Capítulo siete: Un nuevo miembro en la residencia.

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Acabé durmiéndome más temprano de lo que debía y por eso al día siguiente no me costó nada levantarme para volver a ir a clase. Me vestí un poco más informal al observar que las demás chicas no iban vestidas como si fuese una entrevista de trabajo, así que me bastó con una blusa y unos simples tejanos. Cogí mi queridísima chaqueta tejana por si refrescaba pero todavía se notaba el calor del verano en el ambiente.

Esta vez fui más relajada. Desayuné sola y esperé a Alec en la entrada del campus veinte minutos antes de que el timbre sonara para dar paso a la primera clase. Estaba de los nervios a pesar de que ya había conocido la universidad.

Alec apareció por la puerta con una sonrisa energética para empezar el día con ganas. Caminamos por las calles que ya habían personas con prisas para llegar a su trabajo. Entramos a clase y no éramos los únicos que se encontraban ya allí, Axel era uno de ellos. Estaba sentado encima de una mesa y charlaba animosamente con dos chicas. Una tenia rasgos orientales y la segunda era pelirroja. Nos acercamos a él como si fuésemos conocidos de toda la vida y nos saludamos.

Las chicas eran Mei Ling , la joven oriental nacida en China y Hiba que a pesar del origen de su nombre, ella era de la ciudad de Bellingham. Tocó el timbre que anunciaba el comienzo de las clases y hubo un gran movimiento de gente para sentarse en el sitio que les correspondía.

Preparé un folio en blanco de cuadros y mi estuche con lo imprescindible, bolígrafos de diferentes colores y rotuladores fosforescentes para tomar nota de las clases. Mientras hacía todo eso escuché como se abría la puerta y los pasos del profesor al caminar hacia el interior del aula.

Levanté la vista cuando estuve preparada y solté un grito ahogado cuando advertí que fue William quien acababa de entrar. No podía ser él. Imposible. Me mordí las uñas nerviosa mientras revisaba el horario. Nos tocaba anatomía. Mierda. Fue entonces cuando recordé nuestra primera conversación.

Yo iba cargada con las maletas y fue él quien me indicó el camino, se presentó como el coordinador del pasillo y luego comentó algo de anatomía pero como deseaba deshacerme de todos aquellos bultos, dejé de escuchar sus palabras.

Supliqué que no se fijara en mí, pero no fue así. Comenzó a pasar lista para ir conociendo a los nuevos estudiantes. Crucé mis dedos y cerré los ojos con fuerza.

-Bleu Neville- alzó la cabeza del folio y me buscó por la sala logrando localizarme.

-Sí -contesté con una sonrisa como si aquella tarde no hubiese ocurrido jamás.

Siguió pasando lista hasta finalizar la lista y dio paso a comenzar la clase presentándose primero.

Como profesor no era el mejor. Yo misma había tenido profesores que explicaban el temario como si su vida dependiera de eso. Supuse que no llevaba tanto tiempo enseñando ya que tampoco era demasiado mayor.

Al finalizar la clase, todos nos dispersamos formando grupos. Charlé con mis amigos para evitar que William se acercase. Dudé en que no sería capaz de dejar al aire cualquier detalle sobre nuestro encuentro y sobre algo que tal vez pueda pasar en un futuro (ojalá no muy lejano).

***

La hora de comer se acercaba y mi barriga ya lo sabía. Se podían escuchar los rugidos de mi estómago y Alec, sin otra cosa mejor que hacer, se dedicó a reírse de ello por lo bajo para que no el profesor no le regañase. Por eso se llevó un buen codazo en el costado pero me arrepentí de haberlo hecho por las siguientes quejas de dolor. ¿Enserio que no se podía callar?

Por fin sonó el timbre y salimos del aula como una manada desesperada de ñus por huir de unos leones (sí, El Rey León marcó mi infancia), pero en este caso nosotros perseguíamos el comedor. Menos mal que éste no podía escabullirse de nosotros.

La aventura universitaria de BleuWhere stories live. Discover now