Abyss: Connor

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-Connor, ¿puedes venir un momento?

   Connor miró a Tayler por encima de las gafas. Le sorprendió su tono de voz, algo nervioso.

-¿Qué pasa?-preguntó.

   Tayler le hizo una seña con la mano para que lo siguiera. Connor se apartó de la camilla de Damian Astori y salió al pasillo dejándolo al cuidado del enfermero. Una hora antes había dejado a Jean en el despacho, como el día anterior, para que estudiase un rato antes de ir a trabajar a la librería.

   Se sorprendió aún más al ver que Tayler lo llevaba al depósito.

-¿Me vas a explicar ya qué pasa?-preguntó, impaciente.

-Prefiero que lo veas tú mismo-replicó el otro.

   Lo siguió hasta dentro del depósito de cadáveres y dejó que Tayler maniobrara sin decirle nada más.

   No supo por qué, pero no le sorprendió que Tayler abriese uno de los cubículos que contenían los cuerpos de “los tatuados”.

   Se acercó a la camilla, y Tayler apartó la sábana, que dejó descubierto el cuerpo de una mujer joven.

   Connor le miró en primer lugar el rostro, y en el primer vistazo no apreció nada. Unos segundos después, sin embargo, lo comprendió.

-Estaba completando el informe del último fallecido cuando me ha… entrado la curiosidad-empezó a decir Tayler-. Quería estudiar las marcas, pero…

   Connor asintió. Alzó una mano y acarició el esternón de la joven.

   Las marcas se estaban borrando. Apenas se distinguían unos leves trazos oscuros en la piel de la muchacha.

-Si se tratasen de tatuajes hechos con tinta normal no tendrían por qué borrarse-murmuró Connor, pensativo-. Esos tatuajes como mucho pueden perder coloración después de varios años de haberse hecho. Pero no desaparecer de esta manera.

-Quizá fuese gena…-aventuró Tayler.

-No me pareció-replicó Connor.

   Su mente estaba trabajando a mil por hora. Los análisis que le habían practicado a Damian Astori rondaron por su cabeza, pero apenas pudo pensar en nada más cuando sonó el móvil que llevaba en el bolsillo. Pensó en un primer momento en Jean, y ni siquiera miró el número.

-Dime-respondió.

-¿Connor?-era la voz del enfermero que había dejado con Damian, y parecía muy nervioso-Astori ha despertado otra vez, pero de manera diferente a las otras, está intentando hablar, y aunque no deja que nos acerquemos, no tiene esos ataques violentos que…

-Espera un momento, voy para allá-le cortó Connor, que llevaba ya un rato caminando, casi corriendo, hacia los ascensores-. No dejéis que se haga daño. Intentad que esté tranquilo hasta que yo llegue.

   Colgó el teléfono.

   Un par de minutos después se encontraba frente a la puerta de Damian, e intentaba recuperar una respiración normal.

   Abrió la puerta de la habitación lentamente, pero entró con paso decidido. Cerró la puerta detrás de él mientras observaba la estancia.

   Damian se encontraba medio recostado en la camilla, pero parecía haber tenido la suficiente fuerza para incorporarse unos centímetros él sólo.

   Esa fue una de las cosas que lo sorprendió en primer lugar.

   Se suponía que el muchacho no era capaz aún de poder hacer algo así.

   Después captó la mirada iracunda del joven hacia los enfermeros que habían acudido a ayudar y que apenas se acercaban a él, supuso que debido a sus propios consejos.   

   Damian jadeó entonces y dijo un par de palabras que Connor no pudo entender. El joven sudaba y hacía gestos de dolor.

-Está bien, todos fuera-dijo Connor entonces, abriendo la puerta-. Hay demasiada gente aquí.

-Pero, ¿estás seguro?-preguntó uno de los enfermeros.

-No os preocupéis-replicó Connor-. Salid.

   Salieron todos y Connor volvió a cerrar la puerta.

   Se quedó un instante junto a ella.

   Damian no le quitaba la mirada de encima. Más parecía un animal que un ser humano.

   Se acercó lentamente a la camilla, y se detuvo a una distancia prudente.

-¿Me reconoces?-le preguntó al chico.

   Damian hizo un gesto extraño con los ojos. Casi parecía que escuchar la voz del médico le desagradase mucho.

-¿Puedes entenderme?

   Connor hablaba despacio y claro. En un primer lugar no creyó que Damian pudiese entender lo que decía, ya que una parte de su cerebro estaba muy dañada y necesitaba rehabilitarse. Por supuesto, tampoco esperaba que el chico pudiese hablar con claridad. También estaba la posibilidad de que el chico hablase italiano y no inglés, pero sabía por Jean que Damian hablaba la lengua de manera fluida.

   Damian volvió a guiñar los ojos y se apartó, estrechándose contra la almohada. Ese movimiento volvió a pillar desprevenido a Connor, que sabía que no era posible algo así. Masculló de nuevo algo entre gruñidos y quejidos dolorosos.

-Tranquilo-le dijo Connor, entonando su voz más suave y persuasiva-. Escúchame. Si me entiendes, parpadea. Parpadea dos veces. ¿Entiendes?

   Damian tardó en centrar su atención en Connor. Por su mirada, el médico imaginó que no debía verle bien. Quizá sólo era capaz de distinguir el color blanquecino de la bata.

   Pero lo hizo. Parpadeó dos veces, seguidas, de forma clara, de manera que Connor no pudiese tener ninguna duda.

-¿Puedes hacerlo otra vez?

   Un par de segundos después, Damian repitió el movimiento. No parecía gustarle.

   Connor se quedó un instante sin habla. En realidad, no estaba muy seguro de lo que estaba pasando.

-¿Damian?-murmuró-¿Damian Astori?

Abyss: The humanOnde histórias criam vida. Descubra agora