Primera misión

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- ¡¡Luuuuucy!! - me despertó el pequeño exceed saltando en la cama.

- ¡Lector dejala dormir! - se escuchaba a Sting desde lejos intentando calmar al pequeño.

- Buenos días - dije estirando mis brazos y aprovechando para atraparlo en un abrazo seguido de cosquillas.

- ¡¡¡Aaaah!!! ¡Socorro! - no paraba de pedir ayuda y reirse.

Decidí dejarle y seguirlo hasta el salón que estaba conectado con la cocina donde se podía ver a Sting haciendo el desayuno.

- ¿Como puedes dormir tanto marmota? - dijo mientras me dejaba una taza de café enfrente mía.

- No me digas eso... - tomé un poco de café.

- ¿Sting puedo ir hoy al gremio con vosotros? - preguntaba un Lector muy entusiasmado.

- No Lector, tengo muchas cosas que hacer y no puedo estar vigilandote - le respondió sirviendole una tostada.

- No seas malo Sting... yo lo cuidaré - le miré con cara de niña buena y no tuvo más remedio que ceder.

De camino al gremio vi como todas las chicas por la calle no le quitaban el ojo de encima, sé que llama mucho la atención porque es guapo y eso pero tampoco es para tanto, es como si estuvieran viendo a alguien famoso o algo parecido.

Al llegar Yukino me recibió con un abrazo que casi me corta la circulación.
Lector fue a la barra a comer algo así que me quede a hablar con ella.

- ¿¿Como has dormido Lucyy?? - creo que esa era una pregunta trampa.

- Pues muy bien, ¿Y tú? - respondí con una sonrisa.

- No ha... pasadoo.. ¿Nada? - preguntó confusa.

- ¿A qué te refieres? - me estaba poniendo nerviosa, no entiendo por donde van los tiros.

- No sé... esque has dormido en casa de Sting pensé que... - la interrumpi.

- ¿Pensabas que me había acostado con el o algo así? - empecé a reirme y Yukino no paraba de mirarme con cara rara.

- Bueno teniendo en cuenta que es el mago más popular que ha salido en el Hechicero Semanal... aparte Sting es bastante mujeriego, me extraña que no intentara nada contigo - dijo la albina confusa.

¿Sting ha salido en la revista de el Hechicero Semanal?
Con razón todas las chicas lo miran tanto...
¿Le extrañaba que no intentara nada conmigo? ¿Acaso no soy su tipo?

Me dispuse a ir al tablón de misiones, el maestro me dijo que podría hacer alguna aunque fuera de otro gremio, solo tenía que acompañarme alguien de Sabertooth.
Cogí una que pintaba bien:

Tenía que proteger a una pequeña niña de una familia muy rica del reino mientras sus padres estaban de viaje de negocios.

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- ¿¿Qué?? ¿¿Hacer de canguros?? - decía Sting mientras me miraba sentado en su despacho.

- Oh venga por favor, quiero hacer esta misión y necesito a alguien que me acompañe.

- Habla con Yukino, que te acompañe ella - seguía firmando documentos, se le daba genial pasar de mí.

Alzó la vista hacia mí un segundo y aproveché para hacer pucheros.

- Tskk... está bien, para de hacerte la niña chica - dijo levantandose de su silla - le pediré a Rufus que me sustituya este tiempo.

¡Por fin podía hacer una misión!
Fui corriendo hacia Sting y le di un abrazo.

- ¡Muchas gracias de verdad! Te debo una - dije apretándole más fuerte.

- Está bien, ya me lo pagarás con otro tipo de favores... - dijo susurrandolo.

Me separé rápidamente de el.

- Eres un pervertido - le aclaré con cara seria mientras bajaba las escaleras del gremio y escuchaba la risa de Sting.

Me senté en una mesa para hablar un rato con Lector y al poco tiempo nos fuimos a casa para preparar las maletas.

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Ya estabamos en la estación, eran las 17:13 faltaban dos minutos para que pasara el tren.
Hace un día de verano precioso, hay una brisa agradable, el cielo está despejado, el sol es genial y Sting está llorando en el suelo.

- Sting-kun ¿Por qué lloras? - Lector lo abrazaba para consolarlo.

- T-tengo que subir al tren... - me miraba con cara de pena para que de alguna manera tratase de ayudarlo.

Ya era la hora, cuesta bastante tratar de meter a este chico en el tren, de verdad.

Habían cuatro asientos, yo me senté enfrente de ellos dos y puse mi bolso en el asiento de mi lado para evitar que alguien más se sentara... odio que se ponga gente cerca.

Sting estaba muy mareado pero cada vez que pasaba una chica guapa por nuestro vagón se hacía el fuerte y duro e intentaba poner pose seductora para no quedar mal.

Obviamente daba pena.

- ¿Nos quedaremos en un hotel o en la casa del cliente? - preguntó Lector, no sé como no lo había pensado antes.

- La verdad que no nos han dicho nada de eso, pero supongo que si hay que cuidar de la niña serán las 24h, a sí que nos quedaremos allí lo más seguro - o eso espero, porque no tengo casi nada de dinero - Sting a ti no te han dich... - al mirar hacia él, que estaba frente a mi, me di cuenta de que se había quedado dormido.

Supongo que así mejor, no se tiraría todo el camino quejandose.
Llevábamos un rato jugando al veo veo Lector y yo, hasta que al final el pequeño también se durmió.

Sting cuando duerme es... no sé describirlo, es perfecto.
Es como si estuviera hecho a medida, todo en el es increíble.




En busca de inspiración [Stinglu]Onde histórias criam vida. Descubra agora