaremos parte por parte hasta que te disculpes con él. – Terminó el otro, haciendo que Frank se asustara más.

Hubo dos segundos de silencio, para que después los dos amenazantes se echen a reír y abracen al prometido de su amigo.

- Lo que dijimos es verdad – susurró Samuel, bastante serio de lo que solía ser, para luego separarse del abrazo. – Bien, voy a ayudar a Mangel, ¿vamos, chiqui?

Guillermo asintió y los dos se fueron hacia el salón.

- Bien – Concluyó Rubén. – Voy a recibir a los invitados, Frank, deja de sudar que ya parece que estamos en un mar. Luzu, cuídalo, y si, Lana esta con Alex, así que don't worry child.

***

Ya todos los invitados se habían sentado, y Frank estaba mirándolos a todos, muy nervioso, además, se preguntaba como cojones es que Rubén había encontrado a un cura que no criticara el casamiento gay.

Sentía sus manos sudar, y hasta podría jurar que el traje le había empezado a apretar.

Tenía miedo, había que admitirlo, ¿y si algo salía mal? ¿Y si Alex se arrepentía y lo dejaba allí plantado? ¿Y si alguien quiere separarlos? El chico solo decidió quedarse, y que la suerte lo ayude a no desmayarse en medio de la ceremonia.

Minutos después, entra Alex, del brazo de su madre, se le notaba que estaba demasiado nervioso, pero aun así sonreía.

Por un momento, Frank olvidó aquel temor de que algo saliera mal, la persona frente a él se veía perfecta y con tan solo pensar que sería su esposo por el resto de sus días, lo alejó de todo sus problemas.

Los dos se miraron y en cuestión de segundos ya estaban metidos en su propio mundo, apenas escuchaban las palabras del cura.

- Y tú, Frank Garnes, ¿quieres recibir a Alejandro Bravo, como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo, hasta que la muerte los separe? – Se escucharon las palabras del cura.

- Y más que eso. – Sonrío Frank a su prometido.

Lo único que los dos podrían haber llegado a decir en todo ese tiempo fue algo de lo que sabían no se arrepentirían, y algo de lo que estaban orgullosos de hacer, siempre.

"Acepto"

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Ay, que lindis mindis *u*

Los amo, basta, que lindos.

Y los amo a ustedes, por hacerme reír con sus comentarios, y darme sus votos cuando tal vez el capítulo era tan malo que ni los merecía :'v

Y amo que subir esto a Wattpad, me dé ganas de escribir más y subir todo acá, porque, Dios, jamás pensé tener tanta aceptación en una página, los amo :'v

Ustedes son la cerecita de mi pastel ;u;

Sin ustedes esto no sería nada TuT

En un rato el epílogo, y mañana el final alternativo, vai c:

Los amo x28837484758975

~ Retrasada Mental ~ :3

 

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