Salí del baño después de ducharme y me cambié en mi habitación. Unos minutos después, cuando aún intentaba tranquilizarme para poder dormir un poco, alguien llamó a la habitación. Me llamé estúpida al no pensar que era Carey al instante.
Abrí la puerta. Ella me tendía su móvil.
-April ha estado llamando a mi móvil cada diez minutos-me dijo-. No dejaba de preguntar por ti, y creo que pensaba que te podía haber pasado algo, porque estaba muy nerviosa...
-¿Puedo llamarla?
-Sí, claro...
Cogí su móvil y ella dijo algo sobre una cena, volviéndose después para desaparecer por el pasillo.
Miré las llamadas del número de April. Me había llamado más de treinta veces.
Marqué el número, y lo cogió al instante.
-¿Carey?-preguntó-¿Ha vuelto Jean?
-April, soy yo-le dije.
-¡Jean! ¡Menudo susto me has dado!-suspiró-Creí que... ¡Yo que sé! ¡Me hiciste imaginar cosas horribles con... ¡ ¿Qué se suponía que querías decir con todo eso? ¡Ni se te ocurra hacer...!
-No voy a hacer nada, April-dije.
Era cierto. El plan de huida había desaparecido de mi cabeza después de saber que Damian había despertado. Necesitaba saber qué iba a pasar con él a partir de ese momento.
-Escúchame-le pedí-. Mañana no voy a poder ir a recogerte...
-¿Qué? ¿Y eso por qué? Jean, me estás asustando...
-No es por nada malo-le aseguré-. April, ha pasado algo...
-¿Algo? ¿Qué?
-Algo bueno.
Escuché a April mascullar por lo bajo, y parecía que le faltaba el aire cuando volvió a hablar.
-¿Me lo vas a contar?
Quería hacerlo. Una parte de mí deseaba gritar a los cuatro vientos que Damian estaba vivo. Pero sabía que no debía hacerlo. Connor me lo había pedido.
Tardé tanto tiempo en contestar, que April lo tomó como una negativa.
-Está bien, como quieras.
Hubo un largo silencio que ninguna de las dos supimos llenar.
-Bueno... ¿estarás el viernes en casa de Scott?
Aquella pregunta me permitió darme cuenta de que April sabía que no iba a regresar a clase. Si había alguna forma de recompensarla por aquél susto, ir a casa de Scott me parecía la mejor.
-Estaré.
-Nada de trampas, Jean-me advitrió.
-No habrá trampas-le aseguré-. Te juro que estaré allí.
-Bien...-musitó-. Entonces, nos vemos el viernes.
-Nos vemos el viernes.
-Adiós, Jean.
-Adiós...
-¡Oye!
Escuché su exclamación segundos apenas antes de colgar.
-¿Sí?
Tardó en responder.
-No te lo hubiese perdonado-la escuché susurrar al otro lado-. ¿Entiendes?
Sonreí para mí. Sabía que aquello podía haber sido bueno para ella, y todavía no entendía por qué me apreciaba tanto, pero era un hecho, algo que en realidad, no necesitaba preguntarse.
-Lo sé-le respondí.
-Hasta el viernes.
Colgué. Bajé las escaleras y fui hasta la cocina. Carey estaba calentando unos espaguetis que no recordaba haber probado.
-Gracias-dije, devolviéndole el teléfono.
Ella lo cogió y siguió a lo suyo. Ya iba a salir de la cocina, cuando me habló.
-Ha llegado un paquete para ti. Está en la mesita de la entrada.
Aquello me cogió por sorpresa. Fui hasta el vestíbulo y cogí el pequeño paquete. Tenía pegada una gran etiqueta donde ponía "Jean Cade", escrito a máquina.
Subí de nuevo las escaleras y fui hasta mi habitación.
Pero estaba tan cansada que no abrí el paquete.
Lo dejé sobre la mesilla de noche, y me senté en la cama.
Me dolía la cabeza.
Creí que los nervios no me dejarían dormir, pero me equivocaba. Había llevado a mi cuerpo a un extremo exagerado, agotándolo hasta el punto de que nada más acostarme, las extremidades dejaron de responderme. La ducha caliente no había hecho más que ayudar a aquél agradable sopor.
Nada más cerrar los ojos, perdí el contacto con lo exterior, y mi mente se hundió en el sueño, no en las pesadillas, ni en los sobresaltos.
No hubo gritos, ni llantos, ni dolor. Sólo descanso.
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Abyss: The human
RomanceJean se rinde, y decide terminar con todo. Al mismo tiempo, Damian lucha por sobrevivir. Dos almas completamente opuestas que encuentran en la otra el aliento para seguir adelante en un mundo que detestan, y que no llegan a comprender.