Última noche

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Eran las diez y cuarto de la mañana.

Sting me abrazaba mientras dormía.

Tenía que levantarme ya para recoger la ropa y hacer las maletas de vuelta a Saber.

Intenté salir de la cama pero el brazo de Sting parecía hacer fuerza, a sí que no había manera de salir.

Me giré y lo vi despierto.

Tenía los ojos medio abiertos y una sonrisa en la cara.

- ¿A donde vas rubia? No te vas a escapar — soltó una pequeña risita — por cierto, buenos días — levantó un poco su cuerpo apoyándose en su brazo y me besó.

No creo que me acostumbre a esto, me puse roja.

- Buenos días, levantate ya anda — quería salir de la cama tapada, a sí que cogí toda la sábana y me la llevé dejándolo a él sin nada.

- O-Oye... ¿me vas a dejar así? — no paraba de reírse, todo le parecía gracioso a este chico.

Yo no quería girarme para verlo, no quería ponerme más nerviosa y colorada.

Salí del cuarto sin hacer mucho ruido y me dirigí al mio donde dormía también Lector.
Menos mal que éste no se despierta fácilmente a si que aproveché para meterme en la ducha y dejé caer él agua sobre mi durante un buen rato.

No paraba de pensar en lo que pasó con Sting, todavía no lo asimilaba. Por otra parte en mi cabeza también rondaba la mayor parte del tiempo Fairy Tail, los echaba de menos.

Al salir de la ducha me acomodé el pelo y me vestí.

- ¡Lucy nos vamos! — Lector me gritó mientras yo salía del baño.

- Lo sé, lo sé — estaba muy emocionado.

Al terminar con las maletas bajamos a la recepción del hotel para pagar la noche de más que nos quedamos.

Salimos de allí y pusimos rumbo al tren.

Al subir ya se veía a Sting muy angustiado.
Pero no tardó en quedarse dormido y no enterarse del viaje.

Al fin llegamos a Sabertooth.

- ¡Ya estamos aquí! — entró Lector eufórico por la emoción.

- ¡Hola chicos! — gritaron la gran mayoría del gremio.

- Sting, ya se te echaba en falta al cargo de todo — dijo Rufus acercándose a él para saludarlo.

- ¿Ha ido todo bien? — preguntó el rubio.

- Sí , no han habido problemas, de hecho ha vuelto Rogue.

¿Cómo? ¿Ya?

- Ah genial, ahora iremos a casa a verle — se giró — Lector, rubia, esperadme aquí un segundo.

- ¡Sí! — gritamos al unísono.

Mientras que Sting se dirigía a su despacho para ponerse al día, Lector y yo nos quedamos hablando con Yukino.

- ¿Cómo os fue la misión? — nos sonreía la albina.

- ¡Genial! Hemos hecho muchas cosas y me lo pasé muy bien — él pequeño exceed desprendía una alegría impresionante.

- Vaya, me alegro mucho Lector — Yukino le acarició la cabeza — ¿Y tú qué Lucy? ¿Cómo te lo has pasado? — me puse un poco nerviosa.

No quería contarle nada a Yukino, ni a ella ni a nadie.

- Pues genial, la niña que teníamos que cuidar era un encanto — le respondí con una sonrisa.

Estuvimos hablando cinco minutos más en los cuales me contó todo lo que había pasado en nuestra ausencia en Sabertooth.

En busca de inspiración [Stinglu]Kde žijí příběhy. Začni objevovat