Querido Diario: Parte 3/3

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Terminó las clases y todos se fueron con normalidad. Yo decidí quedarme un buen rato más, al menos hasta que me boten de aquí.

-¿Por qué hiciste eso?-escucho que alguien le grita a Alexander, me tapo la cara así que no sé quien dice eso, pero parece ser una voz masculina

-Ya deja de meterte en mi vida-le responde igual de molesto.

-¿Quién te entiende?, no decías que querías a la loca esquizofrenica de Andrea.

-No la llames así.

-Es la verdad, todos lo saben, no cambies el tema y responde.

-No tengo que dar explicaciones ni a ti ni a nadie, muchos menos a Andrea, te odio.

-Sabes lo que yo daría por decir lo mismo

-Lo sé, pero solo hay una persona que merece una explicación.

-Así parece, pero Andrea y yo necesitamos una.

-¡¡Qué no tengo que dar explicaciones a nadie!!, Andrea me pedido así como tú una explicación, pero estoy cansado, no quiero saber nada de ustedes dos. Los odio.

-A mí por supuesto que lo haces y siempre ha sido así , pero nadie olvida a alguien que ha querido por años así sin más, me duele decirlo, pero sé que aun la quieres.

-Lárgate

-Solo lo afirmas, adiós

-Solo vete

Cuando escuché que cerraron la puerta muy fuerte, levanté mi mirada a saber quien era y cuando lo supe solo me confundí más. Era Álvaro, pude verlo a través de la ventana del aula que mostraba el pasillo.

Sin más decido recoger mi mochila he irme, me dirijo hacia la puerta del aula pero alguien sostiene mi mano, es más que obvio quien es.

-Esa eres tú-me dice sin soltarme

-Yo ¿qué?-digo quitando su mano de mi muñeca

-Tu eres la única que necesita una explicación

-No la necesito porque no la quiero

-Entonces, por favor perdóname por besarte, seguro lo hice mal, no me lo perdonaría si te robé tu primer beso y no lo haz hecho con la persona que quieres, créeme sé como se siente eso. No sé en qué estaba pensando en ese momento para usarte para conquistar a alguien, siento que te puse en una situación en la que te obligué a hacer algo que no querías y lo siento mucho-me suplica.

Cada cosa, cada palabra que dices, no es verdad. No puedo evitarlo, rompo en llanto, y caigo arrodillada al suelo tapándome la cara con mis manos

-Yanira, ¿qué te pasa?-me dice suavemente tratando de verme la cara-¿dije algo malo?

-No me duele que me hayas besado, o en que me uses, recuerda que fue mi idea-dije con la voz entrecortada y sacando mi cabeza de mis manos-me duele que te disculpes.

-¿Por qué no lo haría? si es lo menos que puedo hacer-me dice y sostiene mi mentón para que lo vea a la cara

-Tú me g... me g... te qu...-intento decir lo que siento en esos momentos pero tanto mis hipos por llorar tanto como mi patética cobardía me lo impiden decirlo-me tengo *hip* que ir-digo y velozmente agarro mi mochila y me voy del aula, me espera una gran charla de porqué llegue tarde a la casa de parte de mi madre. Ella está muy mal, no debo atormentarla con mis patéticos problemas.

Después de eso pasan varios días desde que vuelvo a hablar con él, los días se hacen semanas y finalmente meses, no me dan ganas de escribir cosas que no tengan que ver con Alexander, no me dan ganas de ir a la escuela si ni siquiera puedo verlo, no quiero respirar si no sé que él lo hace, soy realmente estúpida.

Todo transcurría normal, aparentemente claro, yo en el fondo quiero romper en llanto, pero no pienso volver a llorar, y las pocas veces en que me fijo en los demás noté algo muy extraño. Es normal que la gente este pegada a su celular o algunos que traen laptop, pero parece que todos están así por una misma causa, no podría importarme menos ajaja.

-Vaya, hola Yanira, veo que eres la única que no está comentando o viendo lo que acaba de pasar-me saca de mis pensamientos esa chica de canas teñidas y pupilentes zafiro.

-No, claro que no, poco o nada me importa y si no te has dado cuenta ya es hora de entrar a clases-digo sin prestarle mucho atención

-Todavía falta media hora y además creo sí tienes razón no es algo que te pueda interesar-de repente suena su celular, le llegó un mensaje, toma su celular y al ver aquel mensaje sonríe de oreja a oreja-vaya, no se han olvidado de mí, me lo han enviado, no sé tú pero esto me llama mucho la atención-la veo como ve aquel mensaje y su sonrisa desaparece lentamente a una reacción preocupante, ya estaba por irme cuando ella me jala de mi mochila-todavía no los has visto, ¿verdad?-me dice con voz apenas audible y sin salir de su asombro

-Obvio que no, nadie sabe mi número de teléfono-respondo molesta por no dejarme ir.

-Por favor no lo veas, nadie sabe mi número tampoco pero sin embargo me lo enviaron por WhatsApp, es muy probable que como sea averigüen el tuyo solo para enviártelo, no te gustará nada

-Sí me lo envían lo veré si me da la gana, si no me lo envían no me importa, no es la gran cosa adiós

-Tus ojos brillan mucho desde la última vez que hablamos, te gusta alguien, te gusta Alexander, eso es muy obvio, el vídeo tiene que ver con él y es mejor que no lo veas

-No lo haré. si es así-digo decaída-y no me gusta nadie para que lo sepas

-Esa es mi chica, y por supuesto que sí, bueno adiós.

Dije eso solo para que me dejara en paz. Y efectivamente me enviaron el vídeo, pero fui la última supongo porque me lo envían cuando ya era hora de salida. Curiosamente Alexander y Álvaro faltaron a clases. Lo veo de camino a casa, el que tenga que ver con él, solo hizo que me llamará la atención.

No mencionaré lo que vi, solo diré que esos 5 minutos con 37 segundos destruyeron mi vida, y que Alexander y el otro chico Álvaro no eran lo que yo creí, se gustan.

Si este diario se ha convertido en la razón de mi pena y frustración, no escribiré más aquí, he aquí mis últimas lineas. Las más sinceras, pero las patéticas.

Me cambié de escuela, me cambié el color de mi pelo, cambie mi personalidad, cambié mi nombre, cambié mis metas, mi motivo para vivir, pero a pesar de los años, nunca ha cambiado algo, lo que daría por cambiar esa única cosa.

TE AMO ALEXANDER.

Y ODIO HACERLO.

ERROR (Pausada)Where stories live. Discover now